Camino a mayo

Nona I. Vilariño MI BITÁCORA

FERROL CIUDAD

15 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Agosto siempre me parece corto. Se desliza con la rapidez que le atribuimos al paso del tiempo después de momentos entrañables que se vuelven fugaces, porque tememos que llegue la despedida de quienes, ausentes por obligación, nos regalan días de disfrute y emociones robadas por las circunstancias que, en los últimos años, han obligado a reducir los ansiados encuentros veraniegos, en los que la vida se ilumina con las miradas familiares y el calor de los abrazos. Pero este agosto vuela. Porque temo que llegue el otoño. Un otoño complicado. Por obvias razones económicas, pero, también, por la prematura campaña electoral, que, en lugar de ocuparse de los duros momentos que están viviendo millones de ciudadanos con angustia e incertidumbre económica, nos golpeará sin consideración con proclamas que no se centrarán en los cotidianos problemas de los ferrolanos, huérfanos de gestión política eficaz y de actuaciones que traigan vida a una ciudad y un entorno necesitado de (son solo dos ejemplos) optimizar los recursos culturales y el patrimonio; un urbanismo imaginativo y adaptado a las necesidades de habitantes y emprendedores que elegirían Ferrol si hubiese un proyecto compartido y creíble, elaborado e impulsado desde la gestión propia.

Las elecciones de mayo serán para elegir alcalde, cuyo trabajo deberá ser el de un artesano que, con mimo, cuide del bienestar de sus vecinos. Que incluye belleza en el espacio, eficacia de los servicios y apertura de la institución municipal a los vecinos que soliciten atención. Y, además, priorice los recursos con lealtad a los ciudadanos y, en beneficio de ellos, sin someterse a los intereses y directrices partidistas.