Ferrol levanta cabeza

Andrés Vellón Graña
Andrés Vellón LA GÁRGOLA

FERROL CIUDAD

Vista de una navegación conjunta de las cinco fragatas F-100 y el Juan Carlos I, todos buques salidos de Navantia Ferrol.
Vista de una navegación conjunta de las cinco fragatas F-100 y el Juan Carlos I, todos buques salidos de Navantia Ferrol. armada

01 nov 2022 . Actualizado a las 10:12 h.

Ferrol levanta al fin cabeza. Y la comarca, también. Ni se atan los perros con longanizas ni faltan carencias que urge resolver. Pero el panorama ha dado un giro para bien. Se sabe en círculos económicos y políticos. Y el nuevo clima comienza a percibirse también en la sociedad civil.

Dos balones de oxígeno tan potentes como el inicio de la fabricación de las fragatas F-110 y la recién anunciada modernización de las F-100, todo ello en Navantia Ferrol, permiten mirar el futuro laboral de la castigada zona con un prudente optimismo. Prudente, claro, porque con fiascos empresariales y castillos en el aire se fueron alimentando las víboras de las mal llamadas reconversiones industriales. Y así han ido pintando bastos. Ahora, de lo que se trata, es justo de que eso no vuelva a suceder. Que nadie saque oscuras tajadas de lo que apunta a un panorama de recuperación.

La faena en el astillero es determinante para Ferrolterra. La carga de trabajo para Navantia permite que el corazón de la ciudad bombee al resto de sectores económicos. Pero solo con eso no se hace el guiso. Hay que meter otros ingredientes para que espese, nutra y aproveche.

¿Dónde están las diferencias con otros momentos? En varios aspectos. La antigua Astano ha pasado de ser un desierto industrial a ser referente en el sector de la eólica marina, un negocio que irá a más. El anunciado cierre de la planta de Endesa en As Pontes, un cierre que hasta ahora no ha sido tal por las incertidumbres energéticas, ha permitido plantear en la villa minera iniciativas que parecen sólidas y con pinta de revulsivos, como la planta de neumáticos proyectada por la china Sentury. Al abrigo de la actividad de Caneliñas se van asentado negocios dentro y fuera de la rada, y los muelles se están convirtiendo en palanca económica y elemento diferencial de seducción para atraer a nuevos inversores.

En Narón nadie se duerme en los laureles y también hay propuestas potentes encima de la mesa facilitadas, de nuevo, por la cercanía del puerto y por la disponibilidad de suelo industrial. El crecimiento del turismo en la zona (surf, Camino Inglés, patrimonio, playas, gastronomía…) no lo pone en duda nadie. Ni tampoco que aún no ha alcanzado techo. 

Ahora sí hay, en definitiva, elementos para que ese guiso de reconversión pueda hacerse en condiciones. Siempre que no se pifie lo que no hay que pifiar.

Pero queda mucho margen de mejora. Y cicatrices que hay que cerrar. La rehabilitación de Ferrol Vello; la habitabilidad del barrio de A Magdalena para que no acabe como un museo sin vida; una conectividad del siglo XXI con A Coruña y el resto del país; que la generación de empleos se traduzca en un freno a la hemorragia demográfica; que la pesca y el marisqueo recuperen pujanza, que la potencia forestal del territorio se complete con industria de transformación … Hay mucho donde arar.

En resumen, se puede decir (y ya era hora) que Ferrol levanta cabeza. Ahora se trata de que los agentes sociales, económicos y, sobre todo, políticos (procesos electorales mediante), estén a la altura para aprovechar el tirón y que el armazón productivo sea mayor y mejor. Ferrol no puede perder ningún otro tren, frase que aquí tiene más sentido que en cualquier otra parte.