A medida que nos vamos aproximando al año electoral, los partidos políticos y los ciudadanos realizan inventario de lo sucedido en los últimos tiempos con los gobiernos municipales. En Ferrol han gobernado los socialistas sin mayoría, y por lo que se está conociendo poco va a alterarse el mapa electoral con PP, PSOE, IU, BNG; pero el portillo está abierto a otras fuerzas políticas o sociales que lo deseen. Los populares ya confirmaron para alcalde a Rey Varela, que tiene un abanico amplio de personas a su alrededor y que le seguirán dando opciones; los socialistas parece que tienen decidido que repita Ángel Mato, que hizo posible la convivencia política en la corporación, lanzando puentes a derecha e izquierda y creando un marco de concordia que facilitó la gestión. Luego están nacionalistas y comunistas con sus diferencias políticas, Iván Rivas y Jorge Suárez. Ambos, si vuelven, jugarán un papel importante en la izquierda, junto con Borja San Juan por Podemos Y en el mundo de las cosas de comer, unos y otros seguirán persiguiendo intereses individuales que coincidan con los intereses de todos los ferrolanos/as, y para que la ciudad siga creciendo bien ordenada y sin murallas.
Es noticia una vez más el pintor y escultor Manuel Patinha, que lleva entre nosotros desde el silencio de juventud reflejando en el arte sus emociones de origen portugués y sus vivencias ferrolanas, en su taller del pueblecito campesino de O Couto, donde el artista tiene sacralizado el lugar. Allí esculpirá el monumento de recuerdo a las víctimas del franquismo, por encargo de la concejala de Patrimonio, Eva Martínez, que podremos ver a finales de año en el parque Antón Varela de Canido. El ferrolano y vicesecretario nacional del PP, Miguel Tellado, dijo en este periódico que se estaba «gobernando el país para los delincuentes». Al leerlo me hice cruces y me recordó cuando el presidente de la Xunta Alberto Núñez Feijoo apareció en la prensa haciendo turismo en el barco con el narcotraficante Marcial Dorado. Lo más notable de esto es que hay políticos que al entrar por primera vez por puertas de vidrio giratorias pierden la memoria de compañeros atrapados, y por mucho que pretendan colocarlos en historias ocultas, la realidad alcanza también a los que quieren ocultar las historias.