Rafael Castro Estévez celebró su centenario en Valdoviño

A. F. C. VALDOVIÑO / LA VOZ

VALDOVIÑO

Castro Estévez, el domingo en el restaurante A Frouxeira, en Valdoviño
Castro Estévez, el domingo en el restaurante A Frouxeira, en Valdoviño CEDIDA

«No padece de nada y lee sin gafas», resalta su hija Isabel

17 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Valdoviño es uno de los paraísos de Rafael Castro Estévez (que compartía con su mujer, Manuela Díaz) y su familia quiso celebrar allí su centenario, con una comida en el restaurante A Frouxeira. Nació en Madrid el 11 de mayo de 1922. De niño se mudó con sus padres a Ferrol y siempre se ha sentido «madrileño pero de la provincia de A Coruña», como apunta su hija Isabel. Fue uno de los fundadores del astillero Astano, donde discurrió su vida laboral. Durante varios años presidió la Cocina Económica, que transformó, y también estuvo al frente del Casino, el coro Toxos e Froles o la Sociedad de Artistas Ferrolanos. Y llegó a presidir el Centro Gallego de Lisboa.

Como explica Isabel, su padre pinta desde niño y ha tenido exposiciones por toda España e incluso en París. A los 97 años seguía viajando solo por toda España, y a los 90 decidió mudarse a la ciudad de A Coruña, donde pasó la pandemia. «Somos cuatro hermanas y un hermano, mi madre falleció hace treinta años y mi padre siempre vivió solo, hasta hace seis meses», señala. Ahora reside con su hijo, en Ferrol. Isabel se refiere a su progenitor como un hombre «muy sociable, afable, espléndido y culto, amante de la pintura, la escultura, la música y los libros».

Fue autodidacto en todo. Con 17 años perdió a su padre y asumió el cuidado de sus siete hermanos, de los que solo vive la pequeña, Manuela, que le acompañó en la celebración del domingo, junto a vástagos y nietos. «No padece de nada, no sabe lo que es el dolor, ni siquiera usa gafas para leer», resalta Isabel, que coordinó la fiesta sorpresa, que él vivió con especial emoción. En el discurso les advirtió que durará 200 años.