«Me tocó vivir 4,7 vidas»

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CAPOTILLO

El guionista, director y escritor Albert Espinosa pasó diez años ingresado en hospitales a causa de un cáncer

13 abr 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

El cáncer le costó una pierna, un pulmón y medio hígado cuando aún no había cumplido los 19 años, lo que no consiguió arrebatarle fue el buen humor y la ilusión por vivir la vida. Albert Espinosa (Barcelona, 1973) pasó diez años ingresado en hospitales. Allí se educó y recibió un legado que marcó su existencia.

«Hicimos un pacto en el hospital para repartirnos las vidas de los chicos que no superaban el cáncer. A mí me tocó vivir 3,7 vidas, además de la mía», afirmó el barcelonés, que consiguió detener por un momento la lluvia en Pontevedra y a centenares de viandantes que ayer se paraban ante la iglesia de A Peregrina para escucharlo. «Teníamos la sensación que cuando moría un compañero lo que hacía era distraer al cáncer para dejarnos pasar a los demás», apuntó.

Espinosa regaló historias cargadas de positividad y ternura en una charla celebrada en el marco del primer Salón de la Oferta de Educación y Formación, organizada por Aempe. El guionista -autor de la película Planta 4.ª, entre otras obras- relató cómo hizo una fiesta de despedida a la pierna que le amputaron a sus 14 años. «Invité a un portero de fútbol al que le metí un gol, aunque me dejaba decir que fueron cincuenta por estar enfermo, y tuve mi último baile a ritmo de Machín, con una enfermera del hospital», contó.

Hoy es él el que acude de invitado a las fiestas de despedida de otras personas que, como el barcelonés, deciden afrontar los envites del cáncer con la mejor de las sonrisas. Espinosa se puede jactar de haber asistido al homenaje final de un pulmón, un tabique nasal, un pecho o un riñón. El de este último, celebrada con litros de alcohol.

Pero más allá de las experiencias que vivió a causa del osteosarcoma, Espinosa se siente afortunado por haberse educado en un hospital, en cuanto que aprendió de los maestros de la vida. Las lecciones que hoy recuerda son las que le dejaron pacientes de más de 60 años y que regaló a los asistentes a Edugal:

Lección primera: No existe la felicidad, existen los días felices. Si consigues serlo cuatro días al mes, puedes considerarte afortunado.

Lección segunda: Busca doce «perlas» a lo largo del año, una por mes, y conseguirás juntar un gran tesoro de amistades a tu alrededor.

A Espinosa le faltaron horas para compartir lecciones, todas con una historia detrás, cargadas de humanidad. Aunque bastaron unos minutos para descubrir que el barcelonés es un hombre capaz de motivar. Lo hace desde sus libros, sus obras teatrales y sus películas, hasta el punto en que recibe 8.000 correos electrónicos diarios de gente que acude a él para pedirle consejo o simplemente para compartir su experiencia.

El estudiante de ingeniería industrial que se dejó seducir por derroteros artísticos tiene una explicación para albergar tamaño número de inquietudes: «Siempre he tenido la sensación de vivir la vida y las experiencias de las 4,7 vidas que me tocaron», señala.

EN Una plaza de Pontevedra UN Jueves DE 18.30 a 19.30 horas