Tras la derrota en Murcia, toca pensar en el Unicaja, esperemos que el equipo sea competitivo en el Martín Carpena, una cancha muy difícil. Ahora que los lucenses van a jugar ante los malagueños, voy a rescatar del desván de mi memoria una de esas historias que escuché hace algún tiempo y que duró solo tres partidos, la breve historia de Tony. Empezó en un duelo entre Breogán y Forum y acabó precisamente contra el próximo rival de los celestes. Lo que voy a relatar sucedió hace casi 25 años. En aquella época los clubes solían realizar varios cambios de jugadores a lo largo de toda la temporada. Era algo habitual, y el Breo no se quedaba atrás, los cambios afectaban a los extracomunitarios y lo más frecuente era cambiar a un americano por otro. Corría la temporada 93-94 y los breoganistas tuvieron que pelear duro por mantener la categoría. Fue un año muy complicado, irregular y con lesionados. Aquel equipo entrenado por Andreu Casadevall conseguiría la permanencia en la antepenúltima jornada, pero no resultó nada sencillo, 10 victorias conseguidas ese curso (tres por un solo punto). En mitad de la temporada, el club que ya había hecho varios cambios, después de recabar informes volvió a acudir al mercado para reforzarse. Se decidió incorporar a un jugador llamado Tony Martin. Debutó en casa ante el Forum Valladolid, entonces entrenado por Monsalve y tuvo una actuación discreta, la semana siguiente en León no mejoró y ante Unicaja en el Pazo estuvo desastroso (en 16 minutos, tres de valoración). ¡Menudo fichaje! Se marchó por donde había venido. Algo había fallado y lo supe años más tarde. Recuerdo a Casadevall relatando en clave humorística ?seguro que en su día no le hizo gracia? lo que había sucedido: «Me trajeron al que no era. Había ocho o 10 con el mismo nombre y se equivocaron». Incluso un colega suyo, cuando vio al jugador le dijo: «Oye, este no es por el que me preguntaste», a lo que el técnico catalán contesto: «A mí me lo vas a decir». Sin embargo, aquella equivocación terminó siendo un acertado error, si se me permite la contradicción lingüística, puesto que el sustituto de Martin fue un tal Tanoka Beard, un magnífico jugador, pero esa es otra historia que también merece la pena contar, queda para otro día. Me comprometo. Solo puedo acabar con un verbo en tiempo futuro y modo imperfecto. Continuará.