Otro viaje y otro batacazo. No acaba el Breogán de tomarle el pulso a los partidos lejos de Lugo, en los que si la memoria no me falla, en todos ha llegado al final sin opciones. Lo que convierte en planos cada uno de ellos. Murcia parecía una buena opción: una sola victoria en su casillero, mal ambiente a su alrededor, jugadores cuestionados, el bueno de Javi Juárez en el alambre y un inicio esperanzador. Nos frotábamos las manos, pero una vez más, en cuanto llegan las complicaciones, impera el caos. El que la coge, la tira y parece que no existe más solución que el triple. Mientras hubo orden, el Breogán jugó cómodo y sin problemas, pero una vez más el desorden lo sacó del partido. De 43 tiros de dos, anotó el 53 %; con 27 de tres, apenas anotó el 15 %. Aunque la moda sea tirar de tres, parece claro que la fortaleza de este equipo está dentro. ¿Por qué ese empeño en tirar del triple?
Este mediodía, faena dura. Un rival que pedalea con los grandes y que saldrá espoleado por la derrota de Burgos. De momento ya nos dio una pista el miércoles en la Eurocap, firmó un segundo tiempo frente al Rytas Vilnius para ponerle un marco. Yo recuerdo vivir en el Carpena un triple sobre la bocina que nos dio el triunfo. Claro que luego se descendió, fue la última visita a Málaga en la ACB. Hasta hoy. Ojalá se repita la historia, ¿por qué no? Aunque tan importante como el triunfo es que hayamos agotado el cupo de despropósitos, que seamos de una vez competitivos sea cual sea el tanteo. Hay una buena noticia: la recuperación de Ricardo Uriz. No sabemos en qué papel, si capitán general como el año pasado o como rotación, pero un alivio siempre. En Málaga, no tiene el equipo la exigencia que tenía en Burgos o Murcia. Todos damos por complicada la opción de victoria, pero también todos ansiamos que en el terreno de las sensaciones salgamos reconfortados.