En ocho minutos el Breo casi arregla un pésimo encuentro

Ricardo Hevia

FORZA BREO

DANIEL MARZO

El 0 de 10 en triples en los dos primeros cuartos marcó el camino de la derrota de un equipo desconocido hasta el último período

24 oct 2021 . Actualizado a las 11:51 h.

Perdió el Río Breogán un partido en el que estuvo a un pelo de ganar, después de una catástrofe de encuentro y con solo ocho minutos de sentido común. Y no es un día para prestar demasiada atención ni a la táctica ni al planteamiento. Es algo más profundo y difícil de entender. ¿Quién pudo reconocer en aquel equipo precipitado, desordenado y hasta egoísta al Breogán de las seis jornadas anteriores? ¿En qué lugar del trayecto hasta Zaragoza se quedaron el orden, la generosidad y la buena defensa? Del acierto, poco que comentar, porque puede suceder en un día en el cual no pegas ni a España cuando tiras. Pero no olvidemos que muchos lanzamientos fueron precipitados, en ataques desordenados plagados de botes para no conseguir nada y escasos de pases. ¿Y aquel correcalles tan sorprendente en un equipo hasta ahora tan bien estructurado?

No quiero decir, Dios me libre, que la culpa de la derrota es de los árbitros. Se jugó fatal y ya está. Pero en todos los partidos se aprecia un gran cambio en el arbitraje, en el uso desordenado y abusivo de las manos. En este encuentro no fue una excepción. En todas las canchas que pudimos ver y entre contactos y manotazos,al Breogán le costaba mucho iniciar los ataques y, como además el tiro exterior era una tragdia, así pasó lo que pasó. Tampoco era un día de aciertos individualesy en defensa había dos problemas: uno nos lo creó el Casademont, que había estudiado muy bien al Breo; cada vez que el hombre-balón aragonés recibía esa defensa doblada que practica el Breogán, quedaba un tirador liberado y así nos fusilaron a triples: 10 de 23. El siguiente problema, el del juego interior, lo estaba resolviendo Sakho, pero una vez más se cargó rápidamente de faltas, alguna más que dudosa.

Con el tercer cuarto finalizó aquella agónica travesía. Los últimos 10 minutos fueron una gozada. Aunque tarde,el Breogán había llegado por fin al Príncipe Felipe. Buena defensa, buen ritmo y acierto en el tiro. Y no por casualidad, sino porque hubo buenos bloqueos, menos botes y buenos pases. Estas circunstancias daban centímetrosde ventaja a los tiradores. Además, Bell-Haynes continuaba mandando y Kalinoski ejecutaba.

El final fue el típico de un partido igualado que te toca jugar fuera de casa. «Sigan, sigan, que vale todo».

Y regreso al principio. Es muy difícil ganar si solo juegas bien ocho minutos.