Superó con garra sus serios momentos de debilidad durante el partido y exhibió madurez en el tramo final
11 dic 2022 . Actualizado a las 19:38 h.El Río Breogán conquistó en Fontajau un triunfo con sabor a caviar. La victoria era un preciado tesoro para dos equipos que venían de encajar tres derrotas consecutivas, y se la llevaron los lucenses gracias a su perseverancia y el admirable ejercicio de madurez en un tramo final cardíaco y con el duelo totalmente abierto.
El equipo celeste inició el partido ofreciendo preocupantes muestras de debilidad. Su primer cuarto fue muy flojo. La defensa en zona que planteó de salida Veljko Mrsic, pensada para anular la versatilidad de Marc Gasol, no causó ningún tipo de problema a los gerundenses, que encontraban el aro con suma facilidad e hicieron cambiar de idea al preparador breoganista con un parcial de 11-2 con Prkacin anotando prácticamente a placer. En el ecuador de esa primera manga Mrsic ya tuvo que parar el choque para reprender a sus hombres. El campeón de la NBA con los Toronto Raptors entraba poco en acción, pero la defensa sobre sus compañeros era excesivamente blanda. Esto, sumado a las pérdidas y al nulo acierto en los triples, propiciaron que el Breo se viera con una importante desventaja (21-14) tras los 10 primeros minutos.
Sergi García cambió la cara a los lucenses. Con una mejor dirección y sus puntos reflotó a su equipo en el arranque de un segundo período de clara superioridad visitante. El Breo era otro. El crecimiento en la intensidad defensiva le permitió correr y taponar las vías de anotación del Girona, y con la mejoría en el acierto en los triples recuperó el dominio en el marcador. Al descanso, y a pesar de Gasol parecía más inspirando, las sensaciones en el breoganismo eran completamente distintas a las del primer período.
El encuentro se reanudó con los dos equipos concentrando casi todos los esfuerzos en blindar sus aros. Y haciéndolo francamente bien, de ahí los problemas para encontrar lanzamientos cómodos y que los tiros libres fueran un alivio y el mejor recurso ofensivo en ambos bandos. El partido no tenía dueño. Discurría a impulsos y resultaba difícil mojarse con un pronóstico cuando solo restaban diez minutos para la conclusión. Ninguno llegaba al 30 % en el porcentaje de acierto en los triples y en el resto de registros la igualdad era máxima salvo en los puntos en la pintura (30-22).
El Girona dispuso de una sabrosa victoria de siete puntos (61-54) que neutralizó enseguida el Breo con un Nenadic estelar, y, como cabía imaginar, el partido se resolvió en la recta final. A falta de un minuto y medio dominaban los locales por 66-65 gracias a una canasta de Prkacin, Scott Bamforth puso en ventaja a los visitantes con un triple a 41 segundos (66-68), y una antideportiva de Fjellerup a Sergi García permitió al Breo derribar las puertas del éxito y agarrar un triunfo con un valor incalculable.
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