María Dueñas: «Nueva York es un destino inmejorable para mis mujeres emigrantes»

ADRIANA REY

FUGAS

Carlos Lujan

«Las hijas del Capitán» es la última novela de María Dueñas, donde la autora se ha inspirado en las historias de los emigrantes españoles y sus descendientes

24 abr 2018 . Actualizado a las 08:27 h.

Con paso firme. Destilando simpatía y gratitud. Así presentó María Dueñas su nueva novela Las hijas del capitán en la Gran Manzana. Una historia de ficción sobre varias jóvenes que en los años 30 dejan España para buscarse un futuro en Nueva York, pero asentada sobre un sustrato documental que proporciona píldoras de conocimiento alrededor de un episodio muy desconocido por los españoles.

-¿Por qué elegiste este capítulo de la emigración española?

-Surgió cuando me documentaba sobre mi novela La templanza. Leí algunas historias y me pareció interesante explorar la emigración desde el punto de vista de la mujer. Sopesé varios escenarios y cuando supe de la potente emigración española hacia EE.UU., en concreto a Nueva York, me pareció un lugar formidable. Es una ciudad magnética, única, vibrante. Un destino inmejorable para mis mujeres emigrantes. Además, valía la pena recuperar la trayectoria de aquellas familias que trabajaron como mulas por labrarse un futuro. Fueron admirables y merecen un tributo y un reconocimiento.

-¿En qué consistió la documentación?

-Usé distintas fuentes. Por un lado el trabajo documental ya realizado, donde conté con la complicidad de los grandes investigadores de la emigración española en EE. UU., James Fernández y Luis Argeo. Y por otro, tuve la suerte de que algunos miembros de aquella colonia o sus descendientes, fueron generosísimos conmigo y me abrieron sus casas. Eso ha sido un lujo porque ha enriquecido muchísimo el componente humano de mi novela.

-¿Qué significó que te contasen sus historias más íntimas?

-Fue entrañable. Siempre me interesa construir una novela ágil, pero también el poso humano de la misma. Cómo era su nostalgia, la melancolía con la que vivieron, la sensación de desarraigo... Todas esas cosas tan comunes en los emigrantes pero que te lo tienen que contar de primera mano para que llegues a entender su magnitud. Sin todas esas apreciaciones el tono de esta novela no sería igual.

-Dices que es «un tributo a las mujeres que resisten cuando los vientos soplan en contra». ¿Continúa el viento soplando en contra?

-Muchísimo menos. Antes la mujer estaba totalmente sometida a su marido, o a los entornos masculinos, apenas tenía presencia social o capacidad para hacer nada por sí misma. Eso hoy nos parece la prehistoria, dicho lo cual, todavía no hemos llegado al lugar más óptimo, todavía hay que seguir luchando.

-Si tus protagonistas emigrasen hoy a EE. UU., ¿cómo te las imaginas?

-Serían jóvenes estudiantes, o con sus carreras terminadas, que viajarían con un móvil y contactarían con sus familias por Skype. Hablarían inglés, o por lo menos chapurrearían lo suficiente para desenvolverse en la ciudad. Estarían mucho mejor capacitadas para cualquier trabajo que los emigrantes de aquellos tiempos, que eran gente en muchos casos analfabeta o con pocos recursos y que venían a hacer el trabajo que nadie quería, el más duro, el peor pagado. En ese sentido creo que el paralelismo es difícil de establecer. Yo no las comparo con los chicos de su edad que salen ahora de España, las comparo con los inmigrantes que hemos recibido en España las últimas décadas. Gente que viene de países como América Latina, África, o Europa del Este. Gente muy valiente que solo busca un futuro mejor.

-Ese EE. UU. que abrazó a millones de emigrantes, ¿crees que tiene algo que ver con España?

-EE. UU. es un modelo y un paradigma de lo que fue la emigración, donde durante décadas se acogió a todo el mundo. Esa épica de los emigrantes que llegaron y de la manera en la que no se les puso cortapisas de ningún tipo para labrarse un futuro me parece que es memorable y un ejemplo que, ojalá, pudiera seguir extendiéndose. Por desgracia, ni EE. UU. ahora, ni España, están en esa situación.

-¿Cuál es tu rutina cuando escribes?

-Intento no escribir en viajes ni cuando estoy en promoción. No hay un gran secreto. Son muchas horas de toma de decisiones y selección de documentación. Una vez que tengo la espina dorsal diseñada, me pongo a trabajar.

-¿Se afronta con más nerviosismo este lanzamiento teniendo en cuenta los éxitos anteriores?

-No te creas. Lo afronto con ganas, ilusión, responsabilidad y como una nueva aventura. No me paraliza, ni me abruma, al revés, me da energía y ganas de seguir trabajando.