Andrés Suárez: «De esta crisis va a salir un baby boom, seguro»

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El cantautor ferrolano, que escribe cartas a diario para los pacientes con COVID-19, ha avanzado su octavo disco en la Red

30 mar 2020 . Actualizado a las 15:33 h.

De su abuelo le viene el arte; de cuna, la sensibilidad que hoy le lleva a escribir, recitar versos y cantar desde la ventana real y las que ha abierto en la Red. «Vamos a salir de esta seguro, todo va a ir de maravilla», asegura Andrés Suárez (Ferrol, 16 de abril de 1983). «Nuestro deber ahora mismo es buscar el humor, y tratar de animar a la gente. ¿Qué hay que hacer? ¿Dónde cantamos? Adelante, vamos», arranca. 

-La cultura tiene propiedades curativas y ahora, en muchos casos, se ofrece gratis. ¿Por qué te lanzaste en redes sin dudarlo?

-Porque lo llevo haciendo desde los 14 años y tengo 36. A mí la música, la literatura, el teatro, el cine, la cultura me ha hecho feliz, me hace sentirme con defensas. La idea es poder echar una mano con nuestras canciones y poemas. Cuando empecé a recibir mensajes de gente en camilla, con mascarillas, desde los hospitales, que se aferran a la vida, al amor, al humor a través de canciones o poemas, eso fue ¡oooh! Soy hijo de una enfermera de la pública, que lleva toda la vida defendiendo la sanidad. Si yo con media hora de escritura al día puedo acompañar, cuenten conmigo, aquí estoy. Hay mensajes que te rompen. Nunca imaginé que una canción pudiese tener tanto poder...

-¿Poder terapéutico?

-Sí, creo que sí. El pueblo está demostrando estar por encima de sus políticos. Espero que esto se recuerde luego. No es momento de enfrentarnos, sino de estar unidos, pero hay una reivindicación popular de la sanidad, el arte y la cultura que impresiona. El pueblo es gigante, está aplaudiendo a quienes lo merecen, haciendo mascarillas en casa... ¡Es inmenso! Señores políticos, no vale quedar bien para la foto y cuando sean las próximas elecciones vuelvan a poner la sanidad como la décima prioridad. ¿Cómo no vamos a tener dinero para mascarillas, pero a ver, cómo pueden estar el 27% de los profesionales sanitarios infectados por falta de material?

-Tu octavo disco, al que le has puesto tu nombre, se presenta como el «más personal» de tu carrera, e iba a presentarse este viernes, 27 de marzo. Pero hubo avance en Intagram Live.

-La crisis nos obliga a un aplazamiento de disco, que no cancelación, el matiz es importante. Sí, es mi disco más personal. Cuando tengamos fecha la gritaré. Es un disco muy verdad, que hice con todo mi corazón y el esfuerzo que le pude dedicar. Son historias vividas, personales, que me costó escribir. 

-¿Estas son más herida o cicatriz?

-Son cicatrices, heridas que se van cerrando y a las que se les levanta la postilla. A mí me gustan esa canciones que rasgan y fluyen bien, que nutren, que te piden que le des al repeat. No estoy en contra de los estribillos fáciles, ahora Yolanda de Milanés, Agárrate a mí, María, de Urquijo, son canciones eternas, música clásica del futuro.

-En «Despiértame» nos previenes de «presentadoras que ya no presentan». ¿Es literal?

-Esa canción habla de relaciones tóxicas. No sé si esa frase que señalas le va bien a la canción, pero a mí sí, me sienta bien, porque es una cicatriz que debo recordar. La vida es jodidamente maravillosa para perderla con gente que no merece la pena. No sé, no me acuerdo de si ella era presentadora o  no... 

-Has compuesto junto a artistas como Rozalén o Marwan un poema homenaje a «los ángeles de alas verdes» de los hospitales. Hay otros héroes que estamos descubriendo en la crisis del coronavirus...

-El personal de los supermercados, el de limpieza, los barrenderos, los transportistas, los bomberos, los periodistas, el Ejército... ¿Ahora todos son héroes? No, son gente valiosa a la que se le debe dar su lugar todos los días. Ahora las tres «marías», la educación física, la plástica y la música, es lo que recomiendan psicólogos y psiquiatras para sobrellevar esta crisis. Entonces, que dejen de ser «marías» en la educación. No nos olvidemos de que esto se puede repetir.

-¿Aprenderemos algo de este parón?

-Yo creo que sí, perdona el positivismo Walt Disney. ¡Va a haber un baby boom, seguro!

-Walt Disney te ha hecho mucho daño...

-Total, ¡qué daño nos hizo! A mis 36 años no sabía qué era una mala relación, una relación tóxica, y creo que de esto en parte tiene la culpa el malvado de Walt Disney, que nos ha pintado un mundo de color. Hay que aprender también del blanco y negro.

-El cantautor nació pronto. Y se curtió con el vuelta y vuelta de los casetes en el camino en coche de Ferrol a Pantín. ¿Cómo lo recuerdas?

-Soy ferrolano del muelle, a mucha honra, pero mi abuelo enfermó del pulmón y la memoria cuando yo tenía 3 años. De los 3 a los 18 me fui a vivir a Pantín, por eso reivindico Pantín, pero pidiendo a mis ferrolanos queridos que no se ofendan. Mi corazón está en la aldea, y el recuerdo que yo tengo, siendo del 83, con una familia melómana, adicta a la música, suena a los casetes de Juan Luis Guerra, Franco Battiato, Milladoiro, Fuxan os Ventos, Antonio Flores, Antonio Vega... todo tipo de música todo el día. Era un desorden maravilloso donde todo se mezclaba con todo. Los reivindico. Me debo a ellos, a aquellas cintas que no dejabas de poner por una cara y la otra. Ahora que oímos solo 15 segundos de las canciones y vamos con tanta prisa, recuerdo el disfrute con pausa de aquellas escuchas. Maravilloso. Mi madre y mi abuelo cantaban de manera aficionada, mi casa era una fiesta de música. Yo fui cantante antes de nacer.

-¿Próxima cita?

-Cuando esto termine, ¡estaré en todos los lados! Jajaja. Como dice un amigo: «Cuando acabe el encierro, ¡no va a volver a casa jamás!». Mientras, nos vemos online. Ya que este viernes, día 27, salía el disco y lo hemos tenido que posponer, me cito con la gente en la Red para presentarles tres o cuatro canciones. Estaremos mucho por aquí. Hay un festival de Verso y Cuento para acercar la poesia a todas las casas a través de Instagram Live. El domingo 5 recitaré parte de mi libro Más allá de mis canciones. Lo que tenemos que hacer es esto, seguir pero quedándonos en casa. 

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