Las «influencers» anónimas que marcan el norte

FUGAS

24 sep 2020 . Actualizado a las 16:38 h.

«Tenemos que mirarlos a los ojos y hacerles sentir que son una persona». Esto les decía Monick, directora de una residencia universitaria de Estocolmo, a un grupo de estudiantes con las que iba a repartir café a los sintecho. Tiempo después Monick llamó a una empresa para llevar a reciclar objetos de la residencia. Uno de los empleados la miró con insistencia y le preguntó si no se acordaba de él. Monick le dijo que no. El hombre le contó que había estado en la calle, pidiendo limosna, y ella le había ofrecido un bocadillo y bebida caliente. Le había mirado a los ojos y preguntado por su nombre. En ese momento, él decidió cambiar y buscar trabajo. Y allí estaba, trabajando. Es una de las decenas de historias que cuenta Isabel Sánchez Serrano (Murcia, 1969) en Mujeres brújula en un bosque de retos (Espasa). Como directora de la Asesoría Central del Opus Dei, un órgano que da voz a 50.000 mujeres, ha conocido a esas mujeres. En este ensayo analiza los retos del planeta atravesado, dice, por la cicatriz de más de 22 millones de refugiados. Lo hace señalando el papel de esas mujeres anónimas: «No se trata de hacer grandes gestas, sino de algo más sencillo: aprender a ver de otro modo la realidad en la que estamos inmersos».

Sánchez analiza retos como la educación, la paz, el trabajo, el liderazgo, el cuidado de personas mayores o la sostenibilidad. En cada desafío aporta datos (607 millones de mujeres en edad laboral cuidan a sus familias frente a 41 millones de hombres, estima la Organización Mundial del Trabajo), opiniones de expertos e historias de mujeres que marcan el norte. Son influencers, «muchas veces vulnerables, que han sabido convertir sus flaquezas en fuerzas para mejorar su entorno e innovar». Como la italiana Tiziana Bernadi, a la que iban a despedir cuando quedó embarazada. Resistió. La desplazaron a 300 kilómetros. Acabó ocupando un puesto directivo y ahora cada vez que hay un nacimiento entre el personal hay celebración... Y plantan un árbol. «Que la estructura laboral, tal y como está concebida, penalice la maternidad o la paternidad no es un problema de la mujer, es un problema de todos», escribe Sánchez en un libro feminista «porque en este tiempo de transformación social la mujer toma las riendas».