Sidecars: «Intentamos que esto parezca una gira de verano»

FUGAS

CEDIDAS

La banda madrileña, en gira de presentación de «Ruido de fondo», será la encargada de cerrar, el 17 de julio, el festival Vive Nigrán

09 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Que Leiva produzca tus dos primeros discos y que además sea hermano del vocalista y guitarrista de la banda determina, más allá de cuestiones valorativas, una severa impronta. Y eso es lo que le ocurrió a Sidecars. Para bien, pensarán muchos. Para mal, no faltará quien opine. Sea como fuere, eso forma parte del pasado. Desde aquellos dos primeros trabajos el grupo ha firmado cuatro discos más, todos bajo la producción de Nigel Walker, nombre asociado a los grandes éxitos de Pereza, El Canto del Loco o La Oreja de Van Gogh, pero también a algunos de los mejores discos de Los Rodríguez, Los Secretos o M Clan. Y es precisamente por esa vertiente más apegada al rock americano por la que transita el último trabajo de Sidecars, Ruido de fondo, editado en septiembre del 2020, con el que alcanzaron el número uno de ventas en España, y que ahora por fin pueden presentar en directo tal como fue ideado y concebido: con todo su despliegue técnico y con toda la banda.

Lo hicieron anoche, en el Wanda Metropolitano de Madrid. Y lo harán el 17 de julio en la playa del monte Lourido como colofón de la programación del Vive Nigrán. Gerbass, el bajista de la banda madrileña -quien por cierto pasa largas temporadas cada año en Vilagarcía- nos adelanta cómo será ese concierto y sus sensaciones al inicio de lo que intenta parecerse a una típica gira.

-¿Cómo es el planteamiento de estos conciertos? ¿Ha obligado la pandemia a imponer algunos sacrificios?

-Hicimos un primer intento de gira en el 2020 en el que pudimos hacer unos 15 teatros y presentar el disco, que por entonces estaba recientito y calentito. Para aquellos conciertos sí que adaptamos el formato. Ahora ya intentamos que los conciertos se parezcan todo lo que sea posible a una gira de verano de Sidecars. Pero, claro, por supuesto que tenemos que tener en cuenta que la gente está sentada y que es una putada hacer un concierto a tope y bailongo y que si la gente se levanta de la silla le llamen la atención. Así que hemos preparado como un híbrido de lo que solíamos hacer en verano con lo que hacemos en los teatros. Eso es lo que vamos a llevar al Vive Nigrán.

-¿Ha perjudicado más la pandemia a las bandas de pop y de rock, a las que tenían su caldo de cultivo en los festivales, que a otro tipo de grupos?

-Totalmente. Es que la mayoría de esos artistas que tú escuchas en la radio son para ponértelos en tu casa, en tu boda o en la barbacoa que haces con tus colegas. En muchos casos, ni siquiera hacen giras. Y lo nuestro es para disfrutarlo en directo, absolutamente. Haber hecho otro verano con un formato reducido hubiese supuesto descender un escalón, algo terrible dada la proyección que llevaba el grupo.

-He leído en varios sitios que «Ruido de fondo» es vuestro disco más importante y maduro. ¿Tenéis también vosotros esa sensación?

-Bueno, quizá suene a cliché, pero nosotros es lo que siempre intentamos: aprender de los discos anteriores, aportar cosas nuevas sin que se nos vaya la olla y crecer un poco en cada nuevo trabajo. Así que sí, queremos pensar que Sidecars va a mejor.

-¿En qué habéis notado que habéis crecido?

-Hemos aprendido a gestionar la incertidumbre y a organizarnos. Y en lo musical creo que a todos los músicos la pandemia nos ha dado la oportunidad de repasar cosas en casa y de poner los dedos en forma para después poder reflejarlo en los conciertos y en las grabaciones que tenemos.

-¿Qué has escuchado durante la pandemia? Muchos músicos a los que les he hecho está pregunta me han contestado que han puesto la mirada en el retrovisor.

-A mí me gusta estar al tanto de lo que va saliendo. Pero tampoco escucho nada arriesgado o nuevas músicas. No controlo, por ejemplo, nada del trap. Sigo escuchando rock and roll y algo de soul como he escuchado toda la vida, pero lo que se va sacando ahora. He estado muy enganchado a lo nuevo de Jonathan Wilson, con el disco que ha sacado John Hyatt con The Jerry Douglas Band, que me tiene loco, con Neil Frances... La lista sería interminable. Y claro, también tienes siempre discos que revisitar, esos fetiches que te llevan a un lugar al que solo te transportan ciertos discos. Ha sido tanto tiempo que hemos pasado en casa que había que aprovechar, no solo para tocar y limpiar más la casa de lo normal, sino para disfrutar de la cultura y poder evadirte un poco.

-Citas a John Hyatt y a Jonathan Wilson y es cierto que en este último disco de Sidecars hay bastantes más guiños al rock americano.

-Son sutilezas. Si algo hemos aprendido de los americanos es que en cuestión de pulir los sonidos y de no meter cosas de más, nos dan mil vueltas al resto del mundo. Para mí, las canciones más redondas se hacen en América. Así que por muy lejos que nos pille y por muy distinta que sea a nuestra cultura, es allí donde ponemos el foco.

—Sidecars siempre ha sido un grupo que ha apostado sin rubor por las canciones. Incluso cuando en determinadas escenas daba la sensación de estar mal visto.

—Nosotros lo que intentamos es representar lo que nos sale de dentro sin pensar en lo que puede gustar o en lo que puede encajar en cierto escenario. Es que no nos sale. Nunca nos ha influenciado lo que puedan pensar de nosotros. Y de momento nos funciona. Simplemente tratamos de defender nuestras canciones porque las canciones son nuestra razón de ser.

—¿Se está quedando el pop-rock huérfano de bandas?

—Puede ser que a la gente, tal y como está la escena, le asuste más apostar por este género. Pero no creo que se quede huérfano. Al fin y al cabo todos bebemos de las mismas influencias. E incluso esos que ahora se fijan más en sonidos ochenteros, tan de moda últimamente, probablemente sus cimientos estén más en bandas de pop o de rock que apostaron por las canciones que en otras de electrónica bailonga.

—Está claro que hay muchos artistas: Quique González, Leiva, Andrés Suárez..., pero grupos no tantos.

—Sí, la verdad es que ya solo somos unos pocos románticos los que seguimos apostando por esto, pero es que son nuestras influencias y es lo que sabemos hacer.

—Los carteles de los festivales son cada vez más eclécticos y ahora vemos cómo comparten escenarios grupos indies o de rock con artistas urbanos o latinos. ¿Cómo ves esa convivencia?

—Los promotores, sobre todo los de los festivales, también se están encontrando con una situación a la que nunca se habían enfrentado. Ahora se encuentran con que no pueden hacer conciertos multitudinarios en los que encajar varios escenarios con varios tipos de música. Entonces, lo que están haciendo son ciclos de conciertos con uno o dos artistas y van mezclando géneros según el día. Eso les permite llegar a más tipos de públicos.

—A ti, como espectador, ¿te interesan este tipo de festivales «multigénero» o prefieres los de la vieja escuela?

—¿Sabes qué pasa? Que muchos promotores ya están haciendo sus carteles sobre todo en función del poder que un artista tiene a nivel de influencia y de seguidores en redes. Esos no me interesan. Luego hay otros, ya más conocedores, que te pueden meter un grupo de cumbia junto con otro de rock, pero porque saben que van a hacer una buena combinación. Ahí en Galicia tenéis un ejemplo que lo representa muy bien, que es el Portamérica. Esos sí me interesan.

—Abrís «Ruido de fondo» con «Mundo imperfecto», la canción más guitarrera del disco. ¿Es esa una declaración de intenciones?

—Esa es una canción que se hizo antes de la pandemia y que, joder, parece que está hablando de esto. Entonces pensamos que encajaba muy bien y, sobre todo, porque suponía un punto de inflexión entre esta vertiente más pausada, con mucho medio tiempo y como más americana que hacemos ahora y lo que hacíamos al principio. Nos gustaba tener un tema que representase de donde venimos. No nos olvidamos de que cuando éramos chavales éramos más de The Clash o de Ramones, aunque ahora estamos en otro punto.

—¿Os habéis lanzado «cuesta abajo sin cinturón» alguna vez, como decís en «Ruido de fondo»?

—Nos hemos lanzado muchas veces. Ya desde el momento, allá por el 2005, siendo unos chavales de litrona y canuto, en el que decidimos juntarnos y empezar con Sidecars. Sabíamos que íbamos a sufrir y que íbamos a tener que dejar muchos curros de mierda porque no nos daban el día libre para ir a hacer concierto. ¿Qué más lanzarse cuesta abajo y sin cinturón hay que eso?

—¿Cuál es el ruido de fondo que escuchas a día de hoy?

—El ruido de fondo que tenemos, sobre todo los músicos, tiene que ver con poder sacar algo en claro de esta mierda de tiempo. Hemos demostrado que nos podemos unir y luchar por que en este país, en el que a los músicos muchas veces se nos tacha de titiriteros, seamos un gremio totalmente loable, igual que cualquier otro oficio.