—También destacas el valor de una buena retirada, aunque duela.
—Es que a veces no queda otra. Si te están dando puerta, tienes que coger la puerta. Por mucho que patalees e insistas, es todavía peor. Simplemente hay que vivir. Muchas veces dices: «Yo esto no lo haría», o «yo esto no lo perdonaría». Y al final te van pasando cosas, la vida te sorprende y acabas haciendo lo que no creías que harías. Es la vida.
—Tu gran amor es el de padre.
—Sí, es el amor a Valentina. Mi hija ya está creciendo, tiene casi cinco años y empieza a darse un poquito más de cuenta. El otro día fui a su cole a leer un cuento, y es bonito, porque yo qué sé si cuando Valentina sea mayor seguiré vendiendo tantos libros o no, pero ella sí sabrá que está dentro de algunos libros míos, y podrá leerse. A lo mejor le parecen ridículos, no lo sé, pero es mi regalo para ella.