Rufus Wainwright: «Aún me veo sexi con mis cuarenta y muchos»

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Rufus Waingwright estrá el 2 de julio en Vigo.
Rufus Waingwright estrá el 2 de julio en Vigo.

Tras casi una década dedicado a la composición de óperas, el canadiense vuelve con una maravilla pop: «Unfollow the rules»

03 jul 2022 . Actualizado a las 01:16 h.

En estos últimos diez años, los seguidores de Rufus Wainwright llegamos a pensar que no volveríamos a verle sentado al piano sobre un escenario luciendo sus coloridos trajes y acompañado por una banda de rock al uso. Tras su portentoso Out of the game (2012), las únicas noticias discográficas que teníamos del canadiense eran sus adaptaciones musicales de sonetos de Shakespeare (Take all my loves) y sus óperas Prima Dona y Hadrian. Pero resurgió del confinamiento con su primer disco pop en años, que presenta el 2 de julio en el Teatro Afundación de Vigo, titulado Unfollow the rules —algo así como 'desobedecer las reglas'—. «Cuando digo que no hay que seguir las reglas, no quiero decir que haya que tirarlas a la basura ni destruirlas, sino replanteárselas, meditar sobre ellas y examinarlas minuciosamente. Es algo que me planteé ante las últimas elecciones en Estados Unidos, con los republicanos convertidos en un partido fascista», asegura el cantante.

—¿Cómo ha pasado la pandemia?, ¿pegándose atracones de televisión o ha conseguido hacer algo productivo?

—Bueno, un poco las dos cosas, no lo voy a negar [ríe]. Hay muchas horas en el día y da tiempo a todo. Así que he visto un montón de televisión, pero también tuve mi punto creativo. Estuve trabajando en un montón de cosas. Por ejemplo, aproveché para pintar, saqué adelante un montón de ilustraciones que van a ser una parte importante de mi carrera. Y en el apartado musical también estuve trabajando. Escribí un musical. Enterito. Pero, desafortunadamente, no puedo decirte absolutamente nada de él [ríe], porque la presentación se hará dentro de no mucho tiempo. Y el resto de la pandemia la pasé intentando ser un buen padre, intentando pasar el mayor tiempo posible con mi marido y mi hija. En ese sentido, he de reconocer que ha sido un período especialmente positivo para mí.

­—Viene con su primer disco pop en ocho años, después de estar los últimos tiempos dedicado a la ópera.

—La verdad es que tuve la necesidad de volver a mis raíces. Regresar al lugar del que vengo como escritor de canciones. Hice mi primer álbum, hace ya 20 años, en California, en Los Ángeles. Pero no fue algo en la tradición de la música pop, en grandes estudios, trabajando con músicos de sesión geniales, intentando ser una especie de estrella del rock. Y para este disco necesitaba volver a ese espíritu. Este es un álbum pop, pero no un disco de Hollywood, no sé si me explico. No pretendo ser un artista comercial. Pero en este tipo de trabajos es en los que he tenido mi mayor éxito.

­—¿Volverá a la ópera?

—Va a representarse Hadrian este verano en España. Estará en el Teatro Real de Madrid el 27 de julio, y el 29 en Barcelona. Estoy entusiasmado. La ópera es parte fundamental de mi mundo. Pero no me veía componiendo ópera por otros diez años. Aún me veo bastante sexi y joven con mis cuarenta y muchos [ríe]. Me apetecía volver a moverme por un escenario. Eso no implica que renuncie a nada. Volveré a la ópera, sin duda. Dentro de un tiempo. Cuando ya no me apetezca preocuparme por el estado de mi piel [ríe].

­—La crítica se está refiriendo a «Unfollow the rules» como un trabajo marcado por la edad, pero cuando le entrevisté hace diez años por la salida de «Out of the game» aseguraba que aquel era su álbum de madurez.

—En muchos sentidos, aquel disco fue mi realización, el resultado de mi crecimiento. Pero este es quizá mi aceptación de lo que soy. Una cosa es saber que te vas haciendo mayor, pero otra muy distinta es aceptarlo. Lleva su tiempo encajar en las sucesivas etapas de la vida. Ahora estoy muy cómodo con mi edad y creo que me espera una buena época.

—El disco va ganando intensidad hasta llegar al punto álgido con «Devils and Angels» y le pone una coda de despedida con «Alone time», algo parecido a lo que pasaba en «Out of the game» con «Candles». ¿Cómo fue el proceso compositivo?

—Fui escribiendo canciones que iban quedando ahí, sin publicarse en estos casi diez años. Y cuando llegó la hora de meterse en el estudio tenía una cantidad enorme de material y mucha perspectiva sobre las canciones porque crecieron conmigo y las más fuertes acabaron en el disco. Fue un proceso muy orgánico. Y finalmente, todas juntas en el álbum, resulta que tenían sentido.