Pamela Rodríguez: «Voy de negro caminando por los bosques, ya soy una meiga»

FUGAS

Peruana instalada en Galicia, esta cantante propone fantasías «dream-pop» que conectan al oyente con otros mundos regidos por el placer.

15 nov 2022 . Actualizado a las 16:33 h.

Es un pequeño secreto. Se encuentra escondido ahora mismo en el underground gallego. Se llama Pamela Rodríguez, nació en Perú y desde hace dos años reside en A Coruña. Allí, al lado de la playa del Orzán, ha montado su campamento: una célula que expande pop, psicodelia, atmósferas oníricas y una magia muy especial.

De esta etapa apenas hay tres canciones grabadas. La última de ellas, Chica huracán. Pero mirando atrás se encuentran sus discos grabados en Perú —con varias nominaciones a los Grammy Latinos—, colaboraciones con artistas como Kevin Johansen, Iván Ferreiro o Julieta Venegas y su faceta de vocalista de Los Pilotos, el grupo de Banin y Florent de Los Planetas. Una trayectoria excitante que está a punto de explotar.

 ­—En «Chica huracán» plantea crear otros mundos como otrora hacían sus amigos Los Planetas. ¿Quiere escaparse de este?

­—Chica huracán es una canción que concibo como un homenaje a todas las personas que me han abierto a nuevas dimensiones. Agradezco mucho en esta canción a quienes han venido a cambiarme ideas y maneras de ver las cosas con nuevos enfoques. Las que me han ayudado a explorar fuera y dentro de mí.

—Apela al «placer por encima de todo». ¿Una invitación al hedonismo?

­—Al hedonismo se le da una capa muy superficial. Culturalmente, se nos ha castigado por el placer. Hay más mérito en el sacrificio y el sufrimiento que en el disfrute. Y yo creo que el placer es una gran brújula para vivir. Donde uno está bien y se siente bien hay grandes mensajes. Ahí hay una ruta trazada con cielo bonito. Desde la perspectiva más profunda venimos al mundo a aprender a disfrutarlo. La Chica huracán viene con todos los placeres, pero no como algo que te incita al exceso o al mal, sino a la apertura, el amor y el disfrute.

­—¿Se asocia el placer a algo frívolo?

—No hay ninguna frivolidad en el enfoque del placer. La vida es lo que es y lo que necesitamos es que venga un huracán y nos saque de ese mérito al sacrificio. Que nos lleve a conectar con los placeres, que son el gran regalo de la existencia.

­—¿El huracán tiene un punto mitológico?

­—Es el gran catalizador de cambios para los mayas. Yo soy una tormenta huracanada [se ríe a carcajadas]. Siempre he tenido mucho contacto con esa mitología. He ido por el mundo localizando dónde están los huracanes para estar cerca de ellos, porque son los catalizadores del cambio y yo quiero que me desplacen.

­—¿Usted también es un huracán que modifica su entorno?

­—Sí, la verdad es que tengo una debilidad por eso. Por eso estoy ahora al lado del Atlántico esperando nuevos huracanes.

­—Mucha gente se preguntará que hace una artista peruana con trayectoria de éxito detrás en A Coruña. ¿Por qué se ha instalado aquí para trabajar?

­—Siempre me han gustado los espacios en los que siento que se pueden construir cosas y crear otros mundos. Soy una romántica y vengo aquí con una perspectiva muy fresca. Hubo otros momentos de efervescencia en el pasado, pero creo que se avecina una supermovida cultural y yo quiero ser parte de ella. Me he sentido muy arropada por la manera de vivir de los gallegos, que es muy especial. Aquí se vive en armonía. Yo salgo a la calle y estoy pensando en canciones, no en que me van a robar lo que tengo [risas].

—¿La seguridad le inspira?

­Hay que tener mucha tranquilidad para disfrutar del placer. Así me puedo abrir plenamente a todo. Hasta hace poco vivía en Cambre, en un bosque. Y por eso el epé que voy a publicar el próximo año se llamará Meigas.

­—¿Le atrae esa figura?

­—Entendí que la meiga de Galicia viene de su naturaleza. Esos bosques, esos árboles, esa niebla... Todo me ha ido transformando totalmente

­—¿Eso explica su estética oscura, casi gótica, para una artista que transmite tanto color en su música?

­—Para mí el negro es el color de todos los colores. Tiene una elegancia y sobriedad especial. La corona y toda la estética que llevo es parte de lo que me ha dado Galicia. Esa corona me la puso Lorena Mariscal, una diseñadora de aquí. Me pongo todo eso para caminar por los bosques, donde voy de negro. Creo que ya soy una meiga más [risas].

­—La vimos recientemente en A Coruña al frente de Los Pilotos. Por momentos, parecía que estaba en trance.

­—Para mí el escenario y un concierto en vivo es un acto de entrega. Yo me entrego al duende, la meiga y la magia. Antes de salir a cantar tengo unos minutos que me entrego. Por eso no siento nervios. No tengo miedo. Me ofrezco al ritual. Creo en el poder movilizador de la música. Me siento honrada de haber construido un oficio de esto y un modo de vivir. Tengo una conexión hipermetafísica con la música. Quiero conectar en vivo con ella y quiero que conecten todos conmigo.