Sir Michael Caine cumple 90: el «cockney» que debutó a los 3 años y lleva 50 con Shakira

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La familia está por delante de cualquier papel, aunque él no le hizo ascos a ninguno. Hizo más de 150. Con sus palabras, y algunos de los que le conocen, nos atrapa el documental Mcaine, una producción alemana que enfoca la elegancia inalterable del inglés que hizo las Américas

29 mar 2023 . Actualizado a las 09:01 h.

A Maurice Micklewaite no lo conoce nadie. Si decimos Michael Caine la cosa cambia. Había alguien más con el nombre real de Michael Caine, además de su padre, cuando el cockney que cree en Dios por su fortuna en la vida empezó a moverse en el oficio. En Mcaine, producción alemana dirigida por Margarete Kreuzer (en Filmin), emerge sir Caine con el estilo sobriamente matador que tiene para el cine al hablar de deudas, precariedad, algunas enemistades y grandes consejos de urinario. El actor, que pertenece al cuarteto que ha aspirado a un óscar en cinco décadas diferentes, ha cumplido este 14 de marzo 90 años. Brilla en interpretaciones que son clásicos, con el descaro de los adustos. En él no hay un gesto en vano. «Menos es más», dice. Seguro. Pero su contención es una fiesta sin mañana.

 En The Italian Job, Alfie (que afinó su sex-appeal), Hannah y sus hermanas (primer óscar) o Las normas de la casa de la sidra (segundo) no queda la caspa del tiempo. Hay más de 150 películas que sumar a su lista. Lo único que solía pedirle a un papel era que no tuviera manchas de café (de los rechazos previos). El tiempo por sus papeles pasa como la seda, con la concisión de este actor tan escueto como rotundo, al hombre que surgió de El motín del Caine (1954). De esta película tomó Maurice su apellido. Bogart es su actor favorito. Ambos, virilidad sensible, manos finas (las que le faltan a Jude Law), párpados de sueño perdido.

Tras ver morir a su padre, con solo «tres colines en el bolsillo», se propuso no ser pobre. Ese rencor vertebró la actitud, el trabajo, el humor, el orgullo.

Fue su madre, limpiadora, la que le dio el primer papel cuando tenía solo 3 años, para zafarse de los cobradores de deudas. Él supo decir de cine la frase: «Mamá no está en casa». En el documental Mcaine la vemos rechazando jamón que le ofrece su hijo. Él apenas dijo no. Tenía incluso el detalle de agradecer los guiones que no le llegaban con manchas de café (de otros actores que los habían recibido primero) y valoró hasta sus pelis más truño. No ignora lo que vale que te paguen bien por hacer lo que te gusta... 

Uno de los mejores consejos de su carrera se lo dio John Wayne: «Habla bajo, habla lento, no mucho... y no uses zapatos de ante». Si no conocen la anécdota (un puntazo), vean Mcaine, que quizá no aporte gran cosa a los que hayan leído La gran vida (Fulgencio Pimentel). Del documental, sobran bastantes minutos del grupo de teatro algo pegote, pero la entrevista al dorado Caine de 90 años es imperdible (qué maravilla de acento), y suman las aportaciones del gran Chistopher Nolan, Paolo Sorrentino o Shirley MacLaine.

De una mujer, dice, valora especialmente la mano para la cocina y el aspecto. ¿Menos es más? Para sus compañeras en el cine son todo flores. Qué tipo.

De Mcaine me quedo con Vestida para matar y con el doctor Larch de la película basada en la gran novela de Irving, Las normas de la casa de la sidra (¿es el cine para Caine lo que el éter para Wilbur Larch?). Monumentos: Alfie, La huella, El hombre que pudo reinar, El americano impasible, Interstellar , Origen. Inolvidable Harry Palmer, con ese mirar la acción por el rabillo, con ese encanto que no levanta los pies del suelo.

Se lo acepto todo, por la clase y el oficio, hasta el resbalón en «aguas terminales» con Sorrentino en La juventud y el no a Hitchcock (a Frenesí), que este nunca le pasó por alto.

Siempre nos sedujo con las botas puestas. Con 70 millones o sin un duro. Tiene por esposa a Shakira desde hace 50 años. La adora. El buen amor también es un trabajo. Sir Michael Caine, tipos como tú hay uno.