La afición pontevedresa respalda al equipo en el partido de la fase de ascenso, aunque la entrada fue menor que ante el Somozas
19 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Durante toda la semana el club se empeñó en hacer piña. Querían que la ciudad se volcase con el equipo en el primer partido de la fase de ascenso, que fuesen ese aliento en el cogote que enmudeciese el juego del Portugalete. Necesitaban que la presión de ese tan manido jugador número 12 fuese clave en un partido decisivo. Y Pontevedra respondió, pero solo a medias. Acudió al estadio, la ocasión no era para menos, pero se veía demasiada grada para conseguir esa piña tan necesaria.
En muchos aficionados que ayer entraban en Pasarón estaban las dudas de cómo jugaría el equipo. Repetían en los corrillos previos al inicio que Portugalete tenía que servir para borrar el sabor amargo que el pasado fin de semana dejó el partido ante el Dorneda. La herida todavía estaba muy abierta como para cicatrizar.
Desde primera hora, las peñas se movilizaron para que a base de pasión fuese cerrando la herida. Pusieron una barra en la explanada de Tribuna y una pulpeira para hacer que el entorno de Pasarón tuviera ese aire festivo de las grandes ocasiones. A pesar de que se recibieron menos espectadores de los previstos, lo consiguieron. Una hora antes del comienzo, la música empezaba a meter en el partido a la afición y los alrededores de Pasarón dejaban patente que era un día grande. Sonaban los compases de las grandes ocasiones. La ciudad quería ver como el sueño podía empezar a cumplirse en casa.
Más gente fuera que dentro
A medida que se acercaba la hora del comienzo, la gente empezaba a tomar asiento y el revuelo que se vivía fuera quedó algo ensombrecido con todo el público sentado. La entrada no era tan buena como la de la última jornada que se jugó en casa ante el Somozas.
El precio, el desánimo, el buen tiempo o la mentalidad de que todavía quedan dos fases más, si se supera esta, pudo haber pasado por la mente de todos aquellos que ayer dejaron Pasarón a medio gas. Tras un minuto de silencio por el fallecimiento del socio número 2 del club, los aficionados comenzaron a corear al Pontevedra. Desde la grada Sur, las peñas llenaron de papel la portería de Edu, dejando una imagen que pocas se veces se ven en el estadio. Bajo el cartel de «Espirito do 84», no dejaron de animar ni un solo minuto, a pesar de que el resto de gradas se venían un poco abajo al ver que el juego local no cumplía las expectativas de cicatrizar la herida.
El primer y único gol del Pontevedra volvió a meter a plantilla y afición en el partido. Cuando el público todavía celebraba la algarabía, una contra del Portugalete les enmudeció hasta el descanso para el que solo faltaban cuatro minutos.
Al ver que el partido no remontaba, ni los aficionados granates ni el medio centenar de personas que acompañaron al Portugalete estaban muy animados. Al final del encuentro, el sabor amargo que dejó el empate, mantenía abierta la herida, que ahora tendrán que confiar a que el partido del próximo domingo en el campo de La Florida la cicatrice a base de goles.
Las peñas se volcaron con el Pontevedra desde primera hora
de la mañana