Señales de vida en el pequeño comercio

LA GALICIA ECONÓMICA

MARCOS MÍGUEZ

Ya nacen el doble de tiendas de las que mueren en Galicia, aunque el 80 % no superan los dos años

15 abr 2019 . Actualizado a las 22:33 h.

No, el comercio no ha superado la crisis. Ciudades y pueblos de Galicia siguen perdiendo negocios, que mueren víctimas de unos consumidores que les han dado la espalda. Los nuevos hábitos de compra, el mercado digital y la tiranía de las rebajas permanentes son enemigos duros de afrontar. Y, aún así, el sector minorista gallego vuelve a levantarse y a brotar con fuerza, y por primera vez desde los años duros de la crisis en Galicia abren muchos más comercios de los que cierran.

Según el registro de altas y bajas de autónomos de la Seguridad Social en la actividad de comercio, la comunidad gallega cerró el 2018 con 2.178 aperturas, frente a las 1.102 bajas registradas.

Se trata del mejor dato de nacimiento de nuevos comercios de la última década, una cifra que una fuente de la organización de autónomos UPTA vincula de forma directa con la tarifa plana, que permite emprender un aventura comercial pagando una cuota de 50 euros al mes durante los dos primeros años (desde enero de este año, 60 euros al mes).

Este factor explica también, en buena medida, la elevada mortalidad que registran estos nuevos negocios, ya que, según esta organización, el 80 % de las tiendas que cerraron el año pasado no superaban los dos años de vida.

Cada día abren en Galicia seis tiendas, según el balance de la Seguridad Social, y ese es el dato al que hay que seguir agarrándose, en opinión de la Federación Gallega de Comercio, cuyo presidente, José María Seijas, ha exigido esta misma semana a la Xunta un apoyo decidido para recuperar por ley los dos períodos de rebajas y «limitar» las licencias de nuevas grandes superficies.

El sector minorista da señales de vida, pero no hay que olvidar los más de 1.000 negocios que echaron el cierre el año pasado, a una media de tres al día.

La Confederación Española de Comercio (CEC) culpa de este desastre al auge del comercio electrónico y a la fiebre de los descuentos permanentes, «que han generado un profundo cambio en los hábitos del consumidor». En esta batalla, «el pequeño comercio no puede seguir el ritmo de los grandes a costa de reducir sus márgenes», afirma la patronal, que demanda varios cambios para «volver a la senda de la rentabilidad y la sostenibilidad» de los negocios.

Su receta para que las empresas que nacen logren arraigar en el ecosistema comercial pasa por adecuar las colecciones «en tiempo y forma» a las necesidades de los clientes; hablan, por ejemplo, de retrasar las rebajas de invierno y verano. También proponen como reto la digitalización de los negocios.