La tarifa plana de autónomos fracasa en Galicia tras dilapidar 230 millones

Manoli Sío Dopeso
m. sío dopeso REDACCIÓN / LA VOZ

LA GALICIA ECONÓMICA

XAIME RAMALLAL

El régimen de empleo por cuenta propia ha perdido 5.000 afiliados gallegos tras 5 años de bonificaciones

20 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Daniel F. tiene 25 años. Acabó la carrera de Ciencias de la Información y tras encadenar un sinfín de contratos en prácticas, y harto de acudir a entrevistas de trabajo sin respuesta, con unos pocos ahorros decidió lanzarse al emprendimiento. Animado por la bonificación de cuotas a la Seguridad Social (la denominada tarifa plana de 50 euros al mes), el año pasado se hizo autónomo y montó un negocio de moda alternativa y tatuajes.

Pero las cosas no van bien. En octubre, al cumplirse los dos años de la ayuda, su cuota de autónomos subirá y antes de que eso ocurra, echará el cierre. «No tengo deudas, estoy al día, pero no saco nada para mí... Esto no es lo que yo pensaba. Han salido un montón de plazas de oposiciones y voy a probar suerte», declara Daniel que es uno de los 19.700 autónomos que a día de hoy se benefician de la tarifa plana.

El 85 % abandona

Su experiencia ilustra también el fracaso del emprendimiento bonificado que, después de cinco años en vigor, se salda en Galicia con 4.800 autónomos menos, ya que en el año 2013 la comunidad contaba con 214.446 trabajadores por cuenta propia, y al cierre del mes de enero del 2019, y tras sucesivas caídas (ver gráfico), la cifra se sitúa en los 209.607 afiliados. Con lo que el objetivo de ganar autoempleados a base de subvención confirma su fracaso.

En el 2013 Galicia tenía 214.446 autónomos. En enero del 2019 la cifra es de 209.607 Aunque, aparentemente, la bonificación creada en el 2013 por el Gobierno de Mariano Rajoy para reducir el desempleo podría verse como un éxito, ya que si se analiza por el número de altas al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos: 1,9 millones de nuevos afiliados en menos de cinco años (desde septiembre del 2013 a diciembre del 2018). De esta cifra, Galicia ha aportado 86.300 nuevos emprendedores.

Pero la realidad confirma que solo un 15,54 % de los autónomos que se han beneficiado de la tarifa plana continúan dados de alta una vez que terminan el período de cotización bonificada.

En el caso de Galicia, el desplome del pequeño comercio reduce aún más la supervivencia de los nuevos emprendedores. Según la estadística del Ministerio de Empleo, solo uno de cada diez autónomos que se acogieron a la cuota reducida sigue adelante tras agotar la ayuda; y más de la mitad de los menores de 30 años que se dan de baja llevaban en alta menos de doce meses..

Además del fracaso para garantizar un autoempleo sostenible, la tarifa plana ha resultado un incentivo excesivamente costoso para las arcas públicas.

«La tarifa plana incentiva por igual a un notario que a un electricista, sin ver los ingresos»

El precio de bonificar mediante la tarifa plana de 50 euros (desde enero del 2019, los nuevos autónomos pagan 60 euros) a todos los trabajadores por cuenta propia que inician su actividad ha supuesto, desde septiembre del 2013, un coste de 700 millones de euros al año. El gasto acumulado en cinco años en Galicia supera los 230 millones. Con estos resultados, no es de extrañar que, antes de la convocatoria de elecciones, el Ministerio de Trabajo se estuviera planteando una revisión de esta medida, al considerar que la eficacia de esta tarifa plana debe mejorarse.

Una inversión estéril

Las asociaciones de autónomos, que fueron las primeras en aplaudir la bonificación fiscal para los nuevos emprendedores, visto lo visto, se muestran de acuerdo en la necesidad de revisar las tarifas planas. Eso sí, no hay consenso en cómo abordar el problema.

El secretario general de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA), Eduardo Abad, que siempre se ha mostrado crítico con esta ayuda de carácter universal, es contundente a la hora de valorar el fracaso de esta medida: «La tarifa plana es una inversión nefasta, inútil y estéril, que tienen un efecto perverso, porque incentiva a todos por igual, independientemente de sus ingresos, desde un notario a un electricista; y que, además ha contribuido a agrandar la burbuja del emprendimiento», asegura. Sostiene que la mejor forma de hacer eficaz esta bonificación es analizar la viabilidad de la actividad que pretende desarrollar el nuevo autónomo antes de acceder a rebajarle la cuota. Además, advierte de otro riesgo. «Si la mayor parte de los beneficiarios no han trabajado más de un año y han facturado a una sola empresa, ahí habrá un indicio indudable del uso fraudulento de la tarifa plana para fomentar la figura de los falsos autónomos», afirma.