Diecisiete peregrinos de varios puntos de España, algunos de ellos invidentes o en silla de ruedas, recorrerán los 156 kilómetros que separan O Cebreiro de Compostela.
17 jul 2010 . Actualizado a las 02:00 h.El día que eligieron para iniciar su peregrinación hacia Compostela los recibió con mucha niebla y lluvia. En O Cebreiro, a las ocho y media de la mañana de ayer, no parecía verano. Aun así, los participantes en el llamado Xacobeo solidario del seguro 2010 desembarcaron de los tres vehículos que llevarán como apoyo con muchas ganas. Son 52 personas las que caminarán hasta Santiago: diecisiete de ellas con algún tipo de discapacidad (física en un caso, así como cuatro invidentes, otros tantos en sillas de ruedas, y los restantes ocho, con discapacidad intelectual). Los demás son voluntarios y acompañantes. Para la mayoría, será la primera vez.
Todo esto es posible gracias a la Fundación Deporte y Desafío (presidida por Carmen Pardo, que forma parte de la comitiva) y también a varias compañías y mediadores de seguros, que se encargan de patrocinar en buena parte este camino de integración a través del deporte: entre ellos, el Consejo General de los Colegios de Mediadores de Seguros, ARAG, la Fundación Seguros Lagun Aro, International SOS, la fundación Jesús Serra o Aviva, además de otros colaboradores. Es su manera de demostrar que «la entidad aseguradora siempre está al lado del que más lo necesita». Ricardo Lozano, director general de seguros y Fondos de Pensiones, dependiente del Ministerio de Economía y Hacienda, simboliza esa opinión con su presencia a lo largo de los 156 kilómetros a pie y de los siete días que tardarán en llegar al Apóstol. Cuentan para eso con el apoyo del Consejo Superior de Deportes, de los arzobispados de Madrid y Santiago, así como de la Fundación Abracadabra y la Asociación de Moteros de León, que les brindarán su compañía en alguna de las etapas.
Un camino de amigos
Los caminantes llegan de muchas partes de España. Se harán amigos, tal y como afirmaba ayer Salvador Climent, quien irá en silla de ruedas. «Somos de diferentes lugares y tenemos discapacidades distintas, así que nos servirá para conocernos». Al igual que contaba en la presentación de esta iniciativa otro de los chicos participantes, Javier del Pozo, también Climent aseguró que cada uno en su medida, según sus posibilidades y situación, se ha ido preparando para superar este reto. Si para los voluntarios y acompañantes ya requiere esfuerzo, para ellos todavía más. «Pero está todo muy bien preparado, para que vayamos lo más cómodamente posible». Ejercitados de pies, brazos, ojos, tacto, olfato y oído, nadie puede negar que ellos sí tienen mérito y están muy capacitados para el Camino de Santiago.