La menor que se acostó con el fraile: «Lo quiero como si fuera mi pareja»

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

GALICIA

OSCAR CELA

La joven declaró que el religioso le dio pena por lo que le contó

10 mar 2015 . Actualizado a las 15:31 h.

«Desde hace un año y algo más, somos amigos más íntimos (...) Lo quiero como si fuera mi pareja». Así se pronunció la joven de O Cebreiro que mantuvo relaciones sexuales con el fraile que atiende el santuario de dicho lugar. El religioso, José Quintela Arias, se encuentra encarcelado en la prisión de Bonxe desde hace casi quince días, acusado de un presunto delito de abusos sexuales. La supuesta víctima tiene 17 años.

La joven empezó a tener contacto con el religioso a través de WhatsApp. «Me preguntaba qué hacía y si quería hablar con él», dijo. En ocasiones le mandaba fotos en las que él aparecía sin ropa y que la muchacha consideraba «subidas de tono». Inicialmente le envió, según contó, unas cuatro o cinco.

A través del citado sistema de comunicación telefónica le contó que se sentía solo, que no tenía amigos en la zona y que «quería que fuera su amiga». «Amigos sí, pero así no. No me gustaba recibir esas fotos. Él me pedía perdón por si me ofendía. Paraba unos días y después mandaba otra», expresó.

La joven dijo que las relaciones sexuales eran consentidas. «Somos amigos, pero desde hace un año y algo más, somos amigos más íntimos», relató.

En septiembre del año pasado fue al santuario de O Cebreiro y el monje le propuso ir a una casa que tiene en la zona de Trives, para ayudar a limpiarla y a recoger. Al día siguiente el fraile la recogió en su coche a las afueras del pueblo. «Cuando llegamos vi que la casa estaba recogida y organizada y le pregunté qué pasaba. Me respondió que estaba solo, que sus padres habían muerto, que no tenía amigos, que necesitaba desconectar del trabajo y que necesitaba un amigo para poder contarle sus cosas», expresó la muchacha.

La joven dijo que esa vez se sintió engañada, «pero después de lo que me contó, me dio pena». Para ir a la casa del fraile, pidió permiso a sus padres y se lo dieron. El monje le dijo que le daría unos 50 o 100 euros y pensó que eran para ayudarle, según explicó.

En la casa, el monje encendió la chimenea, sacó una botella de güisqui y la comida que había llevado en el coche. Tras la cena jugaron a las cartas y el religioso siguió contando a la joven, según la versión de esta, cosas de su vida. Se fueron luego a la cama por separado y al rato el fraile entró en la habitación de ella y empezó a tocarla. «Me dijo que estaba muy solo y necesitaba compañía. Yo le dije que así no quería y volvió a contarme todas las cosas malas que le pasaron en su vida. Me pidió si podía dormir conmigo y yo le dije que sí, pero sin que me tocara», dijo.

Tras ese encuentro se comunicaron por Facebook. Como ella no contestaba, el fraile le pidió perdón por haberla «engañado». «Me preguntó si le perdonaba y yo le dije que sí, pero que no volviera a suceder», expresó.

Volvieron a la casa en noviembre del año pasado. Cenaron y bebieron güisqui. Se acostaron en habitaciones distintas, pero el fraile volvió a entrar en la de la muchacha. «Me preguntó si quería tener relaciones sexuales y yo le dije que sí», explicó. Esa vez el fraile no hizo ninguna foto, «pero a partir de dos o tres meses, él hacía fotos con su móvil, pero las borra y otras veces las borré yo». Los investigadores hallaron numerosas imágenes de contenido sexual explícito.

Novecientos euros

La joven explicó que el fraile le daba dinero, dependiendo del número de fieles que pasaban por O Cebreiro y las limosnas que dejaban. Algunas veces eran 100 euros y otras 300. Desde que están juntos calcula que le entregó entre 800 o 900 euros

«Fuimos a un hotel a Ponferrada»

La menor en sus declaraciones también relató que fue unas cuatro o cinco veces a la casa del fraile en Ourense. «En todas esas visitas mantuvimos relaciones sexuales, siempre consentidas», dijo. En otras ocasiones el fraile, según explicó, la llevó a un hotel a Ponferrada donde no eran conocidos. Asimismo, relató que habían mantenido relaciones en la sacristía del santuario después de cerrar las puertas del templo.

En una ocasión el religioso le dijo que «para hacer más interesante la cosa» a ver si podía llevar a otra persona. La muchacha pensó en un primo con cierto grado de discapacidad. Quedaron al lado de la estatua del peregrino y marcharon a Trives. En ese encuentro supuestamente hubo consumo de alcohol y relaciones de carácter sexual. 

«Me hizo proposiciones de todo tipo y me lio de mala manera», declaró el monje

El fraile, José Quintela Arias, contó que conoció a la muchacha porque iba por la iglesia a pedirle trabajo y dinero para los libros, libretas y gafas de sus hermanos. A posteriori, contó que empezó a mandarle mensajes por las redes sociales y que al principio solo hablaban. Pero después las cosas cambiaron. «Me hizo proposiciones de todo tipo. Ella me lió de mala manera», apuntó José Quintela Arias.

Reconoció que  hubo envíos de fotografías que acabaron siendo de contenido sexual. Esas fotos, aclaró, no las envió a nadie. El fraile explicó que mantenían relaciones desde hacía unos seis meses. Unas veces eran en el coche, otras en la sacristía y otras en la casa de Trives. El religioso destacó que el dinero que le daba no era por tener sexo sino que era para prestarle ayuda. En este sentido contó que en ocasiones le dio 200 euros del dinero que dejaban en la iglesia para ayudar a los pobres.

Al fraile le preguntaron si sabía que la joven era menor de edad y él respondió que nunca le había preguntado cuántos años tenía, pero que creía que era menor.

En cuanto al encuentro que hubo en la casa de Ourense entre la muchacha, su primo y él,  reconoció que se había producido, pero dijo que no hubo relaciones sexuales. Aclaró que estuvieron cambiando la leña de un sitio para otro y que después de cenar se fue a un pueblo de al lado. Les dio dinero por el trabajo realizado, entre 30 y 50 euros a cada uno.