Arturo Marcos: «Es lógico que los padres de Asunta insistan en su inocencia, pero yo no tengo dudas»

José Manuel Pan
José Manuel Pan REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

El comandante Arturo Marcos, en su despacho de A Coruña
El comandante Arturo Marcos, en su despacho de A Coruña CESAR QUIAN

«Me pareció de recibo dejar que la madre despidiese a su hija en el tanatorio. Después la detuvimos», asegura el guardia civil que dirigió la investigación del caso Asunta

09 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

21 de septiembre del 2013. Sábado. «Esa noche estaba en casa. Me comunican que se había denunciado en Santiago una desaparición un poco rara de una niña que tenía rasgos asiáticos. Era una desaparición en la demarcación de la Policía Nacional que en principio no nos afectaba, pero como es una menor se comunica a todos los cuerpos». El entonces capitán de la Policía Judicial de la Guardia Civil de A Coruña, Arturo Marcos Sánchez (Palencia, 1981), recuerda aquella noche. «Horas después, sobre la una y media de la madrugada, me llaman para decirme que ha aparecido el cadáver de una niña, también con rasgos asiáticos. En un camino de Teo, en nuestra demarcación». Arturo Marcos, hoy comandante y destinado a otros cometidos bastante distintos, pone en marcha a todo su grupo. En ese momento no lo sabe, pero acaba de iniciar la investigación más importante de su vida. Comienza el caso Asunta.

-Una niña muerta en Teo horas después de una denuncia por desaparición en Santiago. ¿Pensaron que podía ser el mismo caso?

-Claro. Inmediatamente relacionamos el hallazgo del cadáver con la denuncia de la desaparición de la niña en Santiago. Activamos todo nuestro sistema de trabajo en estos casos. Avisé a los miembros del grupo de personas de la unidad de policía judicial, al laboratorio y también al equipo que tenemos en Santiago para que llegase cuanto antes al lugar del hallazgo.

-¿Cuándo saben que están ante un crimen?

-De la comandancia de A Coruña sale un alférez [hoy es teniente y está destinado en Lugo] con un grupo de agentes para hacerse cargo de las investigaciones. En cuanto llegan, hacen la inspección ocular y ya ven que los primeros datos hacen pensar que se trata de una muerte violenta: unas cuerdas junto a los pies y las manos, un poco de sangre en la nariz... Fue una noche muy intensa. Tras saber que es la misma niña cuya desaparición se había denunciado, un grupo se dirige a Santiago para comunicar a los padres el hallazgo del cadáver. La denuncia de la madre fue el primer dato que nos permitió empezar a hacer cosas aquella misma madrugada. Decía que la niña había desaparecido después de que la hubiese dejado en su piso estudiando. Solo teníamos eso y el cuerpo. Nos faltaba saber cómo había llegado a Teo. Esa misma noche ordené que a primera hora de la mañana se pidiesen las imágenes de todas las cámaras de la zona para saber si captaron a la niña saliendo del piso.

«Al hablar con la madre esa noche vemos que hay cosas que no coinciden»

-¿Hablan ya esa madrugada con los padres?

-Sí. Vamos a su piso para comunicarles la muerte y para saber qué había pasado con su hija. Vamos sin ninguna desconfianza, solo para saber cómo había salido la niña de casa. Al hablar con la madre vemos cosas que no coinciden con lo que había puesto en la denuncia de desaparición. Hay lagunas en cuanto a las horas, al recorrido que ella hizo. Comprobamos que la familia tiene una casa cerca de donde había aparecido la niña muerta. Y les preguntamos si podía haberse dirigido allí la niña con algún amigo y si podía haber pasado algo. Les pedimos permiso para ir a la casa. Aceptan, y el alférez y otro compañero se van con ellos a la casa esa madrugada.

-Y ahí se produce el episodio de la papelera.

-Sí. Rosario entra en la casa y va directamente a una habitación en la primera planta. El alférez la sigue y ve que ella se dirige a una papelera en la que había un pañuelo húmedo, una mascarilla y unas cuerdas de color naranja, iguales a las que mi compañero había visto junto al cadáver.

-Después vinieron las cámaras.

-Visionando las cámaras vemos cuándo la madre sale esa tarde en el Mercedes. En la denuncia dice que dejó a la niña en su piso de Santiago y que ella se fue sola en el coche a Teo a buscar unos bañadores. Vemos cuándo sale del garaje, da la vuelta a la manzana, pasa por la calle donde vivía, va por la calle del Parlamento, por la gasolinera Galuresa. Y ahí vemos el coche y se ve que va alguien en el asiento del acompañante, con una camiseta blanca. Aunque no es una imagen clara, creemos que puede ser su hija, Asunta, con lo que empezamos a ver contradicciones.

-Y empiezan a sospechar de ella.

-Además de las cámaras también comprobamos las horas de conexión y desconexión de las alarmas de la casa de Teo. La entrada coincidía con la hora que Rosario dijo que había ido allí, pero luego hay un tiempo largo en que la alarma está desconectada y no cuadra con su primera declaración.

-¿Cuándo deciden detenerla?

-En realidad, la decisión la teníamos tomada desde la noche anterior, cuando ella empieza a aparecer en las cámaras y tenemos las horas de la alarma y vemos que sus declaraciones no coinciden. Paralelamente nos llegan los primeros informes de la autopsia, que nos revelan que la niña murió por asfixia mecánica. Tenemos ya una serie de cosas que nos dirigen hacia la madre. Cuando le decimos que la hemos visto en el coche con alguien, ella cambia la versión y dice entonces que sí que llevó a Asunta en el coche y que luego la dejó en la calle para que fuese caminando a casa.

«Cuando le dijimos a Rosario que iba con alguien en el coche, ella cambió su versión»

-¿Qué cree que pasó en la casa?

-Creo que los hechos ocurrieron en la habitación de la casa de Teo en la que estaban la papelera y el pañuelo, que tenía ADN de la madre y de la niña. Creemos que la madre fue la que llevó el cuerpo desde la casa hasta el coche y que la metió en la parte de atrás. Y que cuando se cruzó con el vecino en el portal la niña ya iba muerta en la parte de atrás. Luego continúa con el coche, la deja en la pista y regresa a Santiago, que es cuando se la ve en otra cámara saliendo del garaje con unas bolsas en la mano.

-La detienen en el tanatorio.

-Por la tarde empezamos a pensar cómo íbamos a detenerla. Como estaba controlada, decidimos esperar a que ella pudiese despedir a su hija al día siguiente en el tanatorio. Me pareció de recibo dejar que la madre pudiese despedirla. Hicimos la detención en el tanatorio, pero después del acto fúnebre y sin que nadie se diese cuenta de nada.

-Los padres insisten en su inocencia. ¿No le entran dudas?

-Es lógico que digan que son inocentes, pero nosotros no tenemos ninguna duda. Y hay una sentencia del jurado que los condena y otras que la ratifican después. No tenemos ninguna duda. Investigamos a mucha gente, pero nunca contemplamos que pudiese haber una tercera persona. Nada indicaba eso.

«No contaban con que hubiésemos dado tan pronto con la pista de la casa de Teo»

La condena del jurado contra los padres de Asunta fue ratificada por el Tribunal Superior de Xustiza, después por el Supremo y, hace unos días, por el Tribunal Constitucional.

-Un caso sin pruebas directas.

-Sí, pero teníamos muchos indicios sobre la participación de los padres en la muerte de la niña. Todos los pasos que dimos fueron muy medidos.

-¿Cómo detienen al padre?

-A Alfonso Basterra pudimos detenerlo antes, pero no lo hicimos hasta que no tuvimos el análisis del estómago, que indica que la niña comió con él y con Rosario aquel día, y que él era quien compraba todo el Orfidal. Y que las compras coincidieron con el episodio de la noche en la que entró alguien en el piso para intentar matar a Asunta y con otros episodios en los que la niña estaba mareada. El día de la muerte comieron juntos, le suministraron a Asunta el Orfidal con la comida, la llevaron a la finca de Teo, a esa habitación, y en la cama pudo morir asfixiada. Luego la montaron en el coche y la llevaron al lugar donde apareció, se deshicieron del cuerpo y regresaron a Santiago.

-¿Fueron los dos?

-Bueno. Nosotros no hemos conseguido situar a Alfonso en Teo. Su móvil indica que estaba en el piso de Santiago y no hay ninguna cámara que lo vea fuera del piso, solo una testigo, una niña que se cruza con él en la calle después de comprar unas zapatillas. Eso significa que no estuvo toda la tarde en el piso, como declaró. Y lo que está claro es que él está cuando le suministran la droga a Asunta, que está cuando va a recogerla en todos los episodios de mareo y que se le daba el Orfidal en su presencia.

-¿Fue clave estar con los padres toda esa madrugada?

-Claro. Ellos no contaban con que nosotros hubiéramos llegado tan rápido a la clave de la finca de Teo, que hubiésemos ido ya esa misma noche. No se pudieron deshacer de la cuerda, de la papelera... No pensaban que íbamos a llegar a esa pista tan pronto, la misma madrugada en que apareció el cadáver.

-¿Le ha marcado en algo el caso Asunta?

-Sí. Este caso nos enseñó cómo trabajar con gran presión mediática y cómo asegurarnos al máximo de todo lo que vamos haciendo para que no haya ningún reproche. El jefe de la comandancia de entonces nos dio su total confianza, y tuvimos la colaboración de toda la unidad. Se involucró todo el personal.