El paño de lágrimas de Angrois cierra su bar por jubilación

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

VÍTOR MEJUTO

El barrio compostelano pierde su único local y las víctimas un hombro en el que siempre han hallado consuelo

25 jul 2017 . Actualizado a las 10:45 h.

A sus 64 años de edad, Pilar Ramos acumula nada menos que 51 cotizados a la Seguridad Social. Trabajó, entre otros lugares, en una fábrica de paraguas de Santiago, pero buena parte de su historial laboral la ha pasado tras la barra del bar O Tere, de Angrois. Más de tres décadas ha estado sirviendo en la taberna que es el centro neurálgico de este barrio compostelano. Un lugar de cita obligada para los vecinos, ya que no hay otro local cerca, y para los peregrinos que atraviesan la localidad por la ruta del Camino que llega desde Ourense, la de la Vía de la Plata. En los últimos cuatro años, desde que el 24 de julio del 2013 un tren Alvia descarriló en el lugar segando la vida de 80 personas, O Tere es también punto frecuente de encuentro para las víctimas de la tragedia y sus familiares. Son muchos los que han hallado consuelo en el hombro de Pilar, que ha sido su paño de lágrimas y ha llorado con ellos hasta que, literalmente, se le han secado los ojos.

Este será el último verano en el que O Tere esté abierto. Pilar Ramos se jubila en septiembre y sus planes pasan por colgar de la puerta del bar el cartel de cerrado. «Eu xa tería pechado hai tempo, pero tiven que esperar», explica esta mujer de ojos grandes y corazón enorme. Ninguno de sus hijos ha querido continuar con el negocio porque todos ellos tienen trabajo. «Nós sabemos que este traballo é moi duro e hai que estar aquí seguido», confiesa además Pilar. El local quedará ahí, como as en la manga si a algún miembro de la familia se le tuerce la vida y necesita ponerse tras la barra.

Si Pilar hubiese querido, no le habría costado mucho encontrar quien quisiera coger el traspaso de su bar, que pocas veces está vacío por la afluencia de vecinos, peregrinos y ahora los obreros que trabajan en la ampliación de la AP-9. Pero no. Prefiere cerrar. Quizás porque, al vivir justo encima de la taberna, estaría incómoda viendo su establecimiento en otras manos. «Nós o que queremos e estar tranquilos, que xa foron moitos anos traballando», asegura.

Angrois no será lo mismo sin O Tere abierto. Y la tragedia del Alvia pierde uno de sus símbolos, porque el bar sirvió como centro de mando de los servicios de rescate. Como las víctimas y sus familias, Pilar también quiere pasar página. Lo necesita. «Estes anos foron moi duros, espero que pronto haxa sentenza e poidamos descansar», concluye.