Solo Santiago, Baiona y O Grove ven positivo aplicar una tasa turística

Juan María Capeáns Garrido
Juan capeáns SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

PACO RODRÍGUEZ

A Coruña la considera una «ferramenta útil», pero solo en casos de masificación

27 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Que los ayuntamientos españoles necesitan más dinero no admite debates. La forma de conseguirlo, sí. El comité de expertos que está trabajando en una reforma de la financiación local abrió una amplia reflexión al respecto al presentar al Ministerio de Hacienda una propuesta para que los municipios puedan cobrar voluntariamente una tasa que permita retornar a las arcas locales parte del gasto que generan los cerca de 80 millones de turistas que llegarán este año a España, aunque tendría efectos también para los movimientos internos si finalmente se tramita a través de los hoteles.

El debate no es nuevo, pero se presume polémico, a tenor de las primeras reacciones de los políticos locales, de la postura inicial de la Administración autonómica y del recelo general que hay en el sector. Solo los concellos de Santiago, Baiona y O Grove -los tres con una consolidada y masiva afluencia turística en temporada alta- están de acuerdo con la aplicación de la tasa. El regidor santiagués, Martiño Noriega (Compostela Aberta), fue el primero en abrir el debate hace unos meses, pero la Xunta, que tiene las competencias en esta materia y la capacidad de legislar, sepultó cualquier duda con un argumento contundente: Galicia solo se come una parte muy pequeña de la golosa tarta turística de España -casi cinco millones en un 2016 de récord- y lo que hay que hacer ahora es traer a más visitantes, no ponerles trabas. El planteamiento en Compostela, que tiene suspendidas las licencias de hoteles en el casco histórico, sigue «vixente», y antes o después deberá plantearse, dicen. «Ás veces hai que ser algo intervencionista para non morrer de éxito», argumenta el alcalde.

En A Coruña, el gobierno de Xulio Ferreiro (Marea Atlántica) cree que se trata de una «ferramenta útil», pero con un matiz: la ciudad no sufre un problema de masificación turística. La misma tesis sostiene Jorge Suárez (Ferrol en Común), que no tiene ninguna previsión de implantación porque la urbe no sufre la «sobreexplotación» de Santiago, Madrid o Barcelona. «Ogallá houbese ese problema», afirma.

En Lugo o Vigo (PSOE) quieren conocer a fondo la propuesta del comité de expertos para opinar, y Ourense pide una «reflexión profunda y sosegada, adaptada a la realidad turística de cada ciudad». A Jesús Vázquez (PP) no le parece una medida que, a priori, sea determinante ni atractiva para reforzar los ingresos municipales, y podría entenderse como un ataque al sector turístico.

En esa línea se mueve también el equipo de Fernández Lores en Pontevedra (BNG), que esperará al informe de la FEMP para una valoración más detallada. En todo caso, entienden que puede ser «contraproducente» para el sector y que, si el problema es la financiación local, hay otras fórmulas.

Es una opinión casi idéntica a la que expresó el presidente de la Federación Galega de Municipios e Provincias (Fegamp), Alfredo García, que habló en nombre de los ayuntamientos gallegos para defender que, «de entrada», son partidarios de resolver los problemas de la financiación local por otras vías y no con «máis impostos». De hecho, pidió que antes de cualquier valoración al respecto se haga un «reparto» más equilibrado, homogéneo «e xusto» de los recursos ya existentes, reclamó el también alcalde de O Barco de Valdeorras.

Diferencias en el sur

En los municipios más turísticos de la costa las posiciones son más bien contrarias, aunque hay excepciones. En Baiona, el regidor Ángel Rodal (PP) ve positivas las tasas si son «obligatorias para todos», y advierte que los concellos con más presión necesitan más recursos para mantener los servicios. Pero Rodal ya tiene respuesta a uno de sus condicionantes. En el cercano concello de Tui, el regidor Enrique Cabaleiro (PSOE) no cobraría a los turistas, si de él dependiera.

En las rías de Arousa y de Noia hay unanimidad. El alcalde de Boiro, Juan José Dieste (PP), prefiere que el dinero «venga directamente del Estado a los concellos» y se muestra contrario a las tasas, como el de Porto do Son, Luis Oujo (PP), y el de Ribeira, Manuel Ruiz (PP), que afirma que implantar una tasa «juega en contra» de los concellos que están intentando posicionarse en el mercado turístico.

En Viveiro, una de las localidades de referencia en el norte, ya se lo plantearon y la conclusión fue negativa, recuerda la alcaldesa María Loureiro (PSOE): «Igual se nos vuelve en contra», opina. El regidor de Valdoviño, Alberto González (PSOE), ve, además, un pecado original: «¿Cómo vas a cobrar una tasa por algo que no tienes?», afirma en referencia a la falta de una infraestructura hotelera.

«No podemos seguir cubriendo los gastos suplementarios a costa del vecino»

El alcalde de O Grove, el socialista José Antonio Cacabelos, se siente «personal y políticamente» a favor de la tasa turística, y defiende su postura con argumentos de caja. Entiende que las localidades que en verano multiplican su población «por tres», como es el caso de la villa arousana, tienen unos gastos suplementarios que hay cubrir: «Y no podemos seguir haciéndolo a costa de los vecinos». Se refiere al agua, a la limpieza de playas, al refuerzo de los servicios habituales, a la contratación de policía... Admite que las facturas municipales no se triplican, pero sí se disparan de forma considerable, y las aportaciones que puede hacer la Xunta para paliar esta situación son «insuficientes». Eso sí, Cacabelos pide que se estudie todo «muy bien» y abrir un debate sobre si la tasa es general o personalizada. «Pero por algo hay que empezar», dice, porque la liquidez en las arcas locales pasa por malos momentos desde que se desplomaron los ingresos por la construcción. Y pone otro argumento más encima de la mesa: «La sociedad está madura y esto no va a escandalizar a nadie ni a tener repercusiones negativas», dice convencido.

Reacciones en las comunidades

Las comunidades más turísticas también han reaccionado a la propuesta de generalizar voluntariamente la tasa por pernoctación, y las opiniones están divididas incluso al margen de colores políticos. En Andalucía, Susana Díaz (PSOE) defendió hace escasos días que su Gobierno no iba a instaurar un impuesto al turismo, pero aclaró que iba a respetar las iniciativas locales que así quisieran hacerlo. Y ayer la Federación Andaluza de Municipios y Provincias se inclinó hacia la aplicación: «Ya existe en muchos países europeos», manifestó el socialista Rodríguez Villalobos, presidente de la Diputación de Sevilla. Valencia, en cambio, se suma a los que piden un debate «sosegado». El presidente de la Generalitat, Ximo Puig (PSOE), dice que no es una «prioridad» para el Consell y que cualquier iniciativa debería contrastarse con el sector. Baleares, también con un Gobierno socialista, la ha vuelto a aplicar el verano pasado y no hubo efecto negativo: sigue con cifras de ocupación récord.

Información realizada con las aportaciones de Xosé Gago, Carlos Ponce, Carmela López, Xosé Manuel Cambeiro, Xosé Carreira, Serxio Barral, Marcos Gago, Rosa Estévez, Álvaro Alonso, Ana Gerpe, Salvador Serantes y Fina Ulloa.

«Barcelona ya cobra: ¿sirvió para controlar algo? No», sostiene el sector en Sanxenxo

En Sanxenxo, la villa pontevedresa que multiplica varias veces su población en verano y que tiene más camas hoteleras que ningún otro municipio gallego, son rotundos: «Sanxenxo no ve bien la aplicación de esa tasa», advierte el alcalde, Telmo Martín (PP). En la misma línea de oposición se mueve el presidente del Clúster de Turismo de Galicia y del Consorcio de Empresarios Turísticos de Sanxenxo (CETS), Francisco González. Al recabar su opinión, señala: «Barcelona ya tiene esa tasa turística: ¿sirvió para controlar el turismo en la ciudad? No. Queda entonces claro que no es un arma para controlarlo».

Seis millones para el 2020

González maneja argumentos coincidentes con los de la Xunta, que aspira a atraer a seis millones de turistas en el 2020, un año antes del jacobeo: «En Galicia no estamos en un momento para poner más trabas a la llegada de gente». Aunque precisó que los esfuerzos de las Administraciones tienen que estar dirigidos a atraer un turismo «sostenible, cosmopolita y familiar». Y precisa: «No queremos crecer por crecer, sino mejorar la rentabilidad, la sostenibilidad y ampliar la temporada. Ese tipo de tasas como la que proponen no ayuda a ese objetivo». González añadió que el turismo es el principal sector del país y que no se puede «exprimir como si fuese una vaca», y más si esos ingresos extras no se van a utilizar para cuestiones vinculadas al sector. «Esa tasa no sirve para nada y en Barcelona queda claro que sigue siendo un desastre».