En más de la mitad de los municipios gallegos hay más pensionistas que trabajadores

Ana Balseiro
ana balseiro MADRID / LA VOZ

GALICIA

MARCOS MÍGUEZ

De los 313 concellos de la comunidad, 167 presentan ese desequilibrio; es una proporción que no se había dado antes

07 ago 2017 . Actualizado a las 16:48 h.

La economía -tanto la del conjunto del país como la de Galicia- prosigue su recuperación manteniendo su crecimiento en el entorno del 3 %, y tal mejoría se traslada al mercado laboral, como las estadísticas oficiales ponen de relevancia. La última encuesta de población activa (EPA) dejó una noticia largamente esperada, ya que en el segundo trimestre el paro bajó de la barrera psicológica de los cuatro millones de personas por primera vez en ocho años. En clave gallega, entre abril y junio se crearon 15.300 nuevos empleos y el número de parados cayó en 15.700, dejando la cifra más baja desde el verano del 2010: 201.500 personas.

Sin embargo, el buen comportamiento del empleo no es suficiente para poner freno al otro gran problema: el desequilibrio en la tasa de dependencia, es decir, el número de cotizantes por pensionista. Sigue en unas cifras inquietantemente bajas. Galicia presenta una situación preocupante, puesto que en más de la mitad de los municipios el número de pensionistas superaba al de afiliados a la Seguridad Social

Tasa de dependencia

Desequilibrio acusado. Según los datos oficiales del Instituto Galego de Estadística (IGE), al cierre del 2016, de los 313 concellos gallegos, más de la mitad (concretamente el 53,4 %, 167 de ellos en números absolutos), tenían más personas residentes percibiendo pensiones contributivas -se incluyen, junto con las de jubilación, las de viudedad, orfandad o incapacidad permanente- que cotizando a la Seguridad Social. Es una desproporción que no se había dado antes. La situación lleva a ponerse en alerta porque el modelo español se asienta en la solidaridad intergeneracional, ya que es un sistema de reparto en el que los cotizantes actuales pagan la factura de los pensionistas, como las nuevas generaciones lo harán con ellos en el futuro. 

Así, la fórmula es sostenible si se mantiene el equilibrio entre el número de trabajadores -y la cuantía de sus cotizaciones- y el de jubilados. Precisamente el reciente llamamiento del Ejecutivo a la necesidad de subir salarios responde a la necesidad de elevar las bases de cotización para alimentar las maltrechas arcas de una Seguridad Social de la que salen cada vez no solo más pensiones de jubilación, sino también de mayor cuantía. Por eso, además de crear más empleo, la china en el zapato de nuestro mercado laboral es hoy mejorar su calidad. 

SOSTENIBILIDAD

Lejos de las cifras recomendadas. Los expertos sostienen que la tasa de dependencia mínima para garantizar la supervivencia financiera del modelo está por encima de los 2,5 cotizantes por cada pensionista, aunque para unas condiciones óptimas de viabilidad sería necesaria una ratio cercana a 3. España llegó a tener 2,71 -su tasa más alta- en el 2007, justo antes de la crisis, pero los últimos datos oficiales muestran que en julio era de 2,23 cotizantes por perceptor. La cifra aún baja más si se contabilizan únicamente los cotizantes en activo (excluyendo el millón largo de desempleados afiliados), lo que dejaría la relación en 2,11 trabajadores por pensionista. Niveles de hace veinte años.  

EL reto gallego

Menos trabajadores, más pensionistas. Si la instantánea del conjunto de España dista de la situación ideal, la foto que muestra la comunidad gallega es desasosegante. Con una abultadísima población envejecida, que dispara la percepción de prestaciones, la demografía juega en contra. A ello se suma el menor número de trabajadores. Según la última EPA, la población activa de Galicia en el arranque del verano sumaba 1.250.300 personas, casi 60.000 menos que en el 2008, antes de la crisis: se impuso buscarse el futuro en otro lugar. Aunque en el segundo trimestre de este ejercicio se crearon 15.300 empleos y el número de trabajadores se elevó hasta 1.048.900, para volver a la cifra de ocupados del 2008 habría que multiplicar por diez el incremento del último trimestre, ya que entonces trabajaban 153.000 gallegos más. 

MAPA POLARIZADO

Las ciudades frente al rural. La estadística, al cierre del 2106, muestra una Galicia polarizada entre las ciudades y el mundo rural. Así, mientras que en las primeras -y sus municipios de influencia- el número de cotizantes cubre con holgura el de pensionistas, en los concellos más rurales la situación se invierte. Ejemplo de ello es el caso de Vigo, donde hay casi 40.000 afiliados a la Seguridad Social más que pensionistas: 100.507 frente a 61.514, lo que en cifras absolutas es la mayor diferencia de Galicia, aunque la tasa de sostenibilidad se queda por debajo de los dos cotizantes por pensionista, concretamente en 1,63. A la ciudad olívica le siguen A Coruña, con un saldo favorable de más de 31.000 (tasa de 1,59); Santiago, con casi 17.300 (frisando los dos cotizantes por pensionista); o Lugo, con casi 15.600 (1,78 de ratio). 

El municipio gallego campeón en lo que respecta a la relación de afiliados y perceptores es Ames, con unos insólitos casi tres cotizantes y medio (3,43 concretamente). No en vano es el ayuntamiento más joven y el que más crece, como polo de atracción para la población del entorno de Santiago. En el extremo contrario, Avión, donde el número de pensionistas residentes triplica al de trabajadores, con 773 frente a 238. Así las cosas, en Galicia únicamente diez municipios están por encima de los dos cotizantes por pensionista (solo dos por encima de 2,5), y otra decena llevan al extremo la situación contraria, con una ratio inferior a medio afiliado por perceptor.