Los barrios de Galicia con ayudas para reformas invierten 22 millones al año

Juan María Capeáns Garrido
juan capeáns SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

El barrio marinero de San Tomé, en Cambados, es una de las 70 áreas de rehabilitación
El barrio marinero de San Tomé, en Cambados, es una de las 70 áreas de rehabilitación MARTINA MISER

La Xunta y el Gobierno central pagaron un tercio de las facturas en rehabilitación

10 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los gallegos que viven en barrios designados Área de Rehabilitación Integral (ARI) se han gastado en la última década una media de 22 millones de euros al año para mejorar la habitabilidad de sus viviendas y edificios. Se trata del programa de reformas más ambicioso que funciona en toda España, que en Galicia gestiona el Instituto Galego da Vivenda e Solo (IGVS), y que nació con el objetivo de poner en valor zonas urbanas, rurales y núcleos singulares amenazados por el deterioro de los materiales con el paso de los años y que son escasamente atractivos por la dificultad para incorporar servicios modernos.

La casuística de las zonas declaradas ARI es alta, porque va desde la monumentalidad de las zonas viejas de Santiago o Lugo hasta modestos núcleos en la costa que, sin embargo, imprimen carácter a sus entornos. Pero el verdadero objetivo, el más impactante por el número de viviendas, son los bloques construidos en las ciudades auspiciados por los planes de desarrollo de los años 60 y 70 que, en la mayoría de los casos, necesitan algo más que una mano de pintura después de medio siglo de servicio.

La instalación de ascensores, el adecentamiento de fachadas, la reparación de tejados y la integración de servicios como el gas o el cable han sido actuaciones habituales en las 70 zonas que están declaradas como ARI en Galicia, y aunque las ayudas públicas han servido como motor para incentivar las reformas, lo cierto es que el grueso del capital lo han aportado los vecinos. Desde que comenzó la crisis inmobiliaria, que fue el aperitivo de una depresión financiera y de consumo sin precedentes, el Ministerio de Fomento y la Xunta han aportado 44 y 26 millones de euros respectivamente para actuaciones de rehabilitación en las 7.000 viviendas, pero la factura global de los trabajos supera ampliamente los doscientos millones de euros.

El programa ha ido creciendo con el respaldo financiero autonómico y de Madrid, pero también con la iniciativa municipal, que también tiene capacidad para proponer y dinamizar los recursos adjudicados, por cuanto las licencias acaban pasando por las casas consistoriales. Así, existen casos en los que la zona de actuación se fue ampliando con los años, como es el caso de Lourenzá, cuya ARI se declaró en el 2003 y que obtuvo una ampliación en el 2015. Parecida coyuntura pasaron también el conjunto histórico de Monforte, el núcleo urbano de Quiroga o el barrio de Banda do Río, en Marín, cuyos alcaldes consiguieron ampliar la zona de influencia.

Protección para el Camino

Las ARI dieron un salto geográfico muy potente en Galicia en el 2010, cuando se llevó esta línea de ayudas a todos los Caminos de Santiago. Comprende 445 parroquias de 107 ayuntamientos por las que transcurren las siete Rutas Xacobeas reconocidas en territorio autonómico: Camino Francés (O Cebreiro-Santiago); Prata (Verín-Santiago); Inglés (Ferrol o A Coruña-Santiago); Primitivo (A Fonsagrada-Melide); Norte (Ribadeo-Arzúa); Portugués (Tui-Santiago); y el tramo de Santiago-Fisterra o Muxía.

Esta iniciativa sacó el foco de las rehabilitaciones urbanas para centrarse en las parroquias rurales, donde la medida se extendió incluso a las propiedades que no están al pie del Camino. Sin embargo, en las zonas más urbanizadas solo se pueden beneficiar las que están emplazadas estrictamente en la delimitación de la ruta. Los 107 ayuntamientos integrados no tienen una gestión directa sobre las ayudas por el carácter supramunicipal del territorio definido, de ahí que las decisiones en estos casos las tome el propio IGVS.

Más subvenciones para dinamizar las zonas asentadas y evitar aumentar la huella urbanizada

El programa de áreas de rehabilitación impulsado inicialmente por el Gobierno central a finales de los 90 no impidió que durante el bum inmobiliario, una década más tarde, se construyesen hasta medio millón de viviendas anuales que se revelaron innecesarias. Hoy muchas de esas urbanizaciones que afloraron a comienzos de siglo siguen sin estar engarzadas en las ciudades ni tienen personalidad propia, ni autonomía de servicios, de ahí que la apuesta de la Xunta se oriente en los últimos tiempos a minimizar la irrupción de nueva huella urbana y a poner en valor los barrios tradicionales en los que hay miles de viviendas vacías. El último censo oficial, del 2011, habla de 300.000 pisos sin uso en Galicia, una cifra que se sigue dando por buena tras el parón del sector.

Hasta 14.000 por vivienda

Las últimas medidas en lo que se refiere a las ARI han supuesto que desde este año el importe máximo de la ayuda por vivienda pase de 11.000 a 14.000 euros. Además, la Xunta ha vuelto a inyectar fondos a las oficinas municipales de rehabilitación, que recibirán 1.500 euros por cada unidad familiar que ejecute reformas. Además, los concellos recibirán 500 euros por cada vivienda rehabilitada, que deberán destinar a obras de reurbanización en la zona donde esté ubicada la propiedad, aunque los ayuntamientos que tienen más de una ARI tienen capacidad para decidir cuál es la que recibe esa aportación.

Las ayudas por esta vía son complementarias con otras campañas que realiza la Administración y que buscan la mejora de la habitabilidad. La última que se ha lanzado en Galicia, esta semana, tiene que ver con ayudas a la instalación de ascensores, y se ha repetido la alta demanda de información de otras ocasiones.

Allariz fue el concello pionero, y Caldas de Reis, el último

El concello de Allariz fue el primero en adherirse al programa de Áreas de Rehabilitación Integral, en julio de 1996, un plan que contribuyó a moldear el coqueto casco histórico de la villa ourensana. En los dos años siguientes se fueron incorporando las principales zonas viejas enclavadas en núcleos urbanizados, como Vigo (1997), Santiago, Ourense, Lugo y Viveiro (1998); y a principios del presente siglo siguieron otros concellos de localidades medianas como Muros, Noia, Cambados o barrios como el de A Magdalena, en Ferrol. En la última década, la tendencia fue declarar ARI conjuntos de mayor o menor tamaño, como las de Palavea (A Coruña), Vite (Santiago) o las casas de Santa Clara (Vigo). El último ayuntamiento que ha logrado la declaración fue Caldas de Reis, con el núcleo de Santo Tomé.

El balance geográfico del impacto de las ayudas guarda cierto equilibrio respecto al reparto de población en la comunidad. Así, la provincia coruñesa es la que tiene más zonas delimitadas con derecho a ayudas públicas, con 26; le sigue Pontevedra, con 16; y Ourense y Lugo, con 14 y 13 respectivamente. A Coruña ciudad suma diez barrios beneficiados por las ayudas, mientras que Ferrol, Ourense, Vigo y Santiago cuentan con cuatro, respectivamente. Otras localidades con más de una zona declarada son Vilagarcía, con tres; y Lugo, Ribadeo, Allariz, Ribadavia y Pontevedra, con dos.

Desde el 2010, la Xunta ha incorporado al programa a todas las viviendas que están ubicadas en las llamadas zonas de influencia de los diferentes Caminos de Santiago, que son unas 100.000. Con esta decisión, las ARI declaradas en Galicia son un total de 70, que afectan a 127 concellos. En 21 hay por lo menos otra zona con ayudas a la rehabilitación, lo que supone que un 40 % de los municipios gallegos disponen por lo menos de un barrio o grupo de casas integradas.