Las orquestas piden complicidad a los concellos para preservar las verbenas

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Cris Veiras

Temen que la aplicación rigurosa de la nueva ley acabe con las romerías modestas

18 sep 2017 . Actualizado a las 10:06 h.

¿Por qué Galicia va a dotarse de una Lei de Espectáculos e Actividades Recreativas propia que se va aprobar próximamente en el Parlamento? La respuesta formal está relacionada con un vacío legal que hasta ahora cubrían normas supletorias del Estado y autonómicas que se salpimentaban con ordenanzas locales y la mano dura o izquierda de algún alcalde. El otro motivo, el de andar por casa, tiene que ver con las cuatro mil verbenas que se han llegado a celebrar algún año en territorio gallego y que obligaban a elaborar un documento que recogiese esa singularidad.

La nueva ley, de la que dio cuenta el pasado jueves el Consello da Xunta, nace con el espíritu de poner orden y seguridad en estos eventos populares, en conciertos y en festivales, además de repartir competencias y responsabilidades. Un extremo este que traía de cabeza a las comisiones de fiestas, que en los últimos veranos se han apocado a la hora de organizar actividades con orquestas y sesiones vermú por las responsabilidades que podrían contraer en el caso de que sucediese algún incidente.

De salida, con la nueva normativa, los vecinos se van a librar de un buen lío de papeles. Dependiendo del despliegue técnico y el volumen de personas previsto, tan solo tendrán que presentar una declaración responsable y formalizar una póliza con una cobertura específica. Del resto se encargarán las propias orquestas, que ven aceptable asumir estas gestiones «porque ningún vecino tiene que tener conocimientos técnicos y burocráticos» para sacar adelante estos permisos, dice Eva Vales, abogada de la Asociación Galega de Orquestas. Su problema -desvía el punto de mira- son las interpretaciones «vagas» que están haciendo algunos alcaldes y técnicos municipales, que viven atenazados ante la organización de un evento que supone una aglomeración de masas y en muchos casos la utilización de recursos materiales y humanos municipales que no siempre están a disposición. La asociación se está planteando incluso denuncias concretas por un exceso de rigurosidad que obstruye su actividad económica, y a falta de conocer a fondo el texto de la ley, sospechan que la situación puede ir a peor si aumentan las competencias municipales, como así ocurre.

Peligran las más pequeñas

El colectivo que representa a las orquestas, que como es lógico sigue con mucha atención la evolución de las festividades de Galicia parroquia a parroquia, alerta de que en decenas de concellos se están dejando de celebrar modestas romerías populares por un vacío legal que invita a una sobreprotección y que dispara los costes de las contrataciones. Además de la justificada psicosis por la seguridad, el fenómeno de las grandes orquestas gallegas ha puesto la lupa sobre las transacciones económicas entre las comisiones de fiestas y las formaciones musicales, y por eso se han acabado los tiempos en los que una banda de moda ponía un caché y la agrupación vecinal o de hostelería no paraba hasta conseguir ese montante, «sin tener en cuenta si había que pagar a mayores un seguro de responsabilidad civil, permisos o a un profesional que avalase el montaje técnico», comenta Xabi Alonso, letrado y secretario de la Asociación Galega de Empresarios Musicais (AGEM).

En el caso de los organizadores de conciertos, la percepción de la nueva ley es en cambio muy positiva, al menos entre los empresarios que mueven recitales de cierto calado. «Ya estábamos cumpliendo las normas con mucho margen, y todo lo que venga a aportarnos seguridad jurídica ayudará a dinamizar el sector», sostiene Alonso, quien también celebra que las comisiones de fiestas aficionadas se hayan sacado el «papeleo» de encima. «Si no fuera porque hablamos de la seguridad de la gente, podría contar mil situaciones cómicas, cuando no se formalizan seguros para un día cuando la verbena comienza más allá de la medianoche, al día siguiente», relata.

Medidas contra el terrorismo

Otro cambio inevitable que empiezan a asumir las empresas de producción musical, especialmente en los festivales que generan grandes aglomeraciones, es el de la protección contra atentados terroristas. «Sabemos que es como jugar al gato y al ratón y que está fuera de nuestras competencias, pero si hacemos un buen uso de las vallas y de las new jersey -barreras de hormigón o plástico- y si organizamos mejor las entradas para revisar los bultos siempre conseguiremos un efecto disuasorio», reflexiona el secretario de AGEM.

De momento, las medidas no están implementadas en todas las citas masivas, pero «desde luego la producción en aquellos espectáculos que toman precauciones es más cara que en los que no lo hacen», y si las recomendaciones que están haciendo las fuerzas de seguridad se convierten en obligación, el sobrecoste acabará repercutiéndose en las entradas.

La reventa es posible si no implica beneficio, y los artistas tienen deberes

La nueva Lei de Espectáculos Públicos e Actividades Recreativas de Galicia incorpora las normas de protección al menor que ya estaban vigentes en otros textos, e incluye la prohibición de que los niños de menos de 12 años vayan a los toros. Además, se muestra muy dura con los aforos y la reventa, que solo se considera si existe un lucro económico, esto es, un particular puede vender una entrada que compró de más si no le gana dinero. Los comisionistas también tendrán su margen legal. Además de fijar los requisitos para cada evento, el documento pone deberes y derechos a los asistentes -de sentido común-, pero también a los artistas, que deberán mostrar «respeto» al público. Algunos puntos, como la devolución de entradas, son un poco más vagos.