Aprobada la ley gallega de bienestar de los animales, solo con los votos del PP

GALICIA

Xoán A. Soler

La oposición rechazó el texto por dejar fuera de protección los toros, los caballos y el ganado destinado a consumo humano

27 sep 2017 . Actualizado a las 08:50 h.

Con el PP presumiendo de haber aprobado una de las leyes «máis avanzadas» de la Unión Europea y con todas las fuerzas de la oposición pulsando el botón rojo para rechazarla. Así fue aprobada ayer en el Parlamento gallego la Lei de Protección e Benestar dos Animais de Compañía en Galicia, un texto de 49 artículos concebido para combatir el maltrato y que, entre otras cosas, prohíbe las mutilaciones de mascotas, el uso de animales salvajes en los circos o que los perros estén siempre atados. Uno de los aspectos más controvertidos -las multas de 5.000 euros por una falta grave para aquellos que alimentaran animales en la calle- fue rectificado en mayo. Hacerlo es ahora una falta leve, salvo que se mueran de hambre.

El texto definitivo, impulsado desde Medio Ambiente, que preside Beatriz Mato, incorporó casi el 80 % de las aportaciones realizadas por la oposición en su fase de tramitación, pero dejó fuera aspectos defendidos como líneas rojas desde la bancada izquierda.

Es el caso, por ejemplo, de que las corridas de toros, que tanto el PSdeG, como En Marea y el PSdeG plantearon abolir, algo que desechó el PP arguyendo que la celebración de encierros contaban con su propia normativa de rango superior. Lo mismo ocurre con las demás excepciones de la nueva regulación, como los animales producidos para consumo humano, los équidos, los animales silvestres en el medio natural o los utilizados en la experimentación con fines científicos.

«Un dos obxectivos desta lei era acabar co maltrato animal e está claro que non se acadou», manifestó la socialista Patricia Vilán. Permite «a barbarie», añadió Luís Bará (BNG). En las perreras «poden seguir dándose sacrificios masivos», denunció Pancho Casal (En Marea). Desde el PP, Gonzalo Trenor puso en valor que cuatro de cada cinco enmiendas de la oposición fueran aceptadas y sobre las exclusiones dijo que las leyes se hacen «para ser aplicadas, non para andar preiteando despois».

La nueva ley de protección de animales prohíbe la mutilación de mascotas por estética, exhibirlas en escaparates y que los perros pasen todo el tiempo atados. Permite, excepcionalmente, alimentar animales callejeros y las corridas de toros, por estar reguladas por una norma superior. 

Estos son otros cambios con la nueva norma. Sacrificio: los centros de recogida no podrán darles muerte. No importa el tiempo que lleven. Adopción: para adoptar animales, tendrán que proceder de determinadas entidades autorizadas. Espectáculos: No podrán usarse animales salvajes. Además queda prohibido exhibir a los animales en los escaparates y se veta su utilización como reclamo comercial.

Los animalistas reclaman fondos para que se aplique la norma

La valoración de la norma aprobada ayer por parte de los colectivos animalistas no es homogénea. Colectivos como la asociación Libera y la Fundación Franz Weber la celebraron e instaron a la Xunta a dotarla de fondos para que «no se quede en un mero texto prometedor pero de difícil aplicabilidad». Defienden su postura porque prohíbe animales salvajes en circos o la mutilación por estética, aunque no estén de acuerdo con no poder alimentar a los animales en la calle, calificado como falta leve, a menos que tenga autorización municipal o que no hacerlo ponga en riesgo al animal.

Por contra, para un conjunto de 33 protectoras, santuarios o grupos de protección animal que trabajan en la comunidad -algunos de sus representantes acudieron ayer al pleno- la nueva norma no mejora la del 93 y «pretende facer negocio co abandono dos animais, non acabar con el, promovendo a creación de centros ‘‘autorizados’’, entregando eses servizos nas mans de empresas privadas». Otro asunto que preocupa a las protectoras es que no recoge nada relativo a la investigación o control de envenenamientos. Dicen que un examen para hallar la razón de muertes provocadas por sustancias peligrosas que echan en la calle cuesta 300 euros, que asumen las protectoras.

En este sentido, desde Amigos de los Perros de Carballo, apuntan que la nueva norma «non garantiza nada». Para frenar el abandono proponen una mayor educación en las escuelas para que desde el aula fomenten un cambio en el terreno del bienestar animal.