Mas advierte al independentismo que no se excluya de los comicios aunque la cita la convoque Madrid

Carlos Punzón
Carlos Punzón BARCELONA / ENVIADO ESPECIAL

GALICIA

JOSEP LAGO | AFP

El expresidente estima que «hay una rendija para dialogar»

21 oct 2017 . Actualizado a las 09:42 h.

Primero cuestionó la capacidad de las estructuras organizativas catalanas para gestionarse como país. Luego advirtió sobre la falta de legitimidad que supondría para Cataluña declararse independiente si no es reconocida internacionalmente como tal. Y ahora, el expresidente Artur Mas le ruega a todas las fuerzas independentistas que no tengan la tentación de excluirse de las elecciones autonómicas si son convocadas desde el Gobierno central con el amparo de la Constitución.

«Un Parlamento donde solo estuvieran presentes partidos que defiendan la dependencia del Estado español no sería asumible», aseguró el viernes en una entrevista al diario Ara. Pero fue más allá el líder del PDECat. «Sería una situación letal para Cataluña» y «un muy mal final» del proceso soberanista, acentuó, dando así por hecho que la autoexclusión del Parlamento acabaría apagando la voz del independentismo.

Lejos de haberse convertido en un jarrón chino para Carles Puigdemont, el expresidente se ha transformado en el oráculo a través del que su sucesor lanza los mensajes a la CUP, los socios de hecho de la coalición Junts pel Sí en el Parlamento. Mas no les tiene cariño a los diez diputados anticapitalistas, pues fueron ellos los que exigieron su cabeza a cambio de permitir a la formación continuadora de CiU y a ERC ponerse al frente del Gobierno autonómico. Luego le llegaría como añadido la inhabilitación de dos años para desempeñar cargos públicos por haber desobedecido al Constitucional al permitir la consulta del 9-N. Hasta marzo del 2019 no podrá volver a ser candidato en unas elecciones ni ser nombrado para cargo público alguno.

Por esos antecedentes con la CUP, hace sin problema las veces de agente rudo frente a los cuperos, mientras Puigdemont templa gaitas.

«Una rendija para el diálogo»

Pero Mas se cuida también de dar muestras de entusiasmo secesionista para que no desconfíen los suyos. Aunque sorprendentemente dijo que «no descartaría que aún haya una rendija para el diálogo» antes de que el Senado apruebe las medidas de intervención en la autonomía a cuenta del artículo 155, el expresidente advirtió que «la gente no se quedará con los brazos cruzados» si se altera el reparto de competencias por vía de urgencia, tal y como este sábado pondrá en marcha el Gobierno de Mariano Rajoy.

«No aspiran a gobernar, solo aspiran a tocar las narices», dijo con una amplia sonrisa, para asegurar que el Madrid político -así denominan desde Junts pel Sí al bloque formado por PP, PSOE y Ciudadanos y quienes apoyan la intervención- pretende humillar al presidente catalán. «Rajoy le dice: “¿Sabes, Puigdemont? Bájate los pantalones, humíllate, queda mal, por el suelo, como un trapo sucio, y entonces hablemos”. Es inaceptable», dijo.

Opinión indirecta

El presidente de la Generalitat también habló el viernes de la posibilidad de que las elecciones catalanas se convoquen desde Madrid. De manera indirecta, Puigdemont optó por retuitear un mensaje que afeaba dicha posibilidad. «Dato para demócratas: estos dos suman 25 de 135 diputados en el Parlamento catalán», copió y pegó en su hiperactiva cuenta en Twitter. Se refería solo a PP y PSOE, que en realidad suman 27 escaños, a los que se agregan además los otros 25 de Ciudadanos, formación que se suma igualmente a la aplicación del artículo 155. Cataluña Sí que es Pot, la alianza de Podemos y los comunes, cuenta con 11 diputados, que en su caso se colocan a favor del referendo, pero también de la continuidad de Cataluña dentro de España.

El capítulo de advertencias fue desgranado el viernes por el consejero de Sanidad, Antoni Comín, que señaló que, «si el Estado sigue optando por la vía de la represión, el Parlamento levantará la suspensión de la declaración de la independencia».

Lo que sí está fijado para el lunes es la reunión de la junta de portavoces, la encargada de fijar la fecha del próximo pleno, el que puede elevar aún más la tensión.