En directo en un control de alcohol y drogas: «No pensaba que daría positivo, pero cuando se arriesga, ya se sabe»

Jorge Casanova
jorge casanova OZA-CESURAS / LA VOZ

GALICIA

MARCOS MÍGUEZ

Tráfico incrementa los operativos frente a la proliferación de citas navideñas que combinan alcohol y desplazamientos

10 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Arranca el penúltimo festivo de la semana más festiva del año y un grupo de agentes de la Guardia Civil instala un control preventivo de alcohol y drogas en Porzomillos (Oza-Cesuras), al inicio de una larga recta.

-¿Qué nos vamos a encontrar esta noche?

-Eso nunca se sabe, podemos encontrar de todo -responde el responsable del operativo.

La mayor parte de los agentes que se despliegan bajo la lluvia tienen una dilatada experiencia en este tipo de controles, pero la casuística es tan variada que prefieren no hacer pronósticos. En cualquier caso, Tráfico sí sabe que las cenas de empresa y los compromisos familiares ya se han puesto en marcha y que el alcohol corre más de la cuenta. Así que hay que salir a la calle y desanimar a los que todavía creen que unas copas, unas rayas, unos canutos, no tienen demasiada importancia a la hora de conducir. Porque sí la tienen.

Los primeros vehículos que se sorprenden de encontrar el operativo a esas horas y en ese lugar soplan en el etilómetro y se van satisfechos: han superado la prueba. «Sople fuerte y seguido hasta que oiga un chasquido», dice el agente. Algunos lo hacen con soltura y a otros se les ve más nerviosos. «Me acabo de tomar una cerveza», admite un conductor veterano visiblemente inquieto. Y la cerveza aparece: 0,04 gramos, lejos del límite sancionador, que está en 0,25. «Puede seguir». El hombre se va, aliviado. Pero poco después salta el primer positivo: 0,40. El conductor debe abandonar el vehículo para hacer una prueba de precisión en el furgón de la Guardia Civil: «Viene de cenar -explica el agente que le ha hecho la prueba inicial-. Es posible que en la segunda prueba baje un poco. Tal vez libre». Pero no libra. El alcoholímetro que sí genera carga de prueba empeora la situación: 0,42. Eso significa una sanción de 500 euros y la pérdida de cuatro puntos del carné: «Sí, vengo de una cena de Navidad con clientes. En 28 años de carné nunca había tenido que pasar un control de alcoholemia. Y la verdad es que no tengo conciencia de que el alcohol me haya afectado, no pensaba que fuera a dar positivo, pero el que arriesga, ya se sabe», dice el conductor desde su coche, bloqueado hasta que su organismo metabolice el alcohol. Asegura que tiene todos los puntos, pero probablemente no olvidará esta noche. 

Bordeando el delito

El segundo positivo de la noche ya es algo más serio: 0,61. La prueba de precisión arroja 0,62. Mil euros de multa y 6 puntos del carné. El conductor se ha librado por tres centésimas de ponerse delante del juez: con 0,65 se encontraría en el territorio del delito. Mientras le tramitan la denuncia al positivo, otro joven es sometido a una prueba de consumo de drogas: «No hay un patrón que marque a quién hacer el test de drogas -explica el jefe del operativo-. Depende de la actitud del conductor, de la intuición del agente... Con el tiempo se desarrolla un sexto sentido». Pero esta vez falla. El chaval, tras unos diez minutos manteniendo un algodón bajo la lengua, recibe el visto bueno: «Negativo, puede seguir».

Tráfico hace controles dinámicos, inesperados para los conductores «Pretendemos que sean controles dinámicos», señala el guardia a cargo del control. Quieren que los conductores sean conscientes de que un operativo como ese puede encontrarse a cualquier hora y en cualquier punto del intrincado sistema viario gallego. El tercer positivo da 0,30. Y no será el último. El disgusto de los conductores retenidos y sancionados es preciso para la seguridad del resto de los conductores. Muchos pondrán el grito en el cielo estas Navidades, pero otros habrán salvado la vida.

MARCOS MÍGUEZ

Las doce víctimas gallegas que todavía podrían salvar su vida

El período que va desde el 1 de diciembre hasta Reyes es el que Tráfico considera crítico. Hasta ayer, los fallecidos en Galicia por accidentes de tráfico en ese período que acaba de arrancar han sido un peatón atropellado en Lugo y un conductor que se salió de la carretera en Valga. El año pasado, el balance se cerró con 14 víctimas mortales, que es la media de los últimos ejercicios: «¿Seremos capaces de cambiar el futuro?», se pregunta el teniente coronel Molano. El responsable de la Guardia Civil de Tráfico en Galicia se apoya en la estadística: hasta la media de 14 fallecidos faltan aún 12: «Esas personas pueden salvar su vida si toman la decisión adecuada, si todos los conductores lo hacemos».

Molano incide en otro aspecto que muchas veces pasa desapercibido: «Nos fijamos mucho en los que mueren en la carretera, pero en este período de diciembre y principios de enero hubo 58 heridos graves, personas con lesiones medulares, cerebrales, grandes tragedias que muy pocas veces se cuentan». 

Un 50 % más de controles

La diferencia entre formar parte de esta dramática estadística o mantenerse al margen está vinculada la mayor parte de las veces a hacer lo correcto: seguir preceptos tan básicos como no beber al volante o ponerse el cinturón. Por increíble que parezca, el 44 % de los fallecidos en carretera el año pasado no llevaban cinturón de seguridad. Según los cálculos que efectúa la DGT, la mitad habrían sobrevivido solo con ese simple gesto.

En cualquier caso, la Guardia Civil va a hacer lo posible para que tomemos la decisión adecuada incrementado la intensidad de su presencia en las carreteras gallegas hasta el final de las Navidades. Aproximadamente habrá un 50 % más de controles de alcohol y drogas por toda la comunidad.