El temporal Ana azota Galicia con inundaciones, carreteras cortadas y árboles caídos

Laura García del Valle
laura g. del valle REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

VTelevision

Las precipitaciones superaron los 170 litros en algunos puntos y hubo rachas de viento de 150 km/h

11 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La sombra del ciclón Klaus planeó ayer en las calles de muchos puntos de la comunidad, al comprobar los gallegos que se habían atrevido a salir de casa que la decoración navideña rodaba por las calles, las ramas de los árboles saltaban por los aires y que incluso los tejados se desprendían. Conforme fueron pasando las horas la situación se agravó, provocando uno de los sucesos más peligrosos de la jornada a las 20.30 horas, cuando la cubierta de la nave de Pescanova en Arteixo caía sobre seis vehículos que estaban estacionados y otro que circulaba por delante de las instalaciones. Este fue tan solo uno de los casi 500 incidentes derivados de Ana, la ciclogénesis explosiva que dejó vientos de hasta 155 kilómetros por hora y lluvias tan cuantiosas que superaron las precipitaciones acumuladas en todo noviembre. Las lluvias seguirán estos días, pero ya no lo harán con la fuerza del día de ayer. Tampoco el viento.

«Se parece a Klaus en que es muy veloz. Se mueve por el norte de la Bretaña francesa muy rápido. En un período de tiempo muy corto el viento alcanza una velocidad nada frecuente». Lo que explica el delegado territorial de la Aemet, Francisco Infante, lo comprobaron ayer en concellos de las cuatro provincias, sobre todo a última hora de la tarde en Malpica (A Coruña) o Cabeza de Manzaneda (Ourense), donde se registraron rachas superiores a los 150 kilómetros por hora.

Los adornos navideños

El viento azotó con fuerza durante toda la jornada, causando innumerables colapsos en carreteras y destrozos en calles peatonales que dejaron un sabor amargo el último día del puente de la Constitución, tanto para los que estaban de operación retorno como para los que quisieron aprovechar la jornada dominical para hacer las primeras compras navideñas. En Vigo, por ejemplo, fueron precisamente los adornos típicos de estas fiestas los que, tirados por los suelos, más sufrieron los efectos de la ciclogénesis. En el concello vecino de Mos, fue necesario cortar durante unas horas la PO-331 porque un árbol derribó el tendido eléctrico sobre la calzada y produjo chispazos. En Arousa las consecuencias de Ana llegaron a causar daños personales. Ocurrió en Meaño, donde, a media tarde, la fuerte lluvia y el viento impidieron a un conductor ver a un matrimonio que estaba cruzando la calzada y se los llevó por delante. Aunque estables, tuvieron que ser trasladados en dos ambulancias. 

170 litros en Pereira

La comarca de Pontevedra estaba especialmente preocupada por la llegada de Ana, tras la previsión, finalmente cumplida, de que las lluvias superarían los 80 litros acumulados en doce horas. No solo fue así, sino que con más de 100 litros acumulados en buena parte de los concellos -en Pereira se alcanzaban casi los 170 a las nueve de la noche-, las lluvias torrenciales provocaron que el río Verdugo, en Ponte Caldelas, se desbordase por primera vez este año. De hecho, se trata de un río rodeado de polémica por el trasvase de su agua para abastecer a Vigo.

Los cortes de suministro fueron otro lastre derivado del azote de esta ciclogénesis. Más de 20.000 clientes de Gas Natural Fenosa sufrieron ayer cortes de luz, que afectaron especialmente a la provincia de Pontevedra. En Ourense las consecuencias de Ana se hicieron notar en forma de desprendimientos en la N-120 a su paso por el municipio valdeorrés de A Rúa, o en una de las salidas de la autovía de Celanova, en este caso con desperfectos en tres vehículos. 

Arrastres de tierra y cenizas

Desprendimientos se produjeron también en zonas afectadas por la ola de incendios del pasado octubre, que se enfrentaron a los arrastres de tierra y ceniza. En uno de los concellos más lastimados por el fuego, Cervantes (Lugo), la falta de vegetación provocó una riada de agua que arrastró cenizas y piedras y en Ribadavia (Ourense) el desbordamiento del río Avia destruyó parcialmente un puente medieval e inundó un bar.

En Santiago los desperfectos derivados por los fuertes vientos y lluvia fueron residuales y sorprendieron sobre todo a turistas y peregrinos, casi los únicos que se atrevieron a salir a la calle.

A Coruña fue un remanso de paz hasta que empezó a caer la tarde. Entonces, una fuerte racha de viento hizo volar un tejado en el concello de Cambre, una réplica de lo que sucedió horas antes en una vivienda de Fene. En la ciudad, además de las retenciones en las principales arterias, parte del alumbrado navideño que decora el centro se descolgó y cayó sobre un autobús urbano y los árboles caídos se multiplicaban con el transcurso de las horas.

Información realizada con aportaciones de las delegaciones de La Voz de Galicia