Flores, velas y silencio en el santuario dedicado a Diana Quer

Marta Gómez Regenjo
M. Gómez RIBEIRA / LA VOZ

GALICIA

MARCOS CREO

La presencia de periodistas en el entorno del inmueble ha ido a menos, pero no la de curiosos

11 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Los vecinos que viven en las inmediaciones de la nave donde fue encontrada Diana Quer ya se están acostumbrando al trasiego de coches y personas atraídos por la noticia, y no solo se trata de periodistas. De hecho, en los últimos días la presencia de medios de comunicación en la zona ha ido a menos, pero no lo ha hecho la afluencia de curiosos que acuden a visitar el santuario en que se ha convertido la antigua fábrica de gaseosas de Asados.

Cada día aparecen nuevos ramos de flores y velas encendidas en memoria de la joven Diana, un improvisado altar que no para de crecer y acapara las miradas de quienes pasan por el lugar. Como las de una pareja que el fin de semana inmortalizaba con su móvil esa especie de santuario al que vecinos y curiosos se acercan con recogimiento y un silencio casi reverencial que recuerda al de las iglesias en las ceremonias más solemnes. Los coches, que en jornadas como la de Reyes pasaban sin cesar por la zona de un lado a otro, reducen la marcha a la altura del portalón donde se acumulan las flores, y hay incluso quien se santigua en señal de respeto, como si algo de Diana estuviera todavía allí.

De otro turismo se bajaba una familia entera, con bebé incluido, para ver de cerca el lugar donde apareció la joven madrileña después de más 500 días de incertidumbre. No desvelan su procedencia, pero queda claro que no son vecinos de la parroquia: «Pero mira cantas casas hai ao lado xusto. É incrible que ninguén se decatase de nada, que ninguén vise nada».

Mientras buscan una explicación a cómo es posible que el Chicle actuase con total tranquilidad a pesar de la proximidad de varias viviendas habitadas, llegan dos vecinas que los ponen al tanto de lo acontecido desde la madrugada del 31 de diciembre.

«Todos os días»

Después de explicar que pasa por la zona «todos os días, e ao mellor varias veces ao día», una mujer mayor saca de dudas a los forasteros: «Á rapaza sacárona por aquí», señalando a la rampa, «e agora a xente vén e pon flores e candeas». A estas alturas, los vecinos ya no se inmutan por la presencia de cámaras: «A min grávanme seguido, pois sempre ando por aquí». Mientras sigue el goteo de visitantes, otra mujer continúa con las explicaciones: «Este almacén limpárono todo hai pouco e non viron nada. Disque van vir rexistralo outra vez», informa.