El fraude fiscal de Las 5 Jotas acaba con cien empresarios condenados por facturas falsas

e. v. pita VIGO / LA VOZ

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El cerebro de la trama, José Manuel Costas, ahora fugado, llegó a salir de una sucursal con 300.000 euros ocultos en una bolsa negra para devolvérselos en mano a un empresario

24 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El proceso contra Las 5 Jotas, la mayor trama de fraude fiscal de Galicia, concluye con más de cien empresarios condenados por generar facturas falsas para defraudar a Hacienda. Hubo más de 70 juicios en cuatro años. La red montada en Vigo facturó 150 millones de dinero fantasma entre el 2005 y el 2010, al final del bum del ladrillo. Eran recibos falsos por obras inexistentes que los implicados hacían pasar como ingresos reales. Irónicamente, esta contabilidad creativa generó una actividad económica fantasma que infló las estadísticas del producto interior bruto de Vigo y la riqueza de la ciudad.

El motor de esta industria espectral tenía su sede en una carpintería de Candeán llamada Las 5 Jotas porque el fundador tenía cinco hijos cuyo nombre empezaba por la letra J. Hasta 300 empresas gallegas fueron investigadas por pedir a los carpinteros que les expidiesen facturas falsas para inflar sus gastos deducibles y defraudar a Hacienda en el impuesto de sociedades y en las cuotas el IVA. Las 5 Jotas funcionaba como un cajero automático que expedía dinero negro a los empresarios que necesitaban pagar en B.

El cerebro de la trama, José Manuel Costas, ahora fugado, llegó a salir de una sucursal con 300.000 euros ocultos en una bolsa negra para devolvérselos en mano a un empresario. Era su truco para transformar dinero oficial en negro. El banco donde operaba el líder tuvo que duplicar las rutas de los furgones blindados para surtir de dinero fresco a Las 5 Jotas, su mejor cliente. Los inspectores de Hacienda desmontaron la trama en el 2009 y en ocho años han recuperado 75 de los 150 millones defraudados. No incluyen lo recaudado con las multas, que, en algunos casos, duplican el valor del fraude cometido.

Los principales implicados, Costas y su hermano Jacobo, han comparecido en más de cien juicios, muchos de ellos meras vistas de conformidad, pues los empresarios (algunos, administradores de grandes constructoras) prefirieron pagar las multas y lo defraudado a Hacienda para eludir la cárcel. Aunque los dos carpinteros acumulan cada uno más de cien años de cárcel, las penas por el mismo delito se refunden y solo deben cumplir seis años.

Un inspector fiscal calculó que el volumen de facturación, contando la facturación falsa, era de 150 millones de euros, y con trascendencia al exterior, unos 85 millones. Hacienda concluyó que 18 empresarios habían cometido delito fiscal porque la cantidad defraudada superaba los 120.000 euros.