Tres meses de asaltos por toda Galicia: así operaba la banda de las rotondas

José Manuel Pan
josé manuel pan REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Los ladrones elegían viviendas cercanas a las autovías para poder asegurarse una huida rápida tras los robos

08 feb 2019 . Actualizado a las 21:04 h.

Buscaban objetivos situados cerca de rotondas de enlace a las autovías. Así se aseguraban la huida rápida en coche. Daban el golpe y escapaban. Sin dejar rastro, nadie los veía. Eran cuatro, todos de Georgia, todos extremadamente sigilosos y especializados en el asalto a domicilios. Operaban como lo hacen las bandas itinerantes que tanto preocupan a los responsables policiales de Galicia. Tenían un cuartel general, en este caso un cuarto piso en Cerceda, y desde ahí se desplazaban a cualquier punto de la comunidad, siempre por carreteras de alta capacidad para evitar complicaciones. No importaban los kilómetros que hacían a los tres coches que utilizaban. Iban y venían en el mismo día. Hasta que la Policía Nacional dio con ellos la semana pasada. Se estableció un amplio dispositivo y agentes especializados entraron en el piso y detuvieron a los cuatro miembros de la banda. Les imputan al menos 19 robos con fuerza desde hace tres meses, pero los investigadores también les atribuyen más asaltos del año pasado.

Sin daños en las puertas. Los ladrones eran tan cuidadosos que los dueños de los pisos solo se enteraban de que habían sido asaltados cuando regresaban a casa y veían los cajones revueltos. La puerta estaba cerrada, como si no hubiera pasado nada.

El «bumping» y el resbalón. Para abrir las puertas utilizaban el método bumping, mediante el cual se fuerza el cilindro de la cerradura con una llave manipulada y sin dejar daños visibles. El otro sistema que empleaban es el del resbalón, que consiste en abrir la puerta con una tarjeta o una radiografía cuando no se ha girado la llave al cerrar la puerta.

Joyas y dinero. Los ladrones tampoco causaban excesivos daños en el interior de las viviendas en las que entraban. Buscaban las joyas, dinero y efectos personales. A veces también se llevaban aparatos electrónicos, pero de pequeño tamaño.

Ácido para fundir el oro. Para poder vender las joyas en el mercado negro, los georgianos fundían el material robado. Así también evitaban que, en caso de ser detenidos, los dueños pudiesen identificar el material que les habían robado. En el momento de la detención, la Policía Nacional les encontró ácido, sopletes, crisoles, pinzas y otros útiles necesarios para fundir el oro sin tener que salir del piso en el que tenían la base de operaciones.

Un laboratorio en el piso. En el piso había medidores de diamantes y piedras de toque para analizar la calidad de las joyas y la pureza del oro, además de herramientas para fabricar llaves.

Policías especializados. En la investigación y detención de la banda intervinieron agentes de toda Galicia, de las brigadas de la Policía Judicial de las comisarías de A Coruña, Pontevedra, Lugo, Ourense, Ferrol, Santiago y Vigo, que contaron con apoyo de grupos de asalto y especialistas de la Jefatura Superior de Policía.

A la cárcel. La investigación estuvo centralizada en el Juzgado de Instrucción número 3 de Pontevedra, que ordenó el ingreso en prisión de los cuatro detenidos.