Cientos de médicos gallegos no pueden ser especialistas por falta de plazas mir

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Acto de despedida de los médicos que hicieron el mir en Lugo en el 2018
Acto de despedida de los médicos que hicieron el mir en Lugo en el 2018 ALBERTO LÓPEZ

Solo en el último año 202 graduados en Galicia se quedaron fuera de la formación

25 mar 2019 . Actualizado a las 23:04 h.

Los días 29 y 30 de abril elegirán plaza los graduados en Medicina que han obtenido las mejores notas mir. Progresivamente lo irán haciendo miles de aspirantes hasta el 21 de mayo. Muchos se quedarán sin posibilidad de formarse como especialistas, es decir, sin poder hacer el período de residencia, una condición indispensable para ejercer en la sanidad pública. Este es uno de los principales problemas que los colegios médicos y colectivos profesionales plantean, el desequilibrio entre plazas de facultades y oferta formativa, que provoca una bolsa de graduados que no pueden acceder a la especialidad.

En Galicia, según los datos de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), solo en la última convocatoria se quedaron sin plaza 202 graduados en Medicina por la USC. La cifra no deja de crecer. Eran 142 en el 2016 y 170 en el 2017. En la radiografía realizada por la CESM y la Organización Médica Colegial se refleja este problema a nivel estatal: crecen las facultades, pero no las plazas mir en la misma proporción, lo que puede llevar a un escenario similar al de los años ochenta y noventa, con un aumento de mestos (médicos especialistas sin título oficial). En el 2018 presentaron solicitud para el mir 14.466 titulados, aunque solo 9.925 eran de universidades españolas. De ellos, 4.006 se quedaron sin plaza.

¿Qué opción tienen estos médicos sin especialidad? Víctor Arce, vicerrector de Estudantes de la USC y profesor de Medicina, asegura que la puerta de la sanidad pública está cerrada para ellos: «Hay otros ámbitos, como instituciones penitenciarias, medicina privada o investigación y docencia». En estos momento esta última opción no es habitual, «pero en otra época que se vivió una situación parecida, mucha gente orientó su formación hacia la universidad».

Para Arce es un problema para el colectivo, «y está claro que no se justificaría en una situación como esta crear nuevas facultades». Pero tampoco mermarlas, apunta, «porque estas situaciones son cíclicas y formar profesores y adecuar infraestructuras lleva un tiempo, no puede cambiarse de un día para otro». Además, el coste se mantiene, porque la plantilla estable no se reduce por eliminar plazas en las facultades. «Sí ha faltado en su momento una reflexión global de cuáles son las necesidades», admite. Para el vicerrector de la USC no ha habido laxitud con la creación de centros privados de Medicina, pero sí se admitieron criterios para autorizarlas, «que no eran los mismos que se utilizaban cuando se limitó el acceso a las públicas». Y recuerda que al final esta limitación favoreció que creciesen las privadas.

Esta bolsa de graduados que no puede especializarse crece en un momento en el que paradójicamente faltan médicos. De ahí el malestar. El Ministerio de Sanidad ya ha señalado que en la próxima convocatoria, la del 2019-20 se elevará el número de plazas mir en 450, pero para la Xunta no es suficiente. Y es que el conselleiro de Sanidade, Vázquez Almuíña, lleva meses reclamando que se permita formar en Galicia a más residentes de familia y de pediatría, en concreto 124 en la primera de las áreas (ahora mismo no llegan al centenar), y 26 en la segunda, frente a las 20 actuales. También ha pedido con otros consejeros de salud una convocatoria extraordinaria del mir solo para médicos de familia, a lo que de momento se ha negado la ministra de Sanidad, Luisa Carcedo.

El desequilibrio que existe entre graduados y plazas mir no es una realidad ajena a los colegios médicos. El presidente del Consello Galego, José Luis Jiménez, asegura que «evidentemente es un problema», ya que se crea una bolsa cada vez más abultada de profesionales que no pueden ejercer en el sistema público. Sí pueden hacerlo como médicos generalistas en mutuas, hospitales privados, psicotécnicos, pero no en la asistencia pública, donde se exige la especialidad. «Son muchos y es malo sobre todo si tenemos en cuenta que hay que especialidades con déficit», apunta Jiménez. La solución pasa por aumentar la oferta mir y formar a más graduados, y por evitar el fenómeno «de oposición permanente», de titulados que se presentan varias veces al examen o aquellos que eligen una especialidad y la abandonan, o acaban y vuelven a examinarse.