Investigan si el agresor de Vimianzo llevaba tiempo vigilando a la víctima

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CARBALLO / LA VOZ

GALICIA

Desde que la mujer desconectó la alarma hasta las cuchilladas pasaron dos minutos

22 may 2019 . Actualizado a las 00:04 h.

La Guardia Civil trata de cerrar de forma definitiva la investigación de la mujer acuchillada hasta en cinco ocasiones en el cuello por parte, presuntamente, de su expareja en la mañana de este miércoles en Vimianzo. Uno de los puntos de análisis es si el agresor llevaba tiempo vigilando a la víctima. Y todo apunta en esta dirección. Los agentes tienen, al menos, dos datos que corroborarían esta versión. El primero es el tiempo que transcurrió entre que Montserrat López Mosquera, de 48 años, abrió la sede de Unións Agrarias, en la rúa Álvaro Cunqueiro vimiancesa, desconectó la alarma y sufrió la brutal agresión: apenas dos minutos.

Todo apunta a que el ahora detenido controlaba, de alguna forma, los movimientos de la que fue su pareja hasta hace tres meses. Vive a menos de 50 metros de donde trabaja la mujer y también tendría campo visual suficiente hacia el domicilio en el que reside la víctima, cerca de su lugar de trabajo. De hecho, un testigo declaró haber visto sobre las seis de la mañana del pasado sábado al presunto agresor en la ventana esperando la llegada de Montse, y, sobre todo, si lo hacía sola o acompañada.

En el instituto armado también inciden en que el hombre no logró superar que Montse López decidiera, hace tres meses, poner punto y final a la relación. De hecho, según transcurren las horas, los investigadores tienen claro que este miércoles se situó en la ventana que da acceso a la calle, esperó a que la mujer abriese la sede de Unións Agraria y desconectara la alarma, para bajar. Eran las nueve de la mañana y no había nadie dentro del local. El hombre salió de casa, cruzó la calle y entró en el establecimiento. Allí se produjo una discusión «de forma muy fuerte», tal y como avanzó el mismo miércoles el delegado de Gobierno en Galicia, Javier Losada, e instantes después comenzó a acuchillarla. Una vez consumada la agresión, el hombre tiró el arma blanca al suelo y emprendió la huida. Justo al abrir la puerta de la sede se encontró de frente con una mujer, vecina de la parroquia vimiancesa de Serramo, a la que le espeto: «¡Lárgate de aquí!». Salió corriendo completamente ensangrentado y se subió a una Fiat Dobló de color blanco, tal y como aseveraron otros dos testigos.

Problemas renales

Por otra parte, Javier Miñones Trillo, de 41 años y fontanero de profesión, continúa ingresado en el Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña, donde permanece en planta. Al cierre de esta edición, no se le había dado el alta, por lo que, en la Guardia Civil desconocen cuando podrá comparecer ante la titular del juzgado número 1 de Corcubión. Javier Miñones sigue con problemas renales. Los médicos que lo atienden analizan las causas, pero todo apunta, en principio, a un excesivo consumo de pastillas, aunque no ha trascendido de qué tipo. Lo que sí ha trascendido es que estaba «excesivamente tranquilo» cuando fue localizando en el acceso a la playa de Os Muíños de Muxía, «en estado de shock y como ido», todo lo contrario a cuando fue identificado por los testigos saliendo de la sede de Unións Agrarias, completamente ensangrentado y huyendo a la carrera.

Por su parte, Montse López, continúa en estado grave, pero estable, en la uci del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago. Incluso su corazón parece estar respondiendo bien en las últimas horas, después de ingresar el miércoles en parada. En todo caso, continúa con respiración asistida y sedada.

Un homicidio en grado de tentativa: de 5 a 10 años de prisión

Mientras la Guardia Civil concluye el informe pericial para su remisión al juzgado, la investigación apunta en la actualidad a un homicidio en grado de tentativa. Según el Código Penal, el detenido en relación con estos hechos se enfrentaría a una pena de prisión de entre 5 y 10 años, toda vez que se le aplicaría un grado menos a la señalada por la ley para el delito consumado, es decir, de 10 a 15 años de prisión. En todo caso la instructora, Fiscalía y defensa deberán analizar, si hay, o no, atenuantes y agravantes.