Requisan 1.500 kilos de cocaína a 700  millas de Canarias con destino a Galicia

Javier Romero Doniz
Javier Romero VIGO / LA VOZ

GALICIA

Ángel Medina G.

Narcotransportistas de las Rías Baixas organizaban la descarga para un grupo de fuera

21 jun 2019 . Actualizado a las 22:25 h.

Operación Beluso: Sudamérica, cocaína, barco nodriza, telecomunicaciones, narcotransportistas gallegos que descargan el alijo y una organización superior, y con el capital suficiente, que escondida al final de la investigación negocia el precio y la forma de envío con los proveedores. Luego se transportaría para que, gramo a gramo, la acaben esnifando miles de narices en Galicia, España y, en este caso, centro Europa. El método es de sobra conocido. Vieja escuela. En este caso cayeron 1.500 kilos de polvo blanco gracias a la investigación internacional (Inglaterra, Francia, Portugal y Brasil) coordinada por el Grupo de Respuesta contra el Crimen Organizado (Greco) de la Policía Nacional en Galicia, la Fiscalía Antidroga de Pontevedra y el Juzgado de Instrucción número 4 de Vigo. Un terceto que ya encadena años coleccionando alijos millonarios y sacando de circulación a sus propietarios.

Basta decir que la operación Beluso sigue abierta para entender lo delicado del asunto. Lo primero es dar con la embarcación en el océano Atlántico (colaboran la Armada Española y el Ejército del Aire) que tenía que salir al paso del pesquero Apollo I, que escondía el perico en su bodega. Algún punto del Atlántico, entre Cabo Verde y las Islas Canarias, era el lugar del encuentro. Una aguja en un pajar de no ser por la información que manejaban los responsables de la investigación (facilitada en parte por Colombia a la Dirección Adjunta Operativa de la Policía Nacional). El Apollo I zarpó de Brasil (se desconoce el puerto de origen) y los tripulantes son todos de Belén, zona portuaria al norte del país y colindante con la Guayana Francesa, espacio especialmente efervescente por el trasiego de barcos cargados con más cocaína.

Fuga de agua

Ya a bordo, tras una simple inspección, un premio en forma de tonelada y media de cocaína repartida en 50 sacas de 30 kilos cada una repartidas en cinco palés. El barco, sin pabellón, con una vía de agua y muy deteriorado, fue abordado el jueves con autorización judicial. Lo asaltaron en alta mar, a 700 millas (1.300 kilómetros) de las Islas Canarias, agentes del Grupo Especial de Operaciones (GEO) de la Policía Nacional a bordo del buque Meteoro, de la Armada Española, y cubiertos en lo alto por el Ejército del Aire. Ya el domingo se tomó declaración a la tripulación arrestada, desde Vigo y valiéndose de la aplicación Skype, para ordenar el ingreso en prisión de los siete arrestados a su llegada ayer a puerto. «Todos conocían el fin de su viaje», aseguró el jefe de Greco Galicia, Emilio Rodríguez.

El Apollo I zarpó de Brasil para entregar el alijo a otro barco en un punto fijado previamente El valor que la mercancía pudiera haber alcanzado en el mercado, añade la Policía Nacional, resulta difícil de precisar, ya que su pureza, de entre el 80 y el 90 %, baja al 30 o al 20 % cuando llega al consumidor final, ya una vez cortada. Se matizó también que, a ese nivel de pureza, el kilo de cocaína se vende en la actualidad a un precio que oscila entre los 28.000 y los 30.000 euros. Basta decir que hace diez años el valor medio podía fijarse por encima de los 33.000 euros, lo que dimensiona lo sobrecargado que está el mercado debido a la sobreproducción que existe, principalmente en Colombia, tras la firma del tratado de paz entre las FARC y el Gobierno nacional.

El Ejército y la Armada buscan la embarcación fletada para recibir la mercancía Al cierre de esta edición no se había localizado el segundo barco en el Atlántico ni realizadas más detenciones, aunque todo indica que, en el caso de algunos investigados, todo es cuestión de tiempo al no estar localizados. Algunas de esos arrestos afectarían a la organización importadora, atribuyendo el resto a los narcotransportistas gallegos contratados para introducir el alijo en Europa. El hecho de que la investigación, iniciada hace poco, contase con información muy concreta sobre los planes de los investigados permitió dar con el alijo de forma precisa, lo que no está tan claro, aun conociendo a los actores, es en qué zona de la costa gallega pretendían descargar la droga. O si aún habría una última entrega a embarcaciones más ligeras y rápidas para completar el desembarco en tierra. Incluso no se descarta Portugal: «Manejamos algunas posibles zonas, nada concreto. A lo mejor más adelante se acaba sabiendo».

O Salnés

Sí se sabe, y es moneda de cambio habitual para desgracia de una comarca estigmatizada por el narcotráfico, que parte de la organización oriunda que se encargaba de la descarga tiene su origen y su infraestructura para trabajar en O Salnés. De ahí que no se descarten registros y detenciones en las próximas horas o días. Lo mismo puede ocurrir en más localidades de España. En el caso de la organización llamada a llenarse los bolsillos con la importación de semejante cantidad de coca poco se sabe, salvo que se expande por España, Europa y se relaciona con organizaciones del país para contratar su servicio y no mancharse las manos más de la cuenta durante el porte transoceánico.

Centroeuropa sería el destino final de la droga. A mayores, una parte, estaba llamada a quedarse en España y en manos de gallegos, a modo de salario por el trabajo hecho. Lo que está por ver es qué tipo de consecuencias acarrea este nuevo éxito policial, ya que la violencia entre este tipo de organizaciones criminales es moneda de cambio común para saldar las deudas millonarias que genera retirar del mercado semejantes alijos.

Dos incautaciones de coca y requisados tres millones de euros por blanqueo

Greco Galicia ya interceptó este año 340 kilos de cocaína que llegaron al puerto de Leixões, en Oporto, para ser trasladados posteriormente y por carretera a una empresa de fruta en Ourense. A mayores, también en el 2019, Greco Galicia interceptó un envío de pasta de coca por el puerto de Marín que sería reenviado posteriormente, y también por carretera, a un laboratorio que la organización tenía en Valencia para procesar la pasta y convertirla en clorhidrato de cocaína. Este mes, el día 8, se explotaba la última investigación contra el patrimonio de un nombre propio del narcotráfico en Galicia, Juan Carlos Fernández Cores, también conocido por O Parido. El balance incluyó el embargo de propiedades valoradas en tres millones de euros que se habrían comprado con el dinero de la coca que ganó O Parido, condenado por narcotráfico.