Las madres de más de 40 años en Galicia casi duplican a las que tienen menos de 25

Mónica Pérez Vilar
MÓNICA P. VILAR REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

La edad media para estrenarse en la maternidad aumentó 7,5 años en cuatro décadas

01 jul 2019 . Actualizado a las 06:49 h.

Montse, de 33 años, entra en la consulta de su ginecóloga. En un momento dado, la doctora le pregunta si ha pensado en tener hijos. «Aún soy muy joven», contesta ella. «¿Joven? Tú puede que sí, pero tus ovarios no», replica la especialista. Más de una gallega podría sentirse representada en este pequeño diálogo. Y es que, cada vez más, los expertos en Ginecología alertan a sus pacientes de la brecha entre la juventud social y la juventud biológica. «La esperanza de vida ha aumentado, pero, de momento, el reloj biológico del ovario se mantiene igual que hace siglos. Aunque la buena calidad de vida hace que el organismo de una mujer de 30 o 40 años funcione adecuadamente, que nos sintamos bien y jóvenes, para el sistema reproductor femenino la edad ideal siguen siendo los 23-25 años, que es cuando la fertilidad alcanza el 35 %. A los 38 ya ha bajado al 8 % y a los 40 años, al 2 %», explica María Graña, profesora de Ginecología y Obstetricia y directora del centro de reproducción asistida Zygos.

Advertencias aparte, lo cierto es que la edad media a la que las gallegas se convierten en madres por primera vez ha aumentado en siete años y medio en las últimas cuatro décadas. Si en 1978 las mujeres de la comunidad se estrenaban en la maternidad a los 24,12 años, en 1998 la edad ya había subido hasta los 28,46. El último dato del Instituto Nacional de Estadística (INE), correspondiente al 2018, revela que las mamás primerizas en Galicia tienen de media 31,67 años.

La última Encuesta de Fecundidad del INE (realizada con datos del 2018) revela que solo el 15 % de las gallegas que han sido madres lo fueron a la edad que consideraban ideal. De hecho, un 35 % de las que vieron retrasado su deseo de ser madres declara que le hubiera gustado serlo seis años o más antes. La principal razón alegada para posponer la maternidad más allá de lo planeado son los motivos laborales o de conciliación de la vida familiar y laboral (lo aducen una de cada cuatro), seguida de la ausencia de una relación sentimental estable y de las razones económicas. Esa misma encuesta también señala que un 15,5 % de las gallegas no desean ser madres. Para más de 101.000 mujeres residentes en la comunidad, la cifra ideal de hijos es 0. El porcentaje de quienes no incluyen la maternidad en su proyecto vital sube hasta el 19 % entre las consultadas que aún no han cumplido los 40 años.

«Un fenómeno social tan complejo es, por supuesto, multicausal», apunta Rosa Cobo, socióloga y directora del Centro de Estudios de Género y Feministas de la UDC. Antes que nada, esta experta señala que la mejora del nivel educativo de un territorio siempre va acompañado de una reducción en el número de hijos. Por otro lado, recuerda que el trabajo de cuidados y gratuito (atención a los mayores, crianza de los hijos...) recae mayoritariamente sobre las mujeres y apunta también a la influencia que una mayor conciencia crítica feminista genera sobre la sociedad. «Las mujeres saben que el cuidado de los hijos les va a tocar mayoritariamente a ellas y que eso obstaculiza sus carreras, por eso buscan lograr antes la estabilidad laboral y profesional», explica. Pero, sobre todo, Cobo apunta a las políticas públicas. «En este país las políticas de igualdad y conciliación están muy poco desarrolladas y eso es definitorio», asegura.

Más allá del retraso a la hora de tener el primer hijo, lo cierto es que la estructura de los nacimientos, atendiendo a la edad de las gestantes, ha cambiado. El grueso de los embarazos sigue produciéndose entre los 25 y los 40 años (en las dos últimas décadas esta edad acumula en torno al 80 % de los alumbramientos). Sin embargo, mientras que en 1997 uno de cada cinco partos tenía como protagonista a una mujer de menos de 25 años, los datos del Instituto Galego de Estatística (IGE) referidos al 2017 rebajan esa cifra a solo el 6,33 % de los nacimientos. De hecho, en esa misma fecha, el porcentaje de mujeres que dieron a luz pasados los cuarenta casi dobló al de jóvenes, siendo el 11,48 %. Veinte años antes, apenas representaban el 2 % de los partos.

El 95% de los hombres españoles de menos de 30 años no tienen hijos

El retraso en la edad de tener hijos no solo afecta a las mujeres. Según el Informe España 2018, en su capítulo dedicado al desafío de la baja fecundidad, los españoles han pasado de tener poco más de 30 años cuando nacía su primer hijo en los años 80 a una media de 34,2 años en el 2016. En esa misma fecha, los padres primerizos de 35 años o más eran el 47 %, y los mayores de 40, el 17 %.

En el 2018, la Encuesta de Fertilidad del INE optó por primera vez por incluir a hombres entre los entrevistados, apuntando que sus «aspiraciones reproductivas tienen también impacto directo en la fecundidad». Sus datos revelan que casi la mitad de los españoles no tienen hijos, y que por debajo de los 30 años, solo un 5 % ha sido ya padre. Además, casi el 16 % afirma que no quiere reproducirse. El estudio también apunta que, entre los que ya son padres, dos de cada tres habrían preferido serlo antes. Entre los motivos de ese retraso, el 29 % indica que no tenía una relación estable, el 18 % alude a causas laborales o de conciliación y el 17 % a causas económicas. Otro 15 % no se sentía preparado.