«Solo quiero que no le pase a nadie lo que a mí», dice la víctima del sobrino de Charlín

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

Cedido

La mujer agredida dice que tiene «muchísimo miedo» porque es gente muy peligrosa y reclama mayor protección policial

15 oct 2019 . Actualizado a las 07:51 h.

La envió al hospital dos días por un brutal paliza y le decía que la quería. Mientras la golpeaba por todo el cuerpo, lanzándole puñetazos y patadas, Francisco Silva Charlín, uno de los sobrinos del conocido narcotraficante Manuel Charlín, le gritaba: «No sabes la suerte que tienes de tener a alguien como a mí, que te quiera tanto». Le pegaba y al mismo tiempo le decía: «Un tipo como yo no lo encontrarás en tu vida». Ella solo lloraba y le pedía que parara mientras su hermana pequeña grababa el final de la agresión en el aparcamiento subterráneo del puerto coruñés.

La víctima quiso que la agresión no quedara oculta tras la puerta de la sala de un juzgado. No quiso que todo quedara solo en una condena, y tras pensarlo durante dos días decidió llamar a La Voz para que se hiciera pública la agresión, cediendo la grabación. «Lo único que deseo es que lo que me ha hecho a mí no se lo haga a ninguna otra mujer. Quiero que se sepa quién es ese hombre», repite una y otra vez la agredida, una víctima de malos tratos consciente de que acaba de denunciar «a una familia muy peligrosa».

Tiene pánico por lo que le pueda pasar a ella y a sus allegados, como a su hermana pequeña. Sabe que el juez impuso al agresor una orden de alejamiento, que cometería un delito si se acerca a ella, a su actual pareja o a sus hijos a menos de 200 metros durante los próximos dos años. Pero aun así tiene miedo a que la incumpla o envíe a alguien. «Esa orden no supone tener un policía en la puerta de mi casa. Y él sabe dónde vivo», dice.

También es consciente de la «obsesión» que siente Francisco Silva Charlín hacia ella desde que hace 5 años mantuvieron una corta relación, rota por ella al descubrir que «era de los Charlines». Cuando lo supo, lo dejó y desde ese día él no hizo más que intentar reconquistarla. Eso sí, sin violencia. La primera vez que le pegó fue el pasado fin de semana. Nunca antes. Y se arrepiente muchísimo de haber accedido a tomar algo con él. Porque de hecho, algo se temía, pues pidió a su hermana que los acompañara.

Francisco Silva aceptó sendas penas de un año de prisión por un delito de maltrato leve y otro de coacciones leves -la pena final impuesta fue de ocho meses de prisión por cada uno de los delitos, al aplicársele una reducción de un tercio por dictarse sentencia de conformidad-.