Promotores y autónomos apuntan a Ferrol y A Coruña como los concellos más lentos

GALICIA

EUROPA PRESS

La relación con los ciudadanos sigue atascada en numerosos trámites en los consistorios gallegos

19 ago 2019 . Actualizado a las 07:27 h.

La crisis económica del 2008 tuvo, a pesar de todas las dificultades generadas, un efecto positivo en la relación de las administraciones públicas con las empresas y profesionales que les surten de servicios. La Ley de Estabilidad del 2012 estableció como plazo máximo para el pago de facturas 60 días, y se rebajó ya a 30 desde el año pasado. Superar ese margen de manera reiterada habilita a Hacienda a retener la transferencia de fondos del Estado a las arcas locales y autonómicas morosas, con lo que el pago a tiempo se ha colocado a la fuerza entre las prioridades en la gestión pública.

Pero nada similar existe para que el contribuyente pueda exigir ser atendido igualmente en tiempo y forma ante la administración más cercana y receptora de sus solicitudes y pagos. La implantación de la ventanilla electrónica avanza, pero ni resuelve todos los casos, ni todos los contribuyentes comprenden o pueden acceder a su mecánica.

Promotores y autónomos, colectivos que mantienen una relación constante con la administración local, apuntan a los concellos de A Coruña y Ferrol como los que más demoras han venido generando en sus respuestas durante el mandato recién concluido. «El parón que ha sufrido hasta este nuevo mandato la resolución de licencias en A Coruña es injustificable y lo mismo en Ferrol», apunta Javier Garrido, presidente de los promotores inmobiliarios pontevedreses. «Han sido parones por una idea de ciudad de los que eran sus responsables municipales, no por cuestión de falta de medios o legales», apunta, añadiendo que pese a que Vigo y Ourense tienen sus planes urbanísticos suspendidos no han sufrido demoras semejantes. «Hay que tener un marco jurídico claro y no paralizar por cuestiones ideológicas una industria con un peso grande en el PIB de Galicia, porque si no hay confianza no hay construcción, y si no hay construcción hay paro», resume.

Álvaro Viqueira, secretario general de la organización de autónomos ATA Galicia, apunta a que las quejas más reiteradas han estado vinculadas al Concello de A Coruña y a la tardanza en la resolución de licencias en concreto. «Ha cambiado el gobierno y vamos a ver qué pasa», señala mientras aplaude que la declaración responsable que se ha habilitado en la mayoría de concellos para poder montar establecimientos sin esperar contestación municipal han aligerado los retrasos.

Las undécimas corporaciones de la democracia tiene ante sí el reto de resolver los cuellos de botella que aún generan sus ventanillas con la ciudadanía. Este es el mapa general de esos retrasos.

Vigo

Colas en la ventanilla. La lonja del consistorio vigués suele estar salpicada de colas, especialmente ante la oficina del padrón y la que surte de tarjetas para el transporte. Pero más allá de esas esperas, lo más complicado de resolver son las peticiones de ayudas de subsistencia y la renta de integración social. Hasta diez meses pueden demorarse. Dos meses tarda contar con una tarjeta de aparcamiento para discapacitados, tras fácil un año de demora en la Administración gallega para el reconocimiento de la minusvalía. Y una licencia urbanística, entre cuatro y seis meses.

A Coruña

Desde el año pasado por un sí. Más de la mitad de las licencias urbanísticas que visa el Concello fueron solicitadas el año pasado. El anterior gobierno municipal mejoró en la segunda parte de su mandato los tiempos de espera, pero el lastre aún se deja notar, como en las citas de las trabajadoras sociales, con una demora de 24 días, aunque en el 2015 era de hasta 70.

Ourense

Falta personal. Las filas de ciudadanos ante las ventanillas del consistorio son ya un clásico. Comisiones Obreras cifra en 21 los puestos que se necesitan cubrir para evitarlas. Democracia Ourensana, partido del nuevo alcalde, llegó a calificar de «intolerables» los retrasos en la tramitación de licencias urbanísticas.

Lugo

Año y medio de espera. Contar con solo dos arquitectos en la plantilla municipal es el argumento principal que aduce el gobierno local para explicar las demoras de año y medio a dos años que pueden sufrir las licencias urbanísticas, que aún pueden tardar más si se hacen desde zonas del rural o del casco histórico, jugando en este último marco también la lentitud con la que hasta ahora han venido resolviendo los servicios de Patrimonio de la Xunta.

Santiago

Retraso estructural. Las demoras burocráticas se han enquistado de tal forma en el Concello compostelano que el Foro Cívico, con una veintena de instituciones, asociaciones y colegios profesionales, ha planteado a los partidos de la nueva corporación hacer de su resolución uno de los temas estratégicos de la ciudad. La lentitud se califica de «exasperante» por los empresarios, y en especial en el ámbito urbanístico.

Pontevedra

Simplificar, un reto. Pontevedra no presenta cuellos de botella significativos en su relación con el ciudadano. Sin embargo, el gobierno local estima que aún debe mejorar y simplificar los trámites administrativos. La concesión de vados, sufre ahora el mayor atasco, de hasta tres meses.

Ferrol

Montañas de expedientes. Un empresario hostelero acumula año y medida de espera por el permiso para una terraza. El dueño de una barbería suma tres años aguardando por una licencia de obra para ampliar su establecimiento. Los funcionarios alegan que hace falta más personal y muestran las pilas de papeles como prueba de esa falta de manos. El área de Benestar Social llega a superar los dos meses para asuntos como la concesión de ayudas al alquiler.

Cabeceras de comarcas

En proceso de modernización. Vilagarcía y Ribeira no dan muestras de estrés burocrático graves, como tampoco Carballo, que prepara su gestión tributaria electrónica y simplificará su ordenanza fiscal, o Viveiro, aunque con el Plan General paralizado las licencias de obras pueden llegar a complicarse. En Lalín, la luz roja se enciende casi solo en esa área de la concesión de licencias. El Concello calcula que tarda seis meses, pero ciudadanos afectados duplican ese período y algún testimonio lo lleva a dos años. Monforte, donde se ha agilizado notablemente la concesión de permisos, cojea en la resolución de las licencias de apertura de negocios. Hay establecimientos que llevan cinco años esperando la licencia definitiva.

Internet ha cambiado el trabajo, el ocio, los servicios básicos y aceleradamente también la relación entre administración y administrados. Es un marco en el que caben centenares de trámites que los concellos van incorporando progresivamente y que en el Ayuntamiento de Vigo, el que presenta un catálogo de oferta de servicios electrónicos más amplio de Galicia, supera ya ampliamente el centenar de procedimientos que se pueden hacer desde casa. El portal municipal olívico registró 670.000 trámites en su sede electrónica el año pasado, además de dos millones de consultas efectuadas por 141.000 personas y 14.400 empresas, según los datos del propio consistorio. Dicha vía ha permitido ahorrar al Concello 1,5 millones de documentos y evitar 600.000 desplazamientos a la sede municipal, según los cálculos de sus responsables.

Centenares de trámites municipales ya se pueden realizar sin salir de casa

Pero qué se puede hacer desde un ordenador, un teléfono o una tableta en las ventanillas electrónicas municipales en lugar de desplazarse presencialmente a dependencias municipales. El abanico de opciones varía según el concello, pero en Galicia ya es posible, dependiendo de la localidad, presentar facturas; consultar expedientes; hacer inscripciones o pedir certificaciones del padrón; consultar actas de plenos, junta de gobierno o gerencias de urbanismo; solicitar servicios de asistencia a mayores; realizar denuncias; tramitar vados y tarjetas de aparcamiento; licencias de obra o registrar la apertura de establecimientos, entre otras.

Información realizada por: L.C. Llera, X. Gago, R. Novoa, M. Doallo, X. M. Rodríguez, M. de Dios, R. Martínez, L. Penide, C. López, S. G. Rial, A. Gerpe, O. Arca, L. Díaz y S. Corral.