Sin moción de censura no hay salida en Ourense

r. n. p. OURENSE / LA VOZ

GALICIA

Agostiño Iglesias

La alternativa al gobierno en inmensa minoría de Jácome pasa por un acuerdo global

20 sep 2020 . Actualizado a las 13:07 h.

La crisis de Democracia Ourensana y la ruptura del pacto de gobierno en Ourense entre Jácome y el Partido Popular ha llevado a la ciudad a un callejón de difícil salida. La única vía de escape, toda vez que el líder de DO ya ha dejado claro que hará de la resistencia su modo de gobernar la tercera ciudad de Galicia, pasa por una moción de censura. Partiendo de la base de que una urbe de 106.000 habitantes no puede estar gobernada por dos, o como máximo tres concejales, el resto de actores políticos de la corporación municipal tienen la obligación de sentarse a negociar un acuerdo con altura de miras, que dé respuesta a una situación excepcional. Para PP, PSOE, Ciudadanos y BNG quedarse de brazos cruzados viendo como Jácome se consume en la hoguera de la ingobernabilidad no es una opción.

Cada vez son más las voces llegadas desde ámbitos sociales, económicos y culturales que piden una reacción urgente para devolver la estabilidad a la ciudad. Roto el acuerdo entre Jácome y Baltar, la moción de censura se convierte en un paso inevitable para evitar que Ourense pierda otros tres años de gestión municipal.

El BNG lanzó una primera reunión esta semana para buscar una alternativa a Jácome y su gobierno de mínimos. La propuesta venía con las cartas marcadas desde el momento en que ya proponía una solución antes de sentarse: un gobierno en minoría del PSOE. El PP optó por no acudir a ese encuentro alegando que un partido minoritario no le iba a marcar la agenda y que se trataba de una propuesta «trampa» para hacerle un «cordón sanitario» a su partido. Ese veto popular a ni tan siquiera sentarse resulta difícilmente comprensible cuando sus siete ediles forman parte del problema, toda vez que hace algo más de una semana optaron por romper un pacto de gobierno que dejaba al alcalde contra las cuerdas.

Los populares —con el exconselleiro de Cultura y exalcalde de Ourense, Jesús Vázquez, como renacido portavoz— se aferran al mantra de que debe ser Jácome quien aporte la solución dando explicaciones de a qué destina el dinero que su partido recibe de fondos públicos y de donaciones o dimitiendo. Ese tiempo parece superado, ya que el alcalde de Ourense ha demostrado con palabras y con hechos desde que se quedó con el único apoyo de su teniente de alcalde, Armando Ojea, que no tiene pensado dimitir ni tampoco dar explicaciones.

La moción de censura, por tanto, es inevitable a no ser que el futuro que quieran el PP y el resto de partidos con representación en el Concello de Ourense para la tercera ciudad de Galicia sea un gobierno bloqueado y sin capacidad de decisión. Hasta el momento las únicas propuestas claras que hay sobre la mesa son las de los dos partidos con menor representación. A la lanzada por el BNG (2 concejales) de una moción de censura apoyada por todos los partidos para quitar a Jácome la alcaldía y dársela en minoría a Rodríguez Villarino (PSOE) se suma la lanzada por Ciudadanos, que se ha mostrado partidario de un gobierno de concentración con PSOE y PP de la mano. «Es una situación excepcional que requiere una solución excepcional», explicó el portavoz de la formación naranja, el expopular José Araújo. La primera de ellas tiene su punto débil en que devolvería a Ourense a un escenario de un gobierno sin la mayoría necesaria para lograr acuerdos que no pueden demorarse más, como la aprobación del plan de urbanismo. La segunda, resulta políticamente muy compleja.

Otras vías más clásicas para conformar gobierno pasarían por la tradicional división de la corporación en los dos bloques de izquierdas y de derechas. El formado por PSOE y BNG suma once apoyos que son insuficientes para dar estabilidad al gobierno, mientras que el que conforman PP, Ciudadanos y los ediles críticos de Democracia Ourensana llega hasta los trece apoyos. Podrían subir hasta catorce si finalmente el nuevo edil de la corporación, Telmo Ucha, da la espalda a Jácome. Es una opción que él mismo todavía no descarta a tres días de tomar posesión. Esos catorce votos no servirían para lanzar la moción de censura, toda vez que los cuatro de los críticos no son tenidos en cuenta por haber formado parte del gobierno, pero sí que tendrían valor para sacar asuntos trascendentales para la ciudad en el salón de plenos donde esa cifra de catorce concejales marca la frontera entre la mayoría y la minoría.

Más allá de cábalas, lo cierto es que los partidos que forman parte de la solución al problema que ha generado la ruptura del gobierno liderado por Jácome deben tener la suficiente altura de miras para no bloquear una salida consensuada y que cuente con un apoyo mayoritario para gestionar con soltura en el salón de plenos los temas más urgentes que tiene encima de la mesa la tercera ciudad de Galicia.

La división del PSOE

Tampoco debe pasar desapercibida la debilitada situación que vive el PSOE en la ciudad de Ourense, con cinco de sus nueve concejales que no respaldan a su líder Rodríguez Villarino, cuyo principal objetivo es alcanzar el sillón de mando que ahora ostenta el debilitado Gonzalo Jácome.

Quién es quién

Rodríguez Villarino, portavoz del PSOE

Lidera la lista más votada y ser alcalde es su reto. No tiene el respaldo de todo su grupo municipal.

Natalia González, viceportavoz del PSOE

Forma parte de los cinco concejales que no sigue los postulados de Rodríguez Villarino.

Jesús Vázquez, coordinador del PP

El exalcalde había tenido un escaso papel antes de la crisis, pero ha regresado a la primera línea.

Jorge Pumar, ex teniente de alcalde del PP

El hombre de confianza de Baltar en el Concello y el que más lidió con Jácome en el mandato.

Miguel Caride, portavoz de DO

Líder de los díscolos y fieles al PP, quieren recuperar el poder en la ciudad sin la tutela de Jácome.

José Araújo, portavoz de Cs

Exconcejal del PP, se muestra partidario de un acuerdo entre los dos grandes partidos.

Luis Seara, portavoz del BNG

El líder nacionalista propone que el PSOE gobierne en minoría y que el PP pase a la oposición.