La Xunta impondrá una revisión de las residencias para definir el nuevo modelo

La Voz

GALICIA

M.MORALEJO

Estudiará la cifra de usuarios por habitación o los vínculos con atención primaria

19 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Enfrentado a una pandemia, el sistema residencial gallego, como el español, ha evidenciado la necesidad de una reformulación que mejore la calidad de vida de sus usuarios y prepare a los centros ante situaciones extraordinarias como las que viven desde el pasado mes de marzo. En Galicia, la Consellería de Política Social ha comenzado a trabajar para definir un nuevo modelo de residencias que plantea como «máis participativo, consensuado e integrador». El Comité Asesor Sociosanitario, que se constituyó el 21 de diciembre, ha elaborado ya un primer informe sobre las claves que deben marcar el futuro del sector.

Ese nuevo modelo, dice el informe, debe sostenerse sobre tres pilares: el aprovechamiento de las potencialidades de la tecnología, que debe ponerse al servicio de la calidad de vida de los usuarios de los centros residenciales; la búsqueda de mejoras estructurales y arquitectónicas en los edificios; y el avance en la coordinación entre los servicios sociales y los sanitarios, que ya comenzó a ensayarse durante la pandemia.

Teniendo en cuenta todos estos aspectos, el comité considera necesario abordar una revisión profunda del sistema residencial, tanto en lo que se refiere a la tipología como a la cartera de servicios o a la estructura organizativa del personal. Y a partir de esa revisión, definir aspectos como el número máximo de usuarios por habitación, el tamaño de los espacios comunes o el modelo de integración con la atención primaria.

El nuevo modelo residencial, se apunta en el documento, debe establecer mecanismos que ayuden a los mayores a seguir viviendo de forma independiente en sus hogares el mayor tiempo posible y a seguir participando de la vida social en la medida de lo posible. A partir de esas premisas básicas, la recomendación del comité asesor pasa por elaborar un plan funcional en el que se revise la tipología de las residencias en función del perfil de usuario de cada una de ellas, que servirá para definir también la cartera de servicios básicos y complementarios que deben crearse.

Previamente, a la hora de decidir el reparto por áreas o la ubicación de una nueva residencia deben tenerse en cuenta factores como la población y su estructura por edades, o la elección de emplazamientos que favorezcan la integración de los usuarios.

El tamaño será otro de los factores que deben analizarse a la hora de elaborar el nuevo modelo. Este tendrá que revisar la superficie que deben tener los centros de mayores y asistenciales y el número de usuarios que pueden convivir en cada habitación. También apuesta por la incorporación de unidades diferentes para favorecer la atención a las personas, en función de su grado de dependencia o de la intensidad de los cuidados que necesitan. La dimensión de las áreas comunes y el número de usuarios que pueden compartirlas es otro de los puntos de debate, igual que la revisión de los espacios que deben dedicarse a atención sanitaria en cada centro o la introducción de criterios de accesibilidad o de humanización de los recintos para hacer más agradable y cómoda la vida de los residentes y del personal.

En todo caso, el propio informe recoge que se tendrá que establecer un período de tiempo para que los centros puedan adecuarse a los nuevos requerimientos.