Viajando en el AVE: diez años de obras recorridos en 40 minutos

Pablo González
pablo gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Pasajeros fotografiando la velocidad a la que circula el AVE en los monitores de a bordo
Pasajeros fotografiando la velocidad a la que circula el AVE en los monitores de a bordo VÍTOR MEJUTO

El tren circuló a casi 300 por hora por tierras gallegas, y por primera vez con un nutrido grupo de pasajeros. Los 128 kilómetros entre Sanabria y Ourense fueron un visto y no visto. En el tramo que se inaugurará el 20 de diciembre se han invertido 2.965 millones de euros

23 nov 2021 . Actualizado a las 16:18 h.

Las estaciones suelen estar en el corazón de las ciudades. La nueva terminal de alta velocidad de Sanabria, sin embargo, está en el corazón de la España vacía. Ahí es donde las autoridades y periodistas de Galicia esperan al AVE S-112 que trae a la comitiva de autoridades desde Madrid, con la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, al frente. No se trata en realidad de un viaje de pruebas, como insisten los anuncios oficiales. Apenas quedan pruebas por hacer en el tramo Pedralba-Ourense, cuya apertura a las circulaciones comerciales el próximo 21 de diciembre solo está pendiente de la autorización oficial de la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria. En realidad se trata de un viaje preinaugural, un aperitivo del que se realizará el 20 de diciembre con la presencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

El que sí llega a la estación de Sanabria es el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo. Y poco después aparece el AVE soñado en el punto de fuga de las vías, a una velocidad reducida para detener la marcha con comodidad en el arcén, donde espera el contingente gallego, en el que se nota una cierta ansiedad por la espera. Veinte años de anuncios y promesas, diez años de obras en uno de los tramos más complejos del nuevo ferrocarril europeo. Es normal que se suban a ese tren como si fuera una leyenda.

El AVE, el tren fetiche que alcanza los 300 por hora y que de momento solo llegará a Ourense, inicia la marcha a las 10.24 horas. En los paneles digitales de cada uno de los coches que componen el convoy aparece intermitentemente la velocidad a la que se circula. Inmediatamente, los viajeros —una curiosa mezcla de periodistas y cargos públicos— se agolpan ante la pantalla para fotografiar el hito histórico de los 300 por hora. Pero aún es pronto. El tren necesita un cierto tiempo de aceleración para alcanzar los registros máximos. Llega el primer túnel, el de Otero, y después el segundo, el de Puebla, que explica por qué la estación no se situó en la cabecera comarcal de Sanabria, sino en el vecino pueblo de Otero, dando lugar a titulares absurdos que destacaban que se había construido una estación de alta velocidad en un pueblo de 30 habitantes. En realidad, la estación dará servicio a una comarca con más de 7.000 personas y con un gran potencial turístico.

El tren circula al lado del cambiador de Pedralba, donde los Alvia modifican su ancho internacional por el ibérico para seguir por la vía convencional, una operación que a partir del 21 de diciembre se hará en Taboadela. Aquí comienzan los 119,4 kilómetros de alta velocidad que se inaugurarán dentro de un mes. Un trazado jalonado de túneles y viaductos que ha costado 2.965 millones de euros.

Velocidad máxima del AVE durante el viaje
Velocidad máxima del AVE durante el viaje p g

En ese momento el tren empieza a alcanzar velocidades inéditas para los gallegos, que hasta ahora solo conocían el ferrocarril de mediados del siglo XX, armándose de paciencia durante decenios. Poco después llega a los 288 por hora y más adelante se pone a 299. La cifra mágica de los 300 no se alcanza por la función de control del ERTMS sobre la velocidad del convoy. No le deja avanzar más allá, pero tampoco hace falta. El paisaje otoñal y frío de las montañas que separan Galicia de Zamora se sucede a una velocidad de cámara rápida, y vuelven los recuerdos de un primer visionado, ya lejano, del Maquinista de la General, de Buster Keaton. Apenas puede uno detenerse en los matices. Los pequeños pueblos llegan y se van. Y cuando hay algo que interesa aparece un túnel y vuelve el fundido en negro. En realidad, el viaje en el AVE gallego es más parecido al de un metro urbano. Entre Pedralba y Taboadela, el 60 % de esos 103 kilómetros se realizan bajo tierra. Los primeros túneles de gran longitud son los de Padornelo y el de A Canda, ambos con más de seis kilómetros. Y más adelante se llega al más largo, el de O Corno, en Laza, con más de ocho kilómetros y medio. Poco antes, el AVE atraviesa en un suspiro el hermoso viaducto de Teixeiras, un paso elevado que estuvo parado varios años y que marcó la cronología de la puesta en servicio de la línea. También pasó el tren como una exhalación por la nueva estación de alta velocidad de A Gudiña, en la que algunos echaron en falta algún tipo de ceremonia, pues es la única terminal de nueva factura en la línea de alta velocidad a su paso por Galicia.

El AVE en pruebas que estrenó la ministra de Transportes este pasado lunes
El AVE en pruebas que estrenó la ministra de Transportes este pasado lunes VÍTOR MEJUTO

La visión de un ingeniero

Uno de los ingenieros del ADIF que dirigió las obras durante prácticamente los diez años que duraron no podía disimular su satisfacción. «Ir en este tren al fin y pasar por estos túneles y viaductos... Cuando paso por ellos no puedo evitar recordar los problemas que tuvimos, las cosas que hubo que solucionar sobre la marcha», comenta. El ingeniero pide que agudicemos los oídos. Apenas se nota el paso de las ruedas por los raíles. «La alineación es perfecta, de las mejores de toda la red», dice. El tren parece que se desliza sin apenas rozamiento y solo se empieza a notar un cierto traqueteo cuando se supera el cambiador de Taboadela y el tren circula por el tercer hilo de la vía única provisional en el último tramo antes de llegar a Ourense.

El tren reduce aquí la velocidad sensiblemente, y en esos 17 kilómetros apenas supera los 80 por hora. El viaducto sobre el Miño anuncia la proximidad de la estación de Ourense. El AVE se para a las 11.04 horas ante una topera, pues las vías de ancho internacional no pueden ir más allá de momento. 128 kilómetros en 40 minutos, pero un largo camino para poder ir más rápido.