La Justicia, un permanente destrozo

Rafael Arangüena ABOGADO

GALICIA

Pancarta con la imagen de la ministra PIlar Llop exhibida durante una manifestación de los letrados judiciales.
Pancarta con la imagen de la ministra PIlar Llop exhibida durante una manifestación de los letrados judiciales. Daniel Gonzalez | EFE

30 mar 2023 . Actualizado a las 07:49 h.

Por fin parece que ha finalizado la huelga de los letrados de la Administración de Justicia (LAJ) Al final, los huelguistas han encontrado un punto de encuentro con el Ministerio y, previa subida de retribuciones económicas, se ha conseguido que estos abandonasen un pulso al gobierno echado sobre la espalda de los ciudadanos. Todo ello ante la puesta de perfil de un Consejo General del Poder Judicial que, cosa curiosa, ni ha estado ni se le ha esperado en este conflicto. Como operador jurídico, no puedo sino alegrarme de que la huelga haya finalizado y espero que entre todos seamos capaces de reparar el destrozo lo antes posible.

La reciente paralización de la Justicia, visto lo barato que sale, no augura nada bueno si el resto de los funcionarios judiciales deciden seguir el mismo camino para que les suban sus retribuciones. Ante esta lamentable realidad, creo que cada vez es más urgente sacar adelante el proyecto de ley de eficiencia digital del servicio público de Justicia, cuyo objetivo es la generación de un marco normativo para la digitalización de la justicia y que constituye la auténtica asignatura pendiente de un servicio público que hoy opera prácticamente igual que como lo hacía a finales del pasado siglo. Digitalizando por completo la mecánica judicial ya no será tan indispensable la fe pública de los LAJ, puesto que la inteligencia artificial lo hará aún con mayor eficacia; ni quedarán interrumpidas comunicaciones judiciales que, a estas alturas de la evolución informática, todavía dependen por completo del factor humano.

El que los operadores jurídicos sigamos dependiendo del papel para casi todo, no solo hace que el sistema sea lento e ineficaz sino que ralentiza por completo la impartición de una justicia que, si no es rápida, deja de serlo. Si la Agencia Tributaria Española es una de las más y mejor digitalizadas de Europa, llama la atención que no sepamos hacerlo mejor con la justicia. Creo que va siendo hora de que la justicia española entre en el siglo XXI, o la permanente sospecha de que es algo que no interesa terminará por convertirse en evidencia.