Reconoce su compromiso con Galicia y la vocación de servicio público
25 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El catedrático emérito de Economía Aplicada en la Universidade da Coruña y presidente de la Xunta entre 1987 y 1990 Fernando González Laxe (A Coruña, 1952) ha sido galardonado con el LXVII Premio Fernández Latorre. Una distinción creada hace 67 años en memoria del fundador de La Voz de Galicia, Juan Fernández Latorre, con la que se reconoce a personalidades de todas las áreas de conocimiento por su contribución a Galicia a lo largo de su trayectoria, profesional o personal.
El Patronato de la Fundación Santiago Rey Fernández-Latorre, constituido en jurado para fallar esta edición del premio, se reunió el 26 de junio en A Coruña y acordó por unanimidad concedérselo al político, investigador, profesor y divulgador. El jurado valoró en el fallo su compromiso con Galicia y la vocación de servicio público que han definido su trayectoria en ámbitos tan diversos como el ejercicio de cargos públicos, la investigación, la docencia y la divulgación. «Su dilatada trayectoria política se benefició en todo momento de su formación universitaria», se lee en el acta del galardón, dotado con 10.000 euros.
González Laxe accedió a la presidencia de la Xunta en el año 1987, con tan solo 35 años. Está considerado como uno de los mejores especialistas económicos sobre el sector pesquero y uno de los más prestigiosos analistas de las dinámicas sociales y económicas de Galicia. Es una voz autorizada y asidua para desgranar esos temas en los medios de comunicación, también en las páginas de La Voz de Galicia, donde sus tribunas y artículos de opinión aportan a los lectores argumentos para reflexionar.
Doctor en Ciencias Económicas, actualmente es catedrático emérito de Economía Aplicada en la Universidade da Coruña, en la que impartió su última clase el 10 de mayo del 2023, después de 48 años vinculado a la docencia universitaria y formando a nuevas generaciones. Aquel día, sus alumnos destacaban la vocación de un profesor que «no estaba allí por estar», agradecidos por no haberse sentido nunca uno más en sus clases. Por ese trato cercano, amable y siempre predispuesto.
Fernando González Laxe mantiene su actividad investigadora y divulgadora, como muestra la publicación el año pasado de su último ensayo, Nuevos tiempos modernos. Ideas para una sociedad post-industrial.
El jurado de esta sexagésima séptima edición del premio estuvo integrado por Lois Blanco Penas, presidente de la Fundación Santiago Rey Fernández-Latorre; Roberto L. Blanco Valdés, vicepresidente; Manuel Areán Lalín, secretario, y José Arnau Sierra, Salomé Fernández-San Julián Martínez, José Luis Vázquez Mariño y Luciano Vidán Martínez como patronos. También lo constituyeron el director de La Voz de Galicia, Xosé Luís Vilela Conde, y el de la Fundación, José Francisco Sánchez Sánchez, también patronos.
Una firme vocación de servicio público desde la política y la ciencia
m. b.
Enamorado de los rincones de A Illa de Arousa y de su condición de abuelo, de la trayectoria de Fernando González Laxe pueden decirse muchas cosas. Pero por encima de todo, destaca su inquebrantable condición de servidor público. Así se distinguió en su carrera como político —presidente de la Xunta entre 1987 y 1990— y en su prolífica labor como investigador científico y profesor universitario, siempre enfocada a analizar los problemas económicos de Galicia y a ofrecer soluciones. Discípulo académico de Xosé Manuel Beiras, Laxe dejó de pisar la moqueta bien joven, sin estridencias, sin apenas ruido, consciente de que había terminado una etapa para empezar otra, más longeva y gratificante. Pero su corta trayectoria institucional evoca a una estirpe de políticos hoy casi extinguida: acabada la dictadura, todo estaba por construir y se abría un horizonte lleno de expectativas, en el que los políticos debían estar a la altura del momento y llegar a acuerdos para no defraudar a una sociedad que exigía y necesitaba cambios.
Laxe fue uno de ellos. Hace ya más de dos años, daba su última clase en la Universidade da Coruña. Ponía así fin a una larga trayectoria docente, de casi medio siglo. Además de alumnos, allí estaban los que habían sido algunos de sus compañeros y admiradores. Marcadamente optimista, reacio a mirar al pasado y siempre convencido de que lo mejor está por llegar, Laxe ofrecía una última e impagable lección. «Galicia está bien en salud y en preparación tecnológica, pero mal en tamaño de mercado, sofisticación de negocios e innovación», dijo. Una frase que resume algo por lo que se ha distinguido siempre: una independencia que le ha permitido ser escuchado cuando advierte de los problemas y apunta a las oportunidades. Sin miedo a generar incomodidades ideológicas. Con las estanterías de su casa llenas de ejemplares, con la inquietud del saber siempre intacta, Laxe se ha afanado todos estos años por remar a contracorriente y por convencer a sus alumnos de que abrir un libro es siempre abrir una ventana al mundo.