La oferta gastronómica prémium se muda: Ourense, Ferrol y entornos rurales como Cariño se afianzan como puntos clave donde disfrutar de la mejor cocina gallega

Laura G. del Valle

«Empiezo a estar algo cansado de tanta influencia asiática y sudamericana en la cocina gallega». Pepe Solla fue el primero que contestó a La Voz a la hora de sondear qué deparará esta nueva temporada gastronómica a la comunidad. Y como profetizando por dónde irán a partir de ahora los tiros, su hartazgo dio en la diana de lo que traerán a Galicia los restaurantes que acaban de abrir, o que lo harán en breves. El chef de Casa Solla, sin ir más lejos, tiene prevista la apertura de La Radio (Santiago) para mediados de octubre. Pero no es el único que está al borde de un ataque de nervios este mes.

Umami (Ourense)

«Esperamos poder abrir el próximo fin de semana, pero si no, en cualquier caso, será muy pronto». José Luis Fernández, chef de Tapa Negra (Ourense) está expectante ante su nuevo proyecto, en el que ya adelanta, tendrán un gran protagonismo la brasa y las cocciones a baja temperatura. Respecto a los productos estrella menciona una carne de Roxa D’Ouro —referencia premiada en el mundial de carne de Dublín—. Pero también contará el restaurante, de marcada impronta industrial, con platos de cordero, mariscos y mucha hortaliza. El precio medio rondará los 50 euros.

Marea (Cariño)

Desde hace dos meses Cariño es punto de referencia foodie gracias a Marea, el restaurante que regenta Cristian Santiago Breijo. Tras haber pasado por Casa Marcelo y Alborada decidió abrir un local de cocina de vanguardia en un lugar alejado de estos menesteres. Por el momento, el plato más demandado es «una caldeirada de raya que tiene la particularidad de que está curada: se hace como el salmón noruego». Con un coste medio de 20 euros, teme la factura que pueda pasarle el invierno. Por eso también prepara comida a domicilio. La línea a seguir sigue la tónica del nombre: «Ensalzar el producto del mar; esto es un pueblo pesquero y de conservas y hay que respetarlo».

La Greca (A Coruña)

Marcos Míguez

Un nuevo local a la altura de la demanda. «Tiramos un tramo muy largo de barra porque nos dimos cuenta de que la gente viene aquí a comer y a cenar». Lo que empezó siendo un gastro-bar ha acabado derivando en un restaurante hecho y derecho. Eso sí, con ese toque que recuerda al concepto del hygge danés. A los amantes de este local, Alma García, copropietaria, les garantiza, desde octubre, «setas, algún plato de pescado crudo, alubias y mucho primero de cuchara».

 La Radio (Santiago)

Se trata de su propuesta más informal. En el conocidísimo local La Radio abre Pepe Solla a mediados de octubre su nuevo establecimiento. Pero lo advierte: «No va a ser otro Casa Solla». Es más, entre las referencias con las que contará el restaurante —que comparte zona con Lume (Lucía Freitas) y Abastos 2.0— menciona empanadas y caldeiradas. La música, por cierto, va a tener un papel fundamental.

Sinxelo (Ferrol)

Estevo Barros

«Un bar que da comida». Es como define Adrián Pérez su local, que desde que abrió funciona como un tiro. Con un precio medio de 25 euros, garantiza producto de temporada. Eso sí, no puede decidirse por un plato estrella por la simple razón de que cambian la carta cada dos o tres días. Aún así, está especialmente orgulloso de un solomillo de cerdo ibérico con pisto y mojo rojo. Este plato es una muestra del tipo de cocina que se encuentra el cliente una vez entra en el local. Como spoiler, para el frío invierno, promete romperse los sesos creando «caldos y guisos; en Sinxelo nos encantan».

O Mercado (Pontevedra)

Un lavado de cara. De la «merluzoteca» a la «polboteca» pasando por Na Pola, un puesto especializado en platos con pollo. El espacio gastronómico de la Praza de Abastos de Pontevedra es música para los oídos de los amantes de la cocina. Y también de la sostenibilidad, pues se trata de un área que apuesta por el producto local, de ahí que la carta de la mayoría de locales sea muy reducida. Según explica Andrés Lago, al cargo de Na Pola, «queda darle un impulso al mercado entre semana, pero viernes y sábado se abarrota». Es normal, porque hay opciones para todas las edades y para todos los gustos: hasta los amantes de los encurtidos tienen aquí su rincón para disfrutar.