¿Trabajas de ocho a tres? ¿Tienes turno de noche? Lo que debes comer según tu horario de trabajo

Laura García del Valle
Laura G. del Valle REDACCIÓN / LA VOZ

SABE BIEN

Qué se come es tan importante como cuánto y cuándo. Dos especialistas explican por qué ser disciplinados con las horas de las comidas es fundamental para prevenir enfermedades y, desde luego, para mantener la báscula a raya

21 oct 2020 . Actualizado a las 13:28 h.

Antes de entrar en concreciones, Ana Golpe hace una apreciación que hará reflexionar a más de uno: «Con frecuencia veo en consulta a pacientes con obesidad mórbida que incluso antes de que me contasen su caso ya podía intuir un error habitual: no comían nada entre la cena y el mediodía siguiente». Es fácil confundir el ayuno intermitente, tan en auge en la actualidad, con saltarse comidas a la ligera, según explica esta nutricionista. Y el tema no es pecata minuta. Cuando el descontrol entra por la puerta, los kilos salen por la ventana. Sobra decir que la situación actual no invita especialmente a la calma y esto trae consecuencias; muchas de las cuales nacen y terminan en la alimentación. Uno de los problemas que se ha acentuado durante la pandemia es el caos a la hora de mantener horarios estables con las comidas. Las rutinas se han puesto patas arriba y es más que complicado hacerlo bien. Muchas veces porque no sabemos ni lo que eso significa. Dos especialistas ponen cordura y explican qué, cuánto y cuándo comer según el tipo de vida que llevemos.

«He comprobado que las pautas que le doy a una persona que desayuna a las siete de la mañana, para bajar de peso, no sirven para una que lo hace a las once, por ejemplo. Y esto se debe a que el comportamiento de la mañana influye en cómo comemos a lo largo del día», aclara Golpe. Así que separa el grano de la paja y empieza mencionando la rutina de aquellos, muchos, cuyo trabajo les obliga a estar en la oficina de 8.00 a 15.00 horas. «Si desayunas sobre las siete lo mejor es llevar un tentempié para la media mañana y preparar un táper para el trabajo. Sé que a mucha gente le da pereza y prefiere comer luego en casa, pero lo que suele ocurrir es que comen a las cuatro de la tarde, están cansados para cocinar y se alimentan peor que si se hubiesen llevado un plato saludable al trabajo». Importante para estas personas: no cenar más tarde de las diez, y ligero. Para los que trabajan de 9.00 a 18.00 horas en jornada intensiva, la pauta es prácticamente la misma aprovechando, si pueden, la oportunidad de comer temprano.

A los escépticos, Golpe les aclara que «los ritmos circadianos funcionan de una manera determinada y no se adaptan a nuestros horarios, por mucho que nos empeñemos. Llevar un desorden extremo con estos horarios, además de fomentar la ansiedad y el estrés, puede favorecer la aparición de enfermedades del corazón y el aumento de los niveles de colesterol».

Fátima Branco incide, y mucho, en el tema de las cantidades. «Si podemos comer a la una y media o a las dos, nos podemos permitir más cantidad que, si por lo que sea, tenemos que hacerlo a las cuatro». Respecto al tipo de comida, mantiene que puede ser la misma, solo varían las porciones. «La ración del tamaño que sea, debería incluir proteína, carbohidratos y verdura», especifica.

Golpe hace una parada en la conversación para aquellos que por imperativo laboral, o por no cocinar, comen fuera de casa. «Cada vez es más habitual que los trabajadores preocupados por su salud pacten con restaurantes donde suelan comer, un menú o unos platos. Y es una buena idea si en los locales lo permiten o tienen una variedad de platos saludables donde elegir».

¿Qué pasa con aquellos que tienen turno de noche? Por supuesto, es el caso más complicado, pero para ellos también hay una solución. Ambas expertas coinciden en que si te levantas cerca del mediodía lo mejor es directamente almorzar, el desayuno es cosa de otro momento. «Yo haría una comida ligera y aprovecharía para cenar fuerte antes de ir a trabajar. También tomaría un tentempié como un sándwich en medio de la noche y antes de acostarme, por la mañana, me inclinaría por algo tipo una compota de manzana casera, pero no haría un desayuno con cereales o tostadas antes de dormir», comenta Golpe.