Xusa Sanz, experta en nutrición para mujeres: «No se puede comer lo mismo en la edad fértil que en la menopausia»

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Enfermera y especialista en alimentación con perspectiva de género, reivindica que «por sus niveles hormonales, a las mujeres no se les puede tratar igual que a un hombre»

08 mar 2022 . Actualizado a las 19:36 h.

Abordada desde cada vez más perspectivas, y objeto de interés de buena parte de la sociedad desarrollada, sorprende (pero no demasiado) que la perspectiva de género aún no esté realmente implantada en este terreno. Para revertir esta situación, el Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionales de la Comunidad Valenciana ha organizado un curso de 35 horas para, de forma divulgativa, explicar que las diferencias biológicas que existen entre hombres y mujeres deben tenerse en cuenta desde la consulta de un profesional. Xusa Sanz, enfermera, experta en nutrición, y directora de estas jornadas, dedica parte de su tiempo a ayudar a mujeres a mejorar su alimentación en función del momento vital y los cambios hormonales que estén experimentando. 

«¿No somos los que comemos? Pues no tiene sentido que comamos lo mismo en la edad fértil que cuando aparece la menopausia, ni debería seguir la misma dieta una mujer con amenorrea que una con ovarios poliquísticos; sin embargo, tampoco hay unos alimentos concretos que se puedan recomendar de forma generalizada y por eso hay que tratar cada caso en concreto, pero como la perspectiva de género no consigue arrancar en este campo hay pocos especialistas y poca preocupación, de forma generalizada, por este tema».

«Según los cánones, las mujeres tenemos que ser guapas y delgadas, y conseguir esto sigue siendo el principal interés. Sin embargo, las alteraciones hormonales afectan al día a día de miles de mujeres, y con un cambio de alimentación pautado pueden mejorar, por ejemplo, muchas amenorreas». Explica Sanz que la pérdida de menstruación es, precisamente, el problema que más ve en consulta y que, en un buen número de casos, las chicas que dejan de tener la regla sufren lo que ella entiende como «la paradoja de la amenorrea». «Suele darse en mujeres que se alimentan excesivamente bien, entendiendo esto como personas que llevan una dieta muy restrictiva y que, además, empiezan a entrenar mucho. Se produce un desequilibrio interno y, por decirlo de algún modo, la energía se desvía hacia la superviviencia suprimiendo procesos secundarios, y la reproducción tiene unas exigencias energéticas brutales. De este modo ocurre que personas que nunca han tenido problemas de salud queriendo ser exigentes con sus rutinas se encuentran con esto, porque no se dan cuenta de que solo están haciendo bien las cosas de cara a la galería».

Un elefante en la habitación

Si se habla de desconocimiento, en este ámbito es inevitable mencionar la menopausia, el elefante en la habitación del cliclo vital de una mujer. Como advirtió Sanz en la presentación de este curso, los niveles hormonales y la presencia de ciclo menstrual puede condicionar las elecciones alimentarias de las mujeres, y cuando llega la menopausia el cuerpo sufre unos cambios tan abruptos (por dentro y por fuera) que la mujer debería entender que es fundamental cambiar la alimentación respecto a la etapa fértil. «Es importante que un especialista nos ayude a ver cuáles son ahora nuestras necesidades, tanto para compensar las consecuencias internas de este proceso como para afrontar las físicas, porque en este momento empieza a acumularse una mayor cantidad de grasa en la parte central, por eso y porque aumenta el riesgo de problemas cardiovasculares y los huesos se debilitan, es importante aumentar el movimiento».

La endometriosis, el síndrome de ovario poliquístico o la dismenorrea pueden ser también abordados desde un punto de vista nutricional por tratarse de cambios hormonales. No obstante, muchas veces son estas alteraciones las que parecen tener la culpa de cuestiones tan curiosas como los antojos, que suelen ser un síntoma del síndrome premenstrual y de un embarazo. No obstante, esta experta mantiene que se trata «en cierto modo, de constructos sociales». Lo explica: «El deseo de comer algo concreto cuando se produce un cambio hormonal, es innegable que tiene un componente cultural por el tipo de alimentos que apetecen. De todos modos, es cierto que suelen quererse alimentos grasos. Pasa con el chocolate porque con la menstruación, en la segunda fase del ciclo aumenta la resistencia a la insulina y baja la serotonina; comer este tipo de alimentos es una método de compensación».