Más dudas que certezas en Balaídos

La Voz VIGO

GRADA DE RÍO

XOAN CARLOS GIL

El Celta, con mucho balón y poco peligro, vuelve a empatar y se deja el Quinocho en los penaltis

10 ago 2017 . Actualizado a las 00:45 h.

El debut en casa del Celta en esta pretemporada no cambia el panorama. Mucha posesión, pocas oportunidades por falta de fluidez y velocidad y facilidades en defensa. Como consecuencia, un empate más, el tercero consecutivo, que en este caso llevó a los penaltis, en donde el Udinese se mostró más certero (2-3) para llevarse el Memorial Quinocho. Aunque más allá del resultado, lo peor es que la contienda de presentación no arroja demasiado puntos de luz a poco más de una semana vista del inicio liguero.

Tan metodológico quiere ser el Celta de Unzué que no busca ningún atajo. En el primer tiempo ante el Udinese el cuadro vigués monopolizó el esférico ante un rival encantado de vivir por detrás del balón, pero ese control casi absoluto de partido apenas se tradujo en ocasiones reales. Los golpes vigueses al rival italiano llegaron a cuenta gotas, con un par de genialidades de Iago Aspas, que continúa en la banda derecha. En una de ellas, casi sin ángulo, el moañés envió el balón al larguero. Antes buscó una delicatessen con un taconazo.

Más certero estuvo Maxi Gómez, que marcó en su estreno en Balaídos, tras un buen control y fusilando casi a placer al portero rival al filo del descanso. El uruguayo, igual que Lobotka y Jozabed, los tres fichajes hasta el momento, formaron parte de un once cuyo esqueleto principal destila cierto ahora a titularidad de cara al inicio de curso.

Como en el resto de la pretemporada, el equipo buscó en todo momento sacar el balón jugado desde el área propia, con Lobotka, jugándose el tipo en su presentación ante tres rivales dentro en el pico de su propia zona. A nivel defensivo el Celta apenas sufrió, pero sí permitió una llegada franca sin remate y un tiro cruzado de Balic que salió fuera por poco. La falta de consistencia volvió a quedar en evidencia una vez más.

En el segundo tiempo comenzó la rueda de cambios y por momentos el Udinese parecía dispuesto a estirarse, pero fue el Celta quien siguió con el balón en sus pies, aunque con similar bagaje ofensivo y un ritmo demasiado lento que permitía al rival replegarse. Un centro de Iago Aspas que no remataron ni Maxi ni Pione Sisto fue el lance más claro en muchos minutos. Hjulsager, que de nuevo ejerció de extremo izquierdo, también sacó un buen centro que en este caso el moañés no pudo aprovechar. En la recta final y después de que Unzué completase los cambios, Cabral remató con intención un córner botado por Wass.

A falta de cinco minutos, el Udinese encontró el empate en una de sus contadas llegadas. Rubén Blanco rechazó el remate en primera instancia de De Lima, que acabó marcando a placer.

Con el tiempo cumplido Wass pudo marcar el segundo con un duro disparo desde fuera del área pero el balón salió rozando el palo, lo que llevó al Memorial Quinocho a los penaltis.

Y desde los once metros el cuadro vigués tampoco tuvo su mejor día. Fallaron Tucu Hernández, Cabral y Guidetti y el Udinese terminó por llevarse el trofeo con tres aciertos. La guinda a una presentación en casa que arroja más dudas que certezas.